Volví al día siguiente. Era domingo y quería probar los glory hole, una fantasía y anhelo que había tenido desde hace años.
Soy de los primeros en llegar. Doy una putivuelta y cuento que somos apenas seis. Estamos esparcidos por toda la Sapiens y parece que no hubiera nadie. Me encuentro con el vejete-marica del día anterior en la entrada del cine. Nos saludamos y, allí mismo, me obsequia una mamada de bienvenida. Lo percibo concentrado. Intuyo que quiere dedicación exclusiva. Me dice al oído, mientras me pajea, que subamos a un apartado. Que me quiere lamer el culo y sentir como mi leche se corre sobre su pecho. Le digo que puede ser el lunes o más tarde, que no quiero correrme todavía. Dice que está bien, no pasa nada. Se arrodilla, sigue mamando y luego, nos despedimos. Antes de correrte, me dice, me buscas que me quiero tragar toda tu lechita. Asiento con la cabeza y me ruborizo, es un cumplido que se quieran tragar el semen propio. Por lo menos, con las tías que he estado, apenas una me confesó que le gustaba tragar semen. Todas las demás, incluyendo las más pervertidas, nunca les gustó. Ni si quiera pienso en intentarlo con la parienta. La Montse es pervertida-anal y, en cuanto al sexo oral, le doy un 7/10; pero de allí a tragar semen. Nada de nada.
Me siento en el primer sofá que está frente a la pantalla del cine. Pasan los minutos y me duermo. Una siesta de no sé cuantos minutos. Me despierto y todo sigue vacio a mi alrededor. Decido dar una vuelta por los glory y el espacio promete. Las circunferencias están lisas, no hay riesgo de que el mamador y el mamado se hagan daño. Reconozco que si el mamado se mueve contra el panel de madera, tiembla toda la tabla. Para el mamador, no hay donde sentarse, ni apoyarse. Toca estar de rodillas, cual penitencia, o agacharse, con el dolor que eso implica. Estoy en ese estudio preliminar de campo cuando maricón salvaje aparece.
En un principio vi a uno, pero luego terminaron siendo tres. Tres tristes tíos que buscaban una polla que mamar. Se acercaron y entraron por el lado de los mamadores-pasivos. Yo estaba de ese lado y salí hacia el lado del mamado-activo. Como no quería perder la oportunidad, me quité la toalla y metí mi polla en el tercer glory hole que queda desde el muro hasta la salida. Alguno de estos tres va a querer mamar. Y cuál sería mi sorpresa que las tres criaturas se arrodillaron del otro lado y comenzaron a chupar mi polla.