Como crónicas de agosto he pretendido reunir en una etiqueta las putiaventuras que me han pasado en dicho mes. He revisado el blog y en verdad he escrito o reseñado pocas, esto se debe a que en agosto la cabeza no me da. Es un mes en el que me dejo llevar por mis apetencias. Si bien, continúo trabajando, el ritmo de trabajo bajaba en un 78% en la era prepandemia, durante la pandemia (2020) tocó encierro y en 2021 las salidas fueron pocas, aunque este año visité por primera vez Torremolinos, sólo fui al Quero una vez y salí con ganas de volver.
Agosto es un mes interesante. Madrid muere y por otra parte el puteo cambia de modo. Las saunas y bares de sexo van a media máquina por no decir nada. Antes de la Montse, yo dedicaba agosto a ir casi todos los días a los saunas. Regresaba tarde a casa y me encerraba con el aire acondicionado a mil a leer o ver alguna peli. A mediados de agosto toca la respectiva reunión familiar en la casita de la sierra. Desde que está la Montse me escapo moderadamente al puteo gay. Hay una ventaja con la Montse: en verano duerme siestas de seis y hasta siete horas, lo que es perfecto para el puteo en horario de matinée y vespertino: me puedo ir de puteo a las 14:00 hrs., regresar a las 18:00 hrs. y la tía sigue durmiendo.
El mejor agosto que he pasado en mi puta vida fue el de 2018 porque me tocó quedarme más de lo pensado en Buenos Aires, Argentina. Ese mes casi todos los días tuve actividad de turismo sexual, aunque la mayor parte de las actividades fueron en el Cine Ideal, Sauna Homosapiens y visitas a putas con la finalidad de satisfacer el lado hétero. Como ya os comenté, los encuentros con putas resultaron algo caro y nada satisfactoria. Por el lado homo por lo menos alguien me hacía una paja y se tragaba mi semen. He revisado y dichas actividades no están en la categoría de Crónicas de agosto porque me interesó más que creciera la de Puteando en América.
Y aquí estamos, reflexionando sobre agosto, el puteo y las putas.