jueves, 30 de junio de 2016

¡Hola! Soy Carmelo… ¡de Madrid! (The only crime is getting caught) Parte 2




Carmelo rondaba entre los 54 y 60 años de edad. Era mucho más alto que yo, calculo que 1,86 o casi los 1, 90 metros. ¡Un oso! ¡Gigante! Una barriga enorme. Todo el cuerpo lleno de abundante pelo, menos la cabeza, era completamente calvo. Una enorme y cerrada barba negra con abundantes bellos blancos. De su peludo pecho solo destacaban los enormes pezones rozados que le daban un cierto aire especial.
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Lo llevé directamente a una de las cabinas con colchonetas y allí, frente a frente, nos quitamos las toallas y comenzamos a magrearnos las pollas. Era muy gracioso que su polla no se veía de la enorme barriga que tenía el tío. Sin embargo, pude sentir una buena polla, bastante gruesa, de envergadura normal tirando a pequeña, pero era quizás una sensación psicológica, pues la barriga de este tío era enorme en verdad.
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Nos tumbamos en la colchoneta y comenzamos un 69 muy suave y tranquilo. Ya teniendo la polla de Carmelo en mi boca, pude apreciar que era grande y gorda, con un glande bien destacado, pero su barriga era tan enorme que era incómodo para mí mantenerme mucho tiempo en esa posición. Acaricié sus bolas y estaban rasuradas. ¿Qué clase de tío es éste que se rasura sólo las bolas? Pensé. Pero me dejé llevar y acaricié un poco su culo. ¡Eso sí me sorprendió! ¡Tenía demasiado pelo en el culo! Además era graciosa la textura, los pelos del culo eran más gruesos y duros que el resto del cuerpo.
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Por su parte, Carmelo sí que sabía mamar polla. Se metía mi polla por completo. Luego se la sacaba de la boca y me masturbaba suavemente mientras me pasaba la lengua por el glande. Toqueteó mis bolas mientras me acariciaba el culo. Trató de meterme un dedo, pero le dije que me diera tiempo, que necesitaba relajarme un poco más. La verdad, es que la posición me estaba cansando la espalda. Y hablando de espaldas, la de Carmelo estaba llena de pelos.
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¡Fóllame! Me dijo. ¡Madre mía!, pensé, yo que quería ser de pasivo hoy y me toca jugar de activo. Bueno, ¿Qué se le puede hacer? Mi verga estaba dura. Me levanté y me puse lubricante en el pene con una mano, mientras que con la otra, le iba preparando el ojete a Carmelo. Me pareció gracioso, porque era tan espeso los pelos de su culo que por un momento pensé en que necesitaría una podadora electríca o quizás dinamitarle el culo. Una vez con el condón puesto, comencé a penetrarle. Carmelo se quedo boca arriba con sus enormes patas mirando al cielo. No había duda. El tío era un verdadero oso. Aproveché la posición para acariciarle sus enormes muslos y sus duras batatas.
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Entrarle por el culo no fue fácil. La maraña de pelos era tal y la dureza de los mismos tan fuerte, que apenas acerqué el glande, sentía un verdadero cosquilleo en la punta de mi pene. Cuando follo con condón suelo sentir mucho menos que cuando follo sin él. Es por es que prefiero una buena mamada o unas pajas, pues me permite sentir a plenitud el contacto con el otro. Pero en esta ocasión, el rose de los pelos de Carmelo me sobre-excitó y pasaría lo que no quería: me correría pronto. A todas estas, debo recordar que el 69 fue extraordinario. Carmelo sabía cómo mantener el glande en su boca mientas estrangula la base del pene para contener la sangre y retardar el orgasmo y así prolongar el placer. ¡Vaya que sabía!
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Una vez adentro y después de varios mete-saca, tuve que anunciarle a Carmelo que me corría. Que me iba a correr, macho. Le pregunté que cómo quería que me corriera, porque hay tíos que les gusta que uno se corra en su pecho, en su barriga, que uno se pajeé mientras el tío ve, o algunos quieren tragarse la leche y tener un buen recuerdo dentro de ellos de la calidad de la mamada. ¡Córrete adentro, macho! Me dijo. ¿Tienes el condón puesto, no? ¡Claro! Le dije. Y no había terminado de decirlo cuando me agarré fuertemente de sus piernas y dejé mi pene dentro de su culo mientras me corría. Carmelo se estaba pajeando y sentía cómo me ayudaba a mi cipote a tener placer mientras él apretaba su culo de manera intermitente. ¡Fue un buen orgasmo!
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Mientras sacaba mi pene de esa maraña de pelos que era su culo y cuyo condón estaba lleno de mi lefa, fue que caí en cuenta que nos estaban viendo tres tíos, pude identificar que eran los mismos que estaban en el bar charlando con Carmelo cuando llegué, a pesar de ser conocidos, no se entrometieron en esta follada, cosa que lamenté un poquillo pues a mí lo de los tríos en las saunas a veces se me da muy bien.
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Le iba a pedir a Carmelo que me follara pero el tío estaba corriéndose allí mismo. Seguía con sus enormes patas de oso hacia el cielo y ¡zas! Creo que unas cuatro o cinco gotitas de leche cayeron al piso. Macho, ¿Te habías corrido antes? Sí, me respondió, unas tres veces antes. Esta era la cuarta. ¡Pues vaya que te rinde!  
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Nos tumbamos un rato, sin charlar en nada. A mí no me gusta hablar de nada con algún desconocido después de follar en la sauna, sin embargo, suelo no ser descortés y escuchar sus historias, las cuales, desde luego, se ven reflejadas en este blog. Eso lo aprendí con las vejetes del Cine Duque de Alba, muchas veces, después de follar o mamar, desean conversar un rato. Carmelo me contó que era panameño y que había llegado en el año de 1992 con la delegación Olímpica de Panamá y decidió quedarse en España. Llevaba 24 años. Era español y sobre todo madrileño. ¡De Madriz!
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Nos duchamos y salimos al bar. En todo ese tiempo el tío no hacía más que hablar y hablar. No era un mal tipo, pero yo soy de poco parleo y más de mamadas. En el bar intercambiamos los números de móvil en unas servilletas para vernos en “Madriz” y de pronto quedar para algo. Él ya iba de salida y yo decidí quedarme para echar otro polvo esa tarde en la sauna. Él se fue por la salida y yo entré a la sauna persiguiendo un chavalillo que se veía interesante.
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Lamentablemente perdí su número y me temo que él también, pues no he sabido nada de él. Bueno, quizás así son los tíos-osos-pijos-panameños-madrileños, te follan en una sauna de Barcelona y luego se olvidan de ti.

jueves, 16 de junio de 2016

¡Hola! Soy Carmelo… ¡de Madrid! (The only crime is getting caught) Parte 1






Había llegado el verano y no me decidía volver aún a Madrid. En parte es que tendría poco días libres para ir a Madrid y visitar a la familia en la Sierra. Este verano tendría mucho trabajo pero paradójicamente tendría muchos días líbres entre semana, lo que me permitía seguir conociendo las bondades del mundo gay de Barcelona. Además, Barcelona me resultaba especialmente atractiva en verano. Tener la cercanía del Mediterráneo a tan  pocos metros de mi piso me resultaba una delicia y sabía yo que esto sería solo por pocos meses.
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Así que ya decidido a pasar parte del verano en Barcelona me decidí pasar por un día de semana por la Sauna Corinto. Si bien resulta especialmente costosa para los tiempos que vivimos, debo reconocer que no representaba nada difícil para mí pagar el derecho a entrar. Igualmente, me hacía ilusión contemplar la Rambla esa tarde de verano mientras algún chiquillo a algún vejete me comía la polla.
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Llegué temprano a la Sauna Corinto. Me cambié y apenas entro al bar, me encuentro a tres tíos charlando cómodamente entre ellos y compartiendo con el bartender. Se veían agradables. Medio guapetes, rondando la treintena. Hice un pequeño saludo. Los tíos me estudiaron y me interné en la sauna para hacer lo que yo llamo mi “paseo de reconocimiento”, debo confesar que estaba esperando que alguno de los chicos del bar me tomara más en serio, me siguiera y me ofreciera de mamar en algún rincón o por lo menos me pidiera la polla.. Para sorpresa mía la sauna estaba vacía. Debo reconocer que era muy temprano y que sería cuestión de esperar por lo menos a algún turista que quisiera pasarla bien. Pasé por el mini-cine y habían dos tíos en pelotas, sentados, haciéndose una paja mutua. En la piscina principal había un cuarteto intercambiando caricias bajo el agua. Al ver tan poco movimiento y no animarme aún a participar, me regresé al bar.
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Pide una cerveza. Mientras me tomaba la cerveza escuchaba que uno de los tíos no paraba de hablar y todos reían a su alrededor. En lo personal no me molestó nada, pero me llamó la atención que el tío que charlaba tenía algunas expresiones madrileñas. Y si bien su acento era muy madrileño, habían algunas palabras un tanto más “suaves” al momento de articularlas que me daba la impresión era su manera “nativa” de hablar.
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El tío en cuestión, sumamente simpático me inmiscuyó en la peña con un simple:
_¡Hola! Soy Carmelo… ¡de Madrid!
Le estreché la mano.
_¡Hola! Soy Andrés. También de Madrid. ¿De qué parte de Madrid eres?
_Vivo en Salamanca.
_¡Vaya! ¡Así que sos un pijo! Yo soy de Vallecas, con “K”-le dije.
_¿Estás en Barcelona de vacaciones? –me preguntó.
_No. Estoy por razones de curro. Estaré acá unos meses. ¿Qué tal tú?
_Estoy haciendo un reportaje para un portal web sobre saunas gays y estoy de pasada. A ver que tal.
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Cuando menos me di cuenta, los tíos que charlaban con Carmelo se habían internado a la sauna. El bartender estaba en lo suyo. Sólo estábamos Carmelo y yo.
_¿Te apetece unas pajillas? –dije yo, más para salir del aburrimiento que por verdaderas ganas.
_¡Claro! ¿por qué no?
Así que nos adentramos en la Sauna Corinto.
(Continúa)