martes, 23 de abril de 2019

Mutual Masturbation






 A veces no se desea ni mamar ni follar, tan solo pasar un rato agradable, sin estrés, lleno de caricias; es allí donde aparece el arte de la masturbación mutua, una técnica que evita la penetración y nos hace disfrutar de una paja grupal.

Cuando voy a una sauna o a un club de sexo y estoy muy cansado por el día a día, me gusta sentarme y hacer algunas unas pajas compartidas, comunitarias con otros tíos, esa típica paja en la que vas conversando sobre el calor de la sauna, que si hay poca gente hoy, que si dejé a la parienta durmiendo la siesta y me vine a ver qué conseguía. Dentro de la categoría de pajas mutuas yo incluyo la 'guerra de espadas' o Sword Wars como se le conoce en inglés y que consiste en dos machos jugando entre sí, chocando y rozando sus penes uno contra el otro. Yo lo he realizado en diversas oportunidades y dependiendo del nivel de excitación es bastante divertido y entretenido: dos pollas peleándose entre sí para dar más placer. 

Hubo una época en que iba con frecuencia los días de semana a la Sauna Octupus, allí me hice amiguete de un habitual al que llamé Toby. Toby era un osete super majo, el clásico tío con el que me tomaría unas cervezas en bolas pero con quien no me apetecería ni para una mamada o para un pezoneo. Nos hicimos 'amigos de saunas', es decir, aquella persona que te la encuentras con frecuencia pero no te apetece hacer nada sexual con ella. En ocasiones, era tal el aburrimiento que nos embargaba a Toby y a mí que nos íbamos a un apartado para hacernos unas pajas, justo allí aparecía el arte de la masturbación mutua, de vez en cuando Toby me hacía unas mamadas deliciosas, él nunca espero retribución igual de mi parte salvo la consabida paja mutua.

La masturbación mutua permite el clásico juego de ritmos: de pronto él espera que yo lo pajee rápido y por el contrario, voy con un ritmo muy lento; a mí me pasa igual, yo por lo general llevo el ritmo de la zambomba contrario a como me la hacen a mí. Si me pajean fuerte y rápido yo voy lento y suave. Si son suaves conmigo yo suele ir a ritmo frenético. Esto hace que el otro tenga dudas de la velocidad y permite un juego, un toqueteo sexual que es placentero y divertido. Otra cosa es cuando se concentran en mi glande. Hay tíos que gustan de acariciar el glande, de apretarlo o masajearlo suavemente, de pasar el dedo por la uretra y por el frenillo, en esos momentos me lo tomo con mucha calma y me dedico a  disfrutar del tamaño, forma y nivel de PH del glande.

Mi primera relación homosexual, o mejor dicho, la primera vez que tuve sexo con otro hombre -pues no me autoetiquetaba ni de bisexual ni de homosexual- fue cuando mi primo Tommy decidió 'lavarme' la polla con jabón. Yo tenía 13 años y Tommy 12, por alguna razón mi tía insistió en que nos bañáramos juntos para ahorrar tiempo y allí en la ducha Tommy tocó mi 'cosita', yo estaba desarrollándome y mi polla estaba crecida y llena de pelos. 

Recuerdo que le dije a Tommy que dejara eso,  que hacer esa cosa era propia de maricones. Me dijo que está bien, que lo dejaría, pero que antes dejara que él me 'lavara' bien la polla. Yo lo dejé y no me atreví a tocar su pene. Esa vez descubrí que me gustaba que otro chico me acariciara la polla. En esa ocasión quedé con el pene erecto pero no me corrí.


Tuvimos la oportunidad de hacernos una verdadera paja mutua al poco tiempo, cuando mis tíos nos dejaron solos en casa y después de ser nosotros quienes limpiáramos la casa, las ventanas, arreglar nuestra habitación y lavar la loza, a Tommy se le ocurrió pedirle permiso a mis tíos para bañarnos en el jacuzzi que ellos tenían en el baño de su habitación. Mis tíos afortunadamente tenían una buena posición económica y se daban lujos como ese.

Tommy nos apresuró para que arregláramos todo rápido y pudiésemos disfrutar del jacuzzi. Una vez terminado, Tommy preparó el jacuzzi con agua caliente y burbujas de jabón. Yo accedí a entrar al jacuzzi en ropa interior. Tommy, de manera desenfadada, quedó en bolas y después de conversar sobre aquí y allá sentí como Tommy me acariciaba los huevos con su pie por debajo del agua. ¡Tommy!, le grité, ¡déja la mariconada, hostias! ¡Vamos a lavarnos las pollas, Andrés!, me dijo mientras se levantaba y me dejaba ver un enorme cipote. Tommy era menor que yo, pero ya se había desarrollado y su polla tenía una dimensión superior a la proporción de su cuerpo. 

Tommy me había tocado la polla la vez anterior y yo sentí unas enormes ganas de saber qué se sentía toquetear la polla de él. Así que sin pensarlo mucho dejé que mi mano se acercara a su polla y comencé a pajearlo. Sentí emociones encontradas, por un lado, me vi a mí mismo acariciando la polla de otro chico y sin embargo, no me sentía culpable, ni gay. Siempre pensé que sería desagradable tocar la polla de otro macho, pero yo lo estaba haciendo y lo estaba disfrutando; así que me levanté, me quité los calzoncillos y quedé en bolas y justo allí, de pie en el jacuzzi, Tommy cogió mi polla entre sus manos y viví mi primera masturbación mutua en medio de muchos nervios; la guerra de espadas la aprendería y viviría también con Tommy, pero eso sería en otra ocasión.




Dos pollas reconociéndose

Pollas corriéndose después de una cruenta lucha de espadas


Masturbación mutua, nada mejor para estrechar lazos entre colegas.

La masturbación mutua puede ser entre tres o más tíos.

martes, 16 de abril de 2019

Sleazy Madrid 2019




Está disponible en internet la información sobre el Sleazy Madrid 2019 -pinchar aquí-. Este año hay fiesta pero me temo que dirigido a un público que posea buena figura, amor a la música electrónica y de generosos bolsillos.

Los organizadores han diseñado tres grandes eventos para distintos momentos del año. El Sleazy propiamente dicho será entre abril y mayo de este año, otro destape de mariconadas durante las fiestas del Orgullo a inicios de julio y para dar un toque de morbo a la navidad unas Saturnianas en invierno.

Hay mucho de fiesta fetish en sitios como Into the Tank, Odarko y todos los DJ's este año están obligados a usar una barba entre hipster y oso cariñoso. La perpetuación del cliché.

Este año no iré. Los precios no me apetecen para ir a un sitio donde nadie te mira. De hecho, el año pasado me lié con unos chicos que venían al Sleazy desde Málaga y los mismos tíos, que eran muy guapos y pollones prefirieron ir de saunas. Podéis leer esa historia aquí.

Además, el pasado año yo estaba hétero-soltero y cuando me apetecía satisfacer mi lado homo, no tenía inconveniente en ir a alguna fiesta y ligar-follar con tíos. Pero este año he compartido mucho de mi rutina diaria con Montserrat, casi vivimos juntos y eso de trasnocharme escuchando música electrónica que a mí me suena toda igual, gastar una pasta en ir a un sitio en que si no te ves como los DJ's ni te miran, ¡ni siquiera el barman! No me mola.

Prefiero hacer un recorrido por Firewood, o por la Sauna Octupus o Principe que últimamente me ha ido bien.

Los chavales de Málaga del año pasado esta vez no vendrán. Se han vuelto unas putas organizadas e internacionales y se marchan a Berlín. Les recomendé algún mercado de yeguas y la visita respectiva a Lab-Oratory. Vamos a ver qué nos cuentan.

Igual, si os mola la onda electrónica tenéis la opción del Sleazy 2019. Ya me contaréis.




martes, 9 de abril de 2019

De la primera vez en una sauna (2 de 2)





Luego de cada follada Federico sentía mucha hambre, le urgía comer algo de fruta, tomar vino, quesos, carnes, su apetito sexual y alimenticio eran semejantes y siempre conservaba una buena figura. Recuerdo que esa noche en su hotel follamos varias veces. Llamé a casa para avisar que pasaría la noche estudiando con un amigo y que no me esperaran. A la mañana siguiente Federico me despertó con mamada y follada, me corrí mientras me daba por culo. ¡Era la primera vez que me pasaba eso y cómo lo disfruté! Federico estaba casado, con hijos y no sentía complejos de disfrutar su lado homosexual. Además, era curioso que en aquella época yo me sentía bisexual, Federico en cambio, se etiquetaba como gay de closet. En fin, que desde ese momento, Federico y yo teníamos sexo cuando venía a España. Federico le gustaba comerme el rabo, preparar mi ojete y follar durante horas. Todavía, hoy en día, cuando él tiene 75 años y viene a Madrid nos dedicamos a follar, a su edad, tiene un buen cipote con una muy buena erección.

Después de muchas folladas Federico quiso incluir a un tercero en la cama –o en nuestras pollas-, y al tío no se le ocurrió otra cosa que llevarme a una sauna. En aquel entonces fuimos a la Center, y allí nos metimos. Yo estaba muy nervioso en toalla y lo primero que recuerdo fue que Federico estaba muy caliente y me llevó a un rincón oscuro en donde comenzamos con el morreo. Como os comentaba, yo estaba muy nervioso. De vez en cuando entreabría los ojos y veía que pasaban los tíos y se tocaban frente a mí sus paquetes sobre la toalla. Federico comenzó a hacerme una paja y mi polla estaba grande, larga y dura, me tenía a su merced contra la pared. Yo me dejé llevar. De pronto siento que redirecciona mi polla hacia un lado y justo allí, de rodillas, estaba un tío desconocido para los dos que estaba comiendo mi polla. ¡Qué delicioso era! ¡Era el tercer tío que se metía mi polla en su boca a lo largo de mi vida! ¡Era el primer desconocido -de los muchos- con el que estaría! ¡Después de ese día se acentuaría mi putería homo! Aunque claro, con largos periodos de inactividad propias de un maromo que vive con sus padres y no es independiente económicamente.

Esa vez no hubo penetración en la sauna. Federico nos incentivó a los dos (¿o los tres?) a hacer de todo: mamadas: mientras uno mamaba el otro hurgaba en los ojetes, estuvimos así hasta que Federico dio la orden que nos corriéramos y nos hicimos unas pajas que terminó en el piso una cantidad considerable de semen; con el tiempo vendría la práctica de tirar lefa sobre el pecho, la boca o la cara de desconocidos. Fue muy placentero, allí aprendí un poco de qué va esto de ser dominante/sumiso. Luego, el tío que había estado de rodillas más nunca lo volví a ver. Y es que estas cosas funcionan así: te encuentras a un tío, sientes una buena vibra o te provoca matarte a pajas con otro, correrte y ya está. Desde entonces, cada vez que Federico venía a Madrid buscábamos un tiempo para ir a una sauna. A partir de allí fue frecuente follar en alguna sauna y buscar a dos o más tíos en un compartir de mamadas. Federico en ocasiones venía con su familia y estaba muy corto de tiempo, por lo cual, encontrados en algún sitio, íbamos a una sauna, en menos de quince minutos ya habíamos follado y Federico me decía: "Quédate y aprende. Luego me cuentas cómo te fue". ¡Qué morbo! La primera vez que Federico me dejó, no sabía qué hacer. Pasaba horas entre la sauna de vapor y la sauna seca y daba vueltas. Eso es algo que es muy común: vueltas y más vueltas. Luego aprendí a diferenciar las vueltas de las putivueltas. En las vueltas pues caminaba y punto. En las putivueltas uno espera ser cazado o va a la caza. Recuerdo que en muchas ocasiones me tocó ser pasivo-mamón o pasivo-ojete, hasta que aprendí los códigos y la ética para demostrar con gestos y miradas que me apetecía ser el activo-dador-de-pollas.

Si vais a la sauna por primera vez, mi recomendación es que vayáis acompañados de alguien que haya ido antes, que tenga experiencia, que os enseñe los recovecos, los códigos, las miradas, los juegos. Si no tenéis a esa persona, podéis ir solos, no os pasará nada. Pedid a alguno de los chicos que trabajan en la sauna que os muestren las instalaciones. Las saunas de vapor y los sitios más oscuros son recomendables para fomentar el cruising. Si hay alguien que no os gusta o con quien no os apetece follar, podéis rechazarlo pero por favor, sed gentiles. Si insiste debéis ser claros y decidle que no os apetece. A mí me han rechazado miles de veces y otras miles he rechazado yo, pero en toda ocasión ni yo me he sentido ofendido y espero que nadie se halla ofendido con mis actitudes. Llega un momento en que a uno le da por ir a la sauna en cualquier momento libre que se tenga y hay que estar preparado porque no todo es pajas, leches y mamadas, hay días de la más absoluta soledad ¡y no porque no halla gente! Sino que de pronto no hay duende, no hay ambiente y nadie hace nada de nada. En esos momentos lo mejor es disfrutar las instalaciones como las piscinas, los masajes o tirarse en el sling y tratar de dormir un rato. ¡A veces se tiene suerte!

Cada quien tiene experiencias distintas. Una vez que descubráis todo lo que podéis disfrutar en una sauna estoy seguro que os haréis adictos a estos lugares, por lo menos durante una temporada.