jueves, 22 de octubre de 2015

Hombre Gay Casado Busca Barcelona (2 de 5)




Pues resulta que a veces llegaba del curro muy agotado y en vez de ir a patear las calles de Barcelona e irme de bares, me iba directo a ducharme en el piso, cenar, ver alguna peli y dormir. Por lo general  la típica rutina de quien trabajo duro en horario de oficina en este puto país.
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En algunas ocasiones, especialmente los viernes, si salía muy agotado del curro me iba a alguna Sauna como la Condal o la Bruc, y aunque no me creáis, no iba en plan de folleteo. Mi rutina suele ser: una vez después de duchado, entrar en a la sauna de vapor, alguna vueltecilla, de nuevo a las duchas y después a casita. Cuando me voy de saunas me gusta dedicar entre cuatro y tres horas. Hay que dedicar tiempo a la cacería y hacer cazado.  Debo Si se me pone fácil hacer alguna mamada o alguien me quiere comer el rabo, pues, ¡adelante! ¿Cómo desdeñar cosa alguna? reconocer que si hay algo de acción en el camino soy incapaz de desdeñar las maravillas que la Providencia pone en mi sendero.
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En esta oportunidad, llegué al piso. Me duché. Me preparé una cena muy baja en calorías tal cuál como mi médico me recetó. Alimentos bajos en calorías y pollas bien calientes, recuerdo que pensé cuando me extendía la planificación de mi nuevo régimen alimenticio.
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Después de la frugal cena destapé una cerveza, encendí el televisor y me conecté al Grindr. Desde hacía varias semanas, cuando repetía este ritual, me aparecía en Grindr un tío que por su ubicación tendría que estar en el mismo edificio que yo. Supongo que siempre nos veíamos, pero ninguno se atrevía hacer el contacto respectivo. Él no pone su foto, yo tampoco. Pero esa noche, me escribió.
(Continuará)

jueves, 8 de octubre de 2015

Hombre Gay Casado Busca Barcelona (1 de 5)




Como quizás he mencionado antes y quizás lo mencionaré reiteradamente, es parte de mi “política sexual” no involucrarme con vecinos/as por aquello de tener mi propio espacio y no verme liado en algún momento. Igualmente, no me gusta invitar a tíos/as que consiga de paso. No me gusta que sepan dónde vivo y no me gusta que se conviertan en amigos de mis vecinos, por lo cual mantengo todo a mucha distancia. Saunas, una que otra zona de cruising, en su momento las mamadas gloriosas del Cine Duque de Alba o Tirso de Molina eran mis lugares rutinarios para pasarla bien.
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Con mis vecinos de Madrid tengo una vida muy afable. Compartimos en el bar que está justo al frente de nuestro piso. En Navidad siempre organizamos una cena entre nosotros y en verano siempre compartimos par de semanas bien sea en Alicante, Málaga o las Canarias. En primavera y desde que yo tomé la rutina de hacer footing, nos inscribimos juntos en algún maratón en Aranjuez, Cercedilla o Ávila. Somos, si quiere interpretar de esa manera, una gran familia. Sorpresivamente casi todos rondamos las mismas edades, alrededor de 35 – 45 años, salvo una chiquilla que vive en Planta Baja cuya edad ronda los 24 años. Muy maja. Muy coqueta. Con ganas enormes de follármela, pero como es mi “política-sexual” no inmiscuirme con vecinos, la verdad que ni me acerco con perversas intenciones. La verdad ella tampoco hace esfuerzo, así que tenemos una relación muy afable.
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Pero  en mi piso en Barcelona, el cual fue alquilado por la compañía para la cual trabajo, rompí esa regla algunas veces. Realmente la rompí dos veces. La primera vez con Madeleine, tía guapa que conocí en Barcelona con quien tuve una noche de desenfreno sexual y un vecino-gay-pasivo que lo contacté por Grindr y nos pusimos de acuerdo para una mamada.
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¡Y qué mamada!
(Continuará)