miércoles, 24 de noviembre de 2021

νοσταλγία (Nostalgia) y pornografía


 

Este no es un post para hablar contra la pornografía. ¡Todo lo contrario! Como industria del entretenimiento para adultos es esencial que exista con plena libertad, comercio legal del contenido y seguridades para sus actores, productores y técnicos. 

Tan solo me estaba duchando en casa y recordé que llevo años sin ver porno. Es decir, años sin sentarme a ver conscientemente pornografía. Porque cuando veo el porno de los cines de saunas o bares de sexo, ni presto atención. Miro con indiferencia, mis ojos están en la pantalla, pero mi cabeza está donde siempre: ¿follaré o no? ¿degustaré un buen rabo o no?

Llegué a la pornografía  nada más y nada menos, que por una tía a la edad de los 12-13 años, en 2° de ESO. Era una chica que estudiaba conmigo, nada guapa en aquel entonces. Su padre tenía una colección de revistas pornos que la tía tomaba prestada para deleite nuestro. Indudablemente, no entraré en detalles de la cantidad de pajas que me hacía en aquella época. Hoy en día me pregunto si la tía en cuestión también se masturbaba, a ella le molaba ver como los varones nos peléabamos por una u otra revista. ¿Qué habrá sido de la vida de esa tía? Quizás hoy en día es gerente y dueña de algún sexshop, o se dedicó a la pornografía, quizás la descubrieron y la encerraron en un convento. Lo único que recuerdo es su nombre: Carol; pero del apellido, nada de nada. ¡Y mira que la he buscado en la página de Facebook de  mi cole..., pero no sale ni por error. La tía tenía desde Playboy hasta Amantes. Tenía comics, pero yo en aquel momento no los aprecié, prefería ver a una tía de verdad, de carne y hueso, aunque fuese en fotografía.

La primera cinta de peli porno la vi cuando un amiguete, al año siguiente, me prestó una peli que tenía lo clásico para el auditorio heterosexual: un tío follando a dos tías, una tía bailando sola y masturbándose. Luego una escena lésbica, luego una escena de dos parejas héteros en donde los machos no se tocaban, a pesar de que las tías jugaban y la pasaban de maravilla entre ellas. 

Para mi era difícil, por no decir imposible, disfrutar en paz como buen adolescente en casa, pues vivíamos mi padre y mi madre,  tres hermanas y yo. Era una casa pequeña en Vallekas de tres habitaciones: Mis padres dormían en una, mis dos hermanas mayores en otra, y yo compartía una habitación con mi hermana menor. ¡Y un solo puto baño! Así que si me quería matar a pajas tenía que usar el baño de último o esperar a que todos durmieran, tomar una manta e irme a la sala, en actitud de dormir, pero dándole suave a la zambomba. Creo que en alguna madrugada mi madre se dio cuenta del movimiento debajo del nórdico..., pero de eso nunca habló. En casa siempre había gente entrando y saliendo, sin olvidar que mi madre era una presencia fija: sólo salía de casa para ir de compras o ir a la iglesia. El televisor estaba en la sala, era imposible ver porno, así fuese de madrugada. Estuve casi siete semanas con la peli en mi mochila hasta que uno de los amiguetes pone a disposición su casa, era hijo único y sus padres lo dejarían solo en casa por una urgencia que tenían que resolver. Éramos nueve chavales, con las hormonas a millón viendo porno. Todos éramos heteroeducados, y si bien se notaban los paquetes hinchados, nadie tocó a nadie. Cosa que debo confesar, menos mal que no pasó, porque hubieramos dejado la casa echa un desmadre: lefa hasta en el techo.

Fui creciendo. En toda mi adolescencia llegué a comprar unas dos o tres revistas pornohetero, pero no tenía donde esconderlas; así que terminaron en manos de mis amigos.

No recuerdo cuándo, ni cómo fue; pero la primera porno que me abrió los sentidos bisexuales fue una peli muy clásica: dos parejas hetero, primera parte: follada de pareja hétero 1. Segunda parte: follada de pareja hétero 2. Tercera parte: escena lésbica con las tías de las parejas anteriores. Cuarta parte: una orgía entre las parejas en la que un macho, una vez que había penetrado a una tía, el otro macho le lame el culete y le entierra la polla con gusto. Recuerdo esa polla como si fuera ayer: enorme, venosa, cabezona, viril. Fue entonces cuando que me dio curiosiodad por estar allí y ser follado por un macho mientras jugaba con un chocho. 

Pasaron los años. Cuando me mudé solo ya era grandecito y si bien compré algunas pelis y revistas, no pasa mi colección de siete revistas y dos pelis, todas de línea hétero. La Montse las encontró limpiando y hasta le dije que si quería las botará, que andan por ahí comiendo polvo. Pero la Montse, como buena historiadora del arte considera que son artículos culturales patrimonio de la humanidad. Y cuando más grande descubrí las Salas X de Madrid como el Duque de Alba o Carretas, pues ya no me interesaban las pelis, prefería ser el protagonista o por lo menos el actor de reparto de mi propia vida. 


miércoles, 17 de noviembre de 2021

LGTB+QIXYZ


 


Desde hace algún tiempo para acá he sido pasivo. No es algo que me inquiete, tan solo lo comento porque hay días de días.

A veces son semanas y hasta meses. Sin embargo, últimamente me cuesta conseguir activos bien dispuestos. Cuando voy de activo es más fácil conseguir al pasivo que al revés. Pienso que debe ser también la actitud y el corazón (y el ojete) que uno le ponga.

Mucho alcohol, tabaco y poppers influyen, pero no soy de esos. Todo lo contrario, salvo un cervecita con los colegas o un vino con la Montse, pues, no me meto cosas. En mi juventud ser pasivo era mal visto por mis colegas del cole, que la verdad sea, no sé cuantos de ellos terminaron dedicados tiempo completo a la faceta homosexual. Pertenezco a una generación en que vivíamos en el closet y, cuando decidimos salir..., pues yo me quedé encerrado. ¡Y no por la familia! Si no que me apetecen las tías y eso de tías con "mente abierta" no es verdad. 

Mis amigas dicen que pueden tener una relación de amistad con gays y bisexuales, pero rechazan abiertamente tener una relación con un chico bi. La respuesta es un NO rotundo. Los colores de la bandera LGTB+QIXYZ desaparecen de sus miradas. Aunque la mayoría dice no tener problemas en meter un dildo a por culo a su chico. Cosa que se agradece, pero que estoy seguro no hacen. 

Cuando me voy de saunas yo procuro dejarme llevar y tener sexo sin complejos. No os voy a negar que a veces voy en plan pasivo, pero si toca ser activo, pues toca. Con suerte encuentro a algún versátil de verdad, es decir, un tío que otorga polla y culo sin inconvenientes. No es frecuente, pero pasa.

Cuando follo con una tía, pues lo de activo es natural y obligatorio, aunque he tenido relaciones hetero en donde las tías juegan con mi ojete. No lo hacen con la frecuencia que me gustaría, pero me ha pasao. En los tríos HMH..., pues he tenido pocos. Prefiero los tríos HHH y cuando me toca en el medio o de pasivo absoluto ¡a disfrutar que el mundo se va a acabar!

Quizás es una cuestión de la edad, digo, esto de ser pasivo. Si bien mantengo buenas erecciones pues la verdad que desde hace varios meses me gustaría estar en un sling y que me llenen el culo de lubri y metan los dedos y polla por él. Pero esto tampoco es cotidiano. No es que uno dice: "me voy al sling de la Octopus a que me den a por culo" y uno consigue ese cometido. Por lo general, son más las horas de meditación, de paciente espera que paso en el sling y menos, o casi nada, de actividad anal. 

En fin, que a uno le da por ser viciosillo y dar culete, no al mejor postor, sino al que quiera y sepa aprovechar.

miércoles, 3 de noviembre de 2021

¡200 posts!


 

Llegué a doscientos posts y me pregunto muchas cosas, en realidad, quizás sólo una: ¿Cómo he llegado hasta aquí? Cuando inicié el blog lo hice con la idea de que fuese un espacio recreativo personal, para nada pensar en ser bloguero tiempo completo o algo por el estilo. A medida que ha pasado el tiempo podéis apreciar que hay cambios en el estilo de escritura y que, en ciertos períodos hay más atención a algunos temas que otros, eso sí, todo gira en torno al puteo gay, al sexo placentero con tíos anónimos y sin compromisos. He tratado de tocar la temática hétero y bi pero es la que menos interesa ¡y no es que yo espere que leáis todo! Simplemente mola cuando te leen. 

En los últimos años la temática del blog ha girado en dos grandes temas: el puteo que hice por distintos países en América en 2018 y parte del 2019, y desde luego la pandemia, que lo que ha hecho es que ejercite la memoria de uno que otro cruising. A lo largo de todas estas experiencias está la presencia de Montserrat con quien vivo en pareja. Yo pensaba que tener una pareja hétero no me permitiría el puteo, antes de la pandemia nuestros horarios eran lo suficientemente amplios y versátiles que siempre encontraba tiempo para el puteo gay. A diferencia de otros tíos bi, cuando tengo relaciones con otros hombres no me siento culpable ni nada por el estilo, lo hago por placer, puteo puro. Indudablemente que si la Montse se entera se arma la de Dios. ¡Qué le vamos hacer!

Continuaré con mis putiaventuras en la medida que la pandemia y mi ánimo lo permitan.

 ¡Os seguiré informando y gracias por estar allí!