miércoles, 28 de abril de 2021

Cine Ideal – [2° visita – Prima parte] Buenos Aires Argentina, Puteando en América

 




Mi segunda visita al Cine Ideal fue similar a las veces que iba al Cine Duque de Alba: fortuita, visita no planificada.

 

Una vez tuve un largo día de trabajo con muchas reuniones; de hecho, todas las comidas de ese día eran en plan de negocios, el postre y el café también eran de negocios; no descansé ni un minuto. A las 19 hrs había terminado todo. Revisé Google Maps: ir a la Sauna Homosapiens tardaría unos 40-45 minutos; es decir, llegaría a las 19:45 hrs y considerando que la sauna la cerraban a las 22 hrs corría el riesgo de no encontrar acción; aunque me ha pasao en otras saunas entrar y a los 15 minutos haber satisfecho polla y culo y salir como si nada. Pero no quería correr el riesgo de perder dinero y sobre todo tiempo. Pensé en llamar a alguna de las putas o travesti que había contactado por Whatsapp, pero, como ya os comenté, las putas tardan en responder mensajes de Whatsapp y con éxito, si alguna me atendería sería seguramente pasada la medianoche. Recuerdo entonces que el Cine Ideal está a tres calles de mi hotel y si bien, también cerraba a las 22 hrs, las 19 hrs eran perfectas; así que llegué al hotel, dejé mis cosas de valor, me puse una ropa más cómoda dentro de lo que cabe en esta temporada, no olvidéis que es invierno en esta parte del mundo. Dirigí mis pasos al puteo en el Cine Ideal.

Entro, pago en la taquilla. Os recuerdo que en planta baja hay dos salas, la grande y otra pequeña. En la grande hay como 253 butacas, en la pequeña unos 60. Entro a la grande. La puerta estaba abierta y la dejo así, luego comprendí por qué, algo había pasado con el proyector y estaba todo a oscuras, no había reflejo de película que por lo menos ayuda a recorrer la sala en busca de furtivos cuerpos. Decido sentarme unos minutos a esperar que la vista se adecue a la oscuridad, en ese lapso pasan tíos hacia un lado y hacia otro, señal equívoca de puteo.

No tenía la vista adaptada del todo y decido incursionar. Noto que al fondo en uno de los lados hay varios tíos de pie. Me acerco y busco mirar a los ojos, algunos tienen los pantalones abajos, unos se pajean, otros simplemente están. Distingo a un tío de unos 55-60 años, oso, tiene abrigo pero los pantalones están en los tobillos, le toco la polla y está tipo morcilla; por el tacto se siente suave y es una polla de tamaño promedio tirando a pequeña, esas me gustan, me entretienen y quizás hasta pueda salir satisfecho. Allí mismo me arrodillo y comienzo a mamar. Afortunadamente, la polla está limpia, tienen buen sabor y ahora se ha puesto dura. Estoy decantando diámetro y envergadura cuando de pronto se me atraviesa otra polla, esta del doble de tamaño, grosor y con venas profundamente marcadas. No quise faltar el respeto así que la metí a mi boca. Por sus dimensiones, no era una polla que entrase por completo en mi boca, pero por lo menos podía juguetear con ella. El tío oso palpó la polla invasora y quedó cautivado porque de inmediato se arrodilló y junto conmigo comenzó a mamar. Estuvimos los dos trabajando esa polla y hubo un momento en que nuestras bocas se encontraron en el capullo de la polla grande y nos fuimos ahí a por morreo. El tío tenía largos bigotes, semiduros que eran una delicia para la polla grande. Estábamos en esas hasta que mis rodillas no pudieron más y me puse de pie. Saqué mi polla y le di de mamar al tío oso quien estuvo un buen rato disfrutando de ambas pollas. Traté de magrearme con el tío que era un moreno fornido pero la ropa de invierno no era muy agradable para el magreo, a pesar que la calefacción estaba funcionando bien. Me separo de los tipos para probar otras pollas y con suerte follar a algún travesti.

miércoles, 14 de abril de 2021

Cine ideal – [1° visita] Buenos Aires Argentina – Puteando en América



 


Cuando buscaba información sobre lugares de cerdeo en Buenos Aires me encontré que estaban activos dos cines con programación para adulto, a lo cual supuse que también eran sitios de cruising. Como este blog se inicio como un homenaje al Cine Duque de Alba o Tirso de Molina, una de las últimas salas x en morir en Madrid y, considerando que mis primeros recorridos de vicio, continuos y furtivos eran en una sala x, pues consideré una obligación visitar alguna de estos espacios. Me decanté por el Cine Ideal que quedaba a pocas calles del hotel en el que me estaba quedando.  ¡Otra puticasualidad!

 El Cine Ideal queda en el corazón del Buenos Aires, a pocos metros del obelisco y entre las avenidas principales de la 9 de julio y Corrientes. Está justo en una callecita que durante el día es muy transitado. El cine abre de 12 a 22 hrs. La fachada es de cristal, desde afuera se ve la antesala, la taquilla, otra taquilla para dejar las cosas y si no vas caminando muy de prisa puedes destinguir escaleras a un lado y al fondo las puertas de las salas de cine.

Apenas entrar el típico olor a cloro, desinfectante, semen de todos los cines, era una evocación de los olores del Duque de Alba e incluso del Cine Arenas en Barcelona. ¿Todos usarán la misma marca de productos de limpieza? El lugar es muy retro, con una ambientación muy simple pero que da sensación era de los años setenta u ochenta. Luego de pagar la entrada se pueden dejar bolsos y abrigos en otra taquilla, esta es atendida por un tío que toma tus cosas y las tira por ahí. Es muy fácil que alguien se pueda llevar algo, por lo cual, en esta ocació y con mucho miedo, dejé una mochila que llevaba y le pedí al tío que por favor la escondiera, que no quería perder las cosas; allí tenía yo dinero en efectivo, las tarjetas de crédito, el DNI y el pasaporte. Puede haber ido al hotel y regresado, pero el puteo y la curiosidad pueden más.

 En planta baja hay dos salas de cine: una grande y otra más pequeña, en ambas se exhibe pornohomoerótico. Al subir las escaleras te encuentras una antesala, hay baños y una sala pequeña de cine hétero. Luego hay más escaleras, a mitad de camino te encuentras con lo que yo denominé sala grande. Si sigues de largo hay otra sala más pequeña. Todas con pornohétero.

 En esta primera incursión divisé travestis que luego me enteré cobraban por los servicios ofrecidos. Hay muchas salas, mucho espacio, también oscuridad en su justa medida. El tamaño es un problema, porque por ejemplo, en una me fui detrás de una de las travestis, ella me hizo señas con los ojos para que la siguiera y en alguna esquina o alguna sala me desorienté y la perdí. Lo peor es que luego di varias vueltas y nunca la encontré.

 Decidí quedarme en la sala grande, en el segundo piso. Habían varios tíos y travestis caminando que iban de aquí para allá. Me siento en el centro, me bajo los pantalones y comienzo una paja invocadora: dícese de aquella paja que espera atraer a otros machos para compartir pajas-mamadas.

 No pasan ni dos minutos y se sientan junto a mí un vejete. Comienza una conversación sobre la película. Ya me conozco esta historia: el tío es muy tímido y no sabe como abordarme. Al notar mi acento se excita más y habla hasta por los codos, le digo: ¿Quieres mamar? El tío me responde: “¿no te molesta? He querido pero me daba vergüenza”. Le ofrezco polla y le doy de mamar. Es de mamada suave. El tío será tímido pero experiencia en estas cosas se nota que tiene. De pronto deja de mamar y me dice que el no paga por eso. Le digo que no se preocupe, que yo lo hago por placer.

 El tío se vuelve a meter de cabeza en mi polla. Chupa suave, con saliva. Ha descubierto que mis cojones están rasurados y juega con ellos. De vez en cuando se dedica solo a lamer mi capullo. También ha descubierto que para su fortuna estoy produciendo mucho presemen, por lo cual, se dedica a pajearme con suavidad mientras juguetea con la punta de la lengua directamente en mi uretra. El tío no se despega, se está dando un homenaje con mi polla. A lo lejos se ve algo de acción: follan a un travesti. Más allá dos tíos se magrean casi desnudos, de pie en uno de los pasillos laterales, detrás de mí escucho acción de dos tíos pero no sé si follan, maman o pajean. Le digo al tío que estoy por correrme y me pide que le acabe en la boca. Lo hago. No puedo evitar y doy unos dos gritos maricones de placer, el tío no se separa de mis huevos para nada. Le digo que necesito descansar.

Me limpio con un kleenex, le doy otro al vejete que agradece la cortesía. Estoy algo nervioso porque dejé la mochila en manos de quien no confío. Decido salir del cine y volver luego sin prendas que dejar guardadas y disfrutar del sano puteo.

 (Buenos Aires, julio de 2018)