miércoles, 16 de abril de 2025

Sexo en Buenos Aires, Argentina (Parte 23) - Pequeña orgía

 

Me había enamorado. ¿Cómo volver al puteo después de esa lamida de culo? Difícil estaba volver a la rutina que ofrecía la anónima promiscuidad. Ante ese panorama, decidí dar una putivuelta. 

La fauna había crecido. Había de todo un poco. Un grupo de chavales llamó mi atención, pero creo que yo a ellos no les interesé. Realmente, estaban muy entretenidos entre ellos y, como constaté minutos más tarde, eran follamigos y la estaban pasando genial entre ellos. Probé algunas pollas, todas de vejetes y/o gente de mi edad. Le comí la polla a un tío de unos 55 – 60 años, cuerpo tonificado y pollón:unos 22 centímetros de carne dura, gruesa y de buena calidad. Solo activo. No se dejó tocar el culo y tampoco me quiso follar. Estuve un rato mama que mama, pero me aburrí. 

Luego, en otro apartado con dos tíos más jóvenes, de unos 33-37 años, nos encerramos los tres y todo fue mamada, pezoneo y toqueteo de culos, hasta que uno de ellos con la clásica excusa de no correrse, decide irse, detrás su amigo y pues, nada. Más putivueltas. 

Hubo una pequeña orgía en el lado derecho del cine, es decir, del lado contrario de los glory hole. Digo pequeña, porque fue corta, pero intensa. Creo que no duró más de quince minutos. Cuando yo entro, un tío estaba en cuatro patitas siendo penetrado por otro. Había un tío gordo, inmenso, parecía una montaña. El tío montaña estaba sentado, solo observaba la penetración. Yo me acerco, le pongo mi polla en su cara y pues, lo demás vino por añadidura.  

El tío montaña me regaló una buena mamada. Entre mamada y mamada fueron apareciendo tíos. Uno metió el dedo en mi culo. Al experimentar el nivel de docilidad decidió penetrarme. Se puso goma, yo le puse lubri y, mientras el tío montaña mamaba, yo era penetrado con suavidad. Una vez que los cuerpos se acoplaron, hubo un mete saca frenético. Yo me dejé hacer. Cuidé en todo momento que las embestidas no perjudicaran al tío montaña que mamaba con una dulzura que parecía lluvia que refresca el verano (sí, el puteo me hace un poquito poeta). 

Luego hubo cambios de puestos. No recuerdo el orden ni cómo fue todo. Estuve en cuatro patitas, pero era penetrado por otro tío. En algún momento estuve acostado, de lado, penetrando a otro tío. En otro momento, eramos cuatro tíos y nos turnábamos para mamarnos entre todos las pollas. Por ahí apareció un tío pequeño, calvo, feo, pero un culo pequeño y lampiño que terminó siendo follado por varios de nosotros. En algún momento hicimos una rueda de cinco tíos, nos pajeamos compulsivamente y cuatro nos corrimos. Todo fue muy rápido. Todo en menos de diez minutos. 

Ducha y a por más. 

(Continuará)     

 






miércoles, 2 de abril de 2025

Sexo en Buenos Aires, Argentina (Parte 22) - Lamida de culo

 

Le digo que sí al tío. Que me lama el culo. ¡Oh, dioses! ¡Oh, fortuna! ¡Y qué lamida de culo! Así, en mayúsculas: LA-MI-DA-DE-CU-LO. No era la primera vez que me lamían el culo. Pero el tío tenía una lengua larga y gruesa. Sus dedos eran también largos y gruesos. Su saliva no parecía saliva. Era como un lubricante anal de gel. Como mi polla estaba del otro lado, siendo atendida con morbo por el otro tío, no me quería correr. Así que le dije al tío que estaba vestido que nos fueramos a un apartado. Está bien, me respondió, pero yo solo quiero lamer tu culo. Lo tomé de la mano y lo llevé a un apartado semiprivado. 

Nunca os he hablado de ese apartado. Cuando entráis al cine, del lado izquierdo queda una especie de apartado. Hay una cama, podéis cerrar con llave, pero del cuello hacia arriba no hay pared, hay solo unas rejillas de metal. Por lo cual, cualquiera que se acerque puede ver con tranquilidad lo que sucede dentro. De hecho, se puede ver muy bien porque hay una luz rojiza que car, no recuerdo de donde, que alumbra. Es como una especie de cabina para follar y no ser molestado, pero en la que podéis mirar y nadie os detendrá. Allí nos metimos el tío desnudo y yo. Mitad por morbo, mitad desespero. Yo estaba muy calienta. La lamida de culo en los glory había estado maravillosa. 

Pues allí, en la “intimidad” que daba el apartado, el tío de americana me lamió el culo en todas las posiciones: de pie, en cuatro, patitas para arriba, de lado izquierdo, de lado derecho, más patitas para arriba. El tío apenas tocaba mi polla. La tocaba en plan majete. Es decir, quería saber si mi polla seguía allí y de vez en cuando, pero muy de vez en cuando, me chupaba la polla y seguía con el culete. Varios tíos se nos quedaban viendo. Uno quiso entrar, la ver que la puerta estaba cerrada tocó, pero el tío que me lamía el culo susurró a mi oído: no le abras. ¿Y cómo le digo que no a alguien cuya lengua de siete centímetros te hace masaje prostático? Le dije al tío que tocaba la puerta, que esto era entre mi marido y yo. El tío que tocó la puerta, pues se resignó y se nos quedó viendo desde afuera. Por lo movimientos intuí en que se estaba matando con una paja, hasta que llegó un tío que le hizo una chupada allí mismo y luego, se fueron a otro lado. 

No sé cuánto tiempo llevábamos el tío vestido y yo. Yo había llegado al nivel: ¡cásate conmigo! El tío vestido me pide ua tregua para descansar. Y yo le digo que vale, pero que si me quiere follar, soy todo de él. Me responde que no, que quizás más tarde. Y le pregunto, ¿qué haces vestido? Pues que ha pagado la entrada y se fue directo a ver como estaba el ambiente. Y al ver mi cuerpo entregado al éxtasis y pegado a los glory, pues no resistió la tentación de tocar mi culo. Al ver que tenía el culo sin pelos y de buen tacto, pues quiso ir más allá. 

En medio de la conversación nos enfriamos. A lo cual, quedamos en encontramos luego y retozar un rato desnudos los dos. 

No lo volví a ver. 


(Continuará)





miércoles, 5 de marzo de 2025

Sexo en Buenos Aires, Argentina (Parte 20) - Mamada con vejete

 


No hizo falta buscar al marido. Estábamos el vejete y yo en plan magreo, conversando un poco de todo, mamadas más, mamada menos, cuando aparece el marido. Uno morenazo, 30 años más joven que el vejete. Cuerpo machacado en gym. No hizo falta presentación, apenas el vejete dijo “te presento a mi marido”, este se quitó la toalla exhibiendo un cipote de unos 23 cm. Grueso, venoso, capullo prominente, todo rasurado. Decidí probar tan apetecible manjar. Me encontré con una polla deliciosa que había sido recién lavada con abundante agua y jabón. No había duda de que el tío era un activo de primera línea, pero se había lavado bien, quizás con la intensión de compartir con otros y con su vejete marido.  

No recuerdo cómo pasaron las cosas. El marido de pie, yo sentado comiendo la polla del marido y el vejete, sentado a mi derecha, comía a su vez la polla. Creo que el vejete le comentó para encerrarnos en un apartado, pero el marido y yo coincidimos que estábamos a tono y nos apetecía allí mismo, frente a todos. En algún momento yo le estaba dando de mamar al vejete que era follado por su marido. Cambio de posiciones, cambio de goma y más lubri. Luego era yo el que comía la polla del vejete mientras su marido me follaba. ¡Oh, qué follada! ¡Oh, qué verga tan maravillosa! El marido no era muy dado al toqueteo, todo su encanto radicaba en tener una polla dura y venosa que se abre paso entre las cavidades anales.  

Me penetraba y salía. A veces con mucha lentitud, otras con una velocidad vertiginosa. Nunca me tocó con las manos, pues hubiera agradecido una paja colaborativa, pero no importaba. El tío apenas posaba sus manos en mis glúteos o espalda para ubicar, con lentitud y paciencia una mejor entrada de su polla. Hubo más cambios de posiciones que no recuerdo, pero el marido siempre de activo. ¡Y mira que tenía un culo de dioses! Nos sentamos los tres en el mueble del cine y nos corrimos con unas pajas. Mucha lefa y morbo.  

Allí sentados, descansado un poco, conocí de sus vidas. Varias veces habían coincidido en orgías en locales de sexo. Como después del sexo compartían cervezas, tapas y buena conversación, decidieron llevar la relación a un nivel más formal. El vejete estaba casado con dos hijas y se cansó de llevar una doble vida. Se separó de su mujer quien, hasta el sol de hoy, no le ha perdonado que la dejo por una polla. Sus hijas, una de 21 y la otra de 17, pues se la llevan bien con el marido del padre. Ellos, por su parte, han mantenido desde el inicio una relación abierta, siempre y cuando lo compartan. Es así que, si uno se va de viaje y folla, pues le cuenta al otro y no ha pasao . Muy suecos estos tíos.  
Había tenido una tarde de mucho sexo. Permanecí en total cinco horas en la sauna. Decidí volver al hotel, ducharme, tomar una copa de vino y ver algo en Netflix. 
 
Mañana volvería para lo que sería una de las lamidas de culo más fantásticas que me han hecho en la vida. 

 (Continuará)