sábado, 22 de enero de 2022

9 años... y el puteo sigue




 Este blog llega a nueve años.

Lo comencé sabiendo que lo iba abandonar. De hecho, así fue. Iba dejando una que otra entrada y no interactuaba con otros bloggers; simplemente, no me apetecía. No me gusta escribir, las palabras me cuestan y sabía que no lograría tener continuidad.

Entre 2014 y 2015 no publiqué casi nada. Pero desde las fiestas del Orgullo en Madrid de 2016, comencé a escribir con más regularidad. Pienso que las fiestas del Orgullo de ese año fueron una locura. ¡Fui tantas veces follado, que pensé que no me volvería a ocurrir! Así que decidí dejar un testimonio de mis putiaventuras por escrito. Realmente, en esas fiestas me reventaron el culo a un nivel, que hasta pensé en ir al médico. A los pocos días, el culete se cerró, y bueno..., que el cabrón fue agarrando confianza y aquí seguimos.

El blog iba a ser, como lo he dicho en otras ocasiones, un ejercicio de memoria y homenaje al cine Duque de Alba o Tirso de Molina. Sin embargo, el cine desapareció e incluí en mis historias los puteos en saunas, historias de cruising, aventuras con apps, turismo sexual, hasta historias heteroeróticas.

Que haya llegado a nueve años me sorprende. No lo esperaba. Y lo que más me sorprende es que creo que llegaremos a los 10 años. El tiempo pasa y el puteo sigue, es lo que puedo decir.

Gracias a quienes me leéis. ¡Sois un montón, lo veo en las estadísticas! También gracias a quienes comentan. Sois pocos, pero muy cálidos y afectuosos.





miércoles, 12 de enero de 2022

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Reabre Naked. Hubo una época, antes de la pandemia, en que ir a Naked era sinónimo de buen puteo. A veces, me reventaban el culo, otras yo reventaba ojetes. En ocasiones no hacía ni una, cosa ni la otra, pero había morbo en el ambiente y mientras veía alguna orgía, aparecía un alma caritativa que me comía la polla mientras contemplaba el espectáculo.  

En la pospandémica, el local no ha cambiado tanto. Creo que cambió la actitud de los tíos. Algunos los veo en plan cachas y macarra, de “soy activo revienta ojetes, pero no me provoca nada”. Algunos miran con asco, los más amables son indiferentes. 

Doy putivueltas con toqueteo, pero nada. El tiempo pasa, comienzo a pensar que sería una pena haber venido al Naked-pospandemia y no conseguir nada de nada, aunque la verdad, tampoco me daba mala vida, si se da, se da; si no, otro día. 

El único tío que me mantiene la mirada era un vejete, cuerpo descuidado, tatuajes por todo el cuerpo. Se va hacia un rincón oscuro, lo sigo. Nos tocamos los paquetes. Él tiene unos cojones inmensos, polla pequeña en la que solo destaca el capullo. El tío me obliga a arrodillarme y que le coma la polla, le digo que vengo en plan activo. Me dice que qué pena, él también, otro día será. 

Nos separamos. Cada uno hace su recorrido y entre putivueltas y putivueltas, nos topamos cada tanto, ninguno ha conseguido nada. Luego de casi 30 minutos nos volvemos a encontrar y le digo al tío que yo le como la polla. Nos metemos en un rincón oscuro a la espera de que otra alma se nos una.  

Me arrodillo. Me llevo el capullo a la boca, no tiene mal sabor, está todo rasurado. Lo que parecía una polla pequeña, comenzó a crecer en proporciones que, al principio me gustaba, luego me sorprendió y por último, me horrorizó y a la vez me dio curiosidad. 

A medida que acicalaba la polla, esta iba creciendo. El tamaño final lo calculo en unos 26 cms, pero lo realmente sorprendente era la forma de $. El capullo era grande y duro, inmediatamente el tronco giraba a la derecha, luego a la izquierda y cuando estaba por llegar a la base del pene, otro giro a la derecha para terminar en dos centímetros rectos. He visto (y saboreado) muchas pollas en mi vida, pero esta me dejó perplejo. Jugué con ella entre pajas y comer el capullo, que era lo único que entraba a mi boca. De vez en cuando me dedicaba a trabajar los cojones, pero en lo que descuidaba el resto la polla perdía erección, por lo cual, supuse que el tío le costaba mantener una erección a tono, no olvidemos que era vejete.  

El tiempo se fue entre mamada y paja, yo quería que esa polla saboreara mi culo. Iba a doler, pero valía la pena intentar que entrara completa. Supuse que lo más cómodo era follar en una cama gigantesca, porque el tío y yo tendríamos que cambiar de posición mientras la polla iba entrando cual tornillo. Estaba en estas cavilaciones cuando el macho me dice que se va a correr. Le digo que se corra en mi cara. Cosa que hizo, pero salió poca lefa, el tío ya había descargado los cojones. 

Luego de lavarme decido buscar al tío. Quería conocer la historia de esa polla. ¿Había probado chochos? ¿Cómo hacía? ¿Cuánto lubri necesitaba para que entrara en un culete? Pero el tío había desaparecido, y después de todo, yo regresé a casa intrigado por la sana curiosidad, y sin correrme. 



Madrid, 15 de octubre de 2021.