jueves, 27 de julio de 2023

Hábito anal. En el hotel con Fede




El Fede llama. Dice que tiene unas dos horas disponibles y que nos encontremos en el hotel de siempre. Él ya ha reservado y quedamos en encontrarnos a las 11:00 hrs. Llego puntual y el Fede me espera semidesnudo. No perdemos tiempo y vamos a saco. 

En esta oportunidad el Fede está más de besos que nunca. Besos en mofletes, cuello y desde luego, morreo como nunca. Me chupa la lengua. Intercambiamos chupadas de lenguas. No hemos casi hablado, sabemos que no disponemos de mucho tiempo y hacemos lo que venimos hacer. Si después queda algo de tiempo, pues bien. Nos desnudamos por completo y jugueteamos un rato en la cama. Intercambio de mamadas. Abrazo al Fede con amor, después de todo, no somos una pareja ocasional, formamos una putipareja con derechos, o quizás homopareja con derechos.  


Contrario a otras ocasiones el Fede quiere morder con más fuerza mis tetillas, le digo que puede hacerlo, que la parienta regresa en tres semanas y de aquí hasta ese momento las marcas deberían desaparecer. Chupa, muerde, lame. Vuelve a chupar, muerde, lame una y otra vez. Me deja una pequeña marca en la tetilla izquierda y la derecha ha sido menos cuidada.  


El Fede va a por polla. Algo que debo reconocer del Fede es que es un mamón por excelencia. Se come cada milímetro de mi polla con una dedicación que encuentro en pocos. Desde luego, lo que pretende Fede es matarme de placer para luego follarme, porque a medida que come mi polla y los huevos va introduciendo sus dedos en mi culo. El Fede tiene barba de tres días, áspera, pero tolerable. Pasa su barba por mi capullo y me enloquece. Estoy en la cama, boca arriba. Veo en el espejo del techo todas las cosas que me hace el Fede. Nuestros cuerpos han envejecido, pero las ganas de puteo siguen allí. 


Intercambiamos posición. Esta vez el Fede bocarriba. Decido devolver las marcas de las tetillas, pero el Fede me recuerda que el sí tiene a la parienta muy cerca. Entonces, decido lamer con suavidad sin olvidar sus partes nobles. Fede tiene una polla morcillona que, con los cariños adecuados, se pone dura. Entre jugueteo y jugueteo terminamos haciendo un 69, nuestra posición favorita cuando alguno no está siendo follado por el otro. Nos chupamos y lamemos hasta el culo. Estamos excitadísimos. El Fede no pierde tiempo y dice que me quiere follar. 


No ha y tiempo que perder. Me pongo en cuatro patitas y pongo mi culo en ofrenda al Fede. Goma, lubri y pá'dentro. El Fede ya conoce mis hábitos anales. La polla de Fede se abre paso poco a poco. Necesito que entre y salga. En cada envestida su polla entra un poco más. De vez en cuando el Fede me da algunos besos en la espalda, pero le digo que vaya al grano. Una vez que nos hemos asegurado que la polla de Fede ha entrado completamente comenzamos con el clásico mete-saca. Primero, con mucha suavidad y lentitud. Luego de comprobado el nivel de lubricación entre mi orto y la herramienta de Fede, lo hicimos a lo bestia. Yo pegaba gritos de júbilo y placer mientras me masturbaba.  


Intercambio de posición. Yo me puse sobre el Fede al mejor estilo caballito. La polla de Fede dura, mi culo relajado. Estuvimos un ratito en esa posición porque yo me quería correr. Se lo dije al Fede y me dice que no pasa nada, córrete sobre mi pecho mientras te follo. ¡Y fue muy gracioso, porque me corrí y el chorro de lefa cayó sobre la cara de Fede! Eso pareció excitarlo más y sentí como se corría dentro de mí. Hacía muchos años que no sentía cuando me corría y otro macho se corre dentro de mí. Llené a Fede de leche y él me mostró con orgullo la cantidad de semen que había dejado en la goma. 


Nos duchamos. Dormimos una siesta de unos quince minutos, charlamos un rato y luego nos hicimos unas pajas mientras nos besábamos. Cada quien se corrió sobre sí. Otra ducha y ya no había más tiempo. Besos de despedida y que vale, que el Fede tiene un “amigo” y a ver cuándo follábamos entre los tres. 


¡Menuda semana me esperaba! 




miércoles, 12 de julio de 2023

Putirevoloteando (Octopus parte 6)


 


La tarde había resultado más fructífera de lo esperado. Mamadas, folladas, lamidas subacuáticas de culo, un trío inolvidable con dos tíos. No había manera de quejarse. No voy a negar que el encuentro con el tío de 40 que preguntaba de todo, me había resultado aburrido y en algún momento impertinente. Luego, coincidimos en el bar. El tío era majo para conversar, más no para follar. Desde niño había sido abiertamente gay y la estrategia que usó la familia para “controlarle” era el argumento de las enfermedades venéreas. ¡Y me volvió a preguntar lo mismo otra vez! Como me encontraba satisfecho, decidí dar un par más de putivueltas a ver cómo iba todo. Con algo de suerte algún tío me follaría. 

En el cine había poco movimiento. Mucho movimiento de entrar-salir-entrar-salir, tíos buscando caña, pero que tampoco se deciden por una cosa u otra. Quizás estaba llegando la hora de los que buscan a su media naranja o a la polla perfecta. Es un momento cuando uno visita estos espacios de cruising en el que los ritmos van lentos, se aprecia a mucho tío putirevoloteando, pero que no concretan nada. No hacen nada, no se dejan hacer.

 

Al fondo de cine había un tío de edad incierta, de barba, osete y en lo que hicimos contacto visual se quitó la toalla y comenzó a pajearse. “Aquí entro yo”, pensé. Me fui directo a la polla del tío, él sentado y yo, cual humilde puta de rodillas saboreando una hermosa verga. La tenía morcillona, se le ponía dura mientras la tenía en mi boca, pero apenas la descuidaba para saborear los cojones, la polla buscaba caer en un estado de letargo. No sé cuánto tiempo estuve allí, quizás unos cinco o diez minutos, el tío se marchó sin correrse y peor, sin dar las gracias. ¡Por lo menos la clásica palmadita que dice “gracias, macho! Me tengo que marchar. 


Sigo de putivuelta. No me apetecía entrar ni al baño turco ni a la sauna seca. Paso por la taquilla a revisar el móvil. No había mensajes ni de Monse ni Fede. Me apetece una ducha. Allí me topo con dos tíos que están llegando: uno joven y delgado, de unos 25-30 años, el otro un tío perfil oso, rapado, panza y de 45-50 años. Nos saludamos y no sé qué carajos pasó. Estaba yo allí, de rodillas, disfrutando dos hermosas pollas. La del chaval era larga, unos 18 cms, delgada y buen capullo. El oso tenía una polla de unos 20 cms y jodidamente gorda. Les dije para entrar a una cabina o follar en el sling. “Más tarde”, me dijeron, “acabamos de llegar y no conocemos el local. Eran putitos de San Sebastián que estaban de putiturismo.


Termino con la ducha y noto que hay movimiento en el cuarto oscuro. Entro allí y en la primera vuelta entran dedos en mi culo, bocas desconocidas me chupan la polla y las bolas, pero como había queda satisfecho con el trío de osos, no se me para, y los tíos estaban en plan no perder tiempo y me dejan a la buena de Dios. Cuando voy de salida me encuentro con el tío del cine y, allí mismo, me arrodillo de nuevo y comienzo a engullir la polla. Mucha saliva, mucho morbo. Le busco el ojete y el tío no solo se deja, sino que me pone lubri en un dedo para que continúe paseando por su culo. Al cabo de pocos segundos, el tío, ahora sí, con toda la amabilidad del mundo, me dice que se va a correr. “¡En mi cara!, digo de lo más sumisa. En efecto, el tío saca su polla, se pajea como bestia y el primer chorro de lefa me cubre desde la frente hasta la barbilla. El segundo chorro me salpica en el moflete izquierdo y ya el tercero no llega a la cara, pero cae en mi pecho. Decido hacer algo que no tengo la costumbre y le chupo el capullo con suavidad, procuro sacar las últimas gotitas de su semen que sabía algo rancio, pero bueno, estas cosas son así. Cruzamos miradas en medio de la oscuridad y escupo el semen que tenía en mi boca. Me ayuda a ponerme de pie y a la salida desaparece. Yo me fui a por una ducha.

 

Eran casi las 17:00 hrs. ¡Tres horas de putiexperiencias! Me apetecía que me dieran a por culo, pero consideré que estaba bien y decidí volver a casa. 


Al llegar al piso, tenía mensaje de Fede de Whatsapp.: 

 

Fede: 

Mañana, café en donde siempre. 11:00 hrs. Confirma. 

 

(Fin de esta crónica en la Octopus)