lunes, 15 de julio de 2013

Travestis en Sala Duque de Alba Madrid (1)

_¡Su trasero está listo doctora! (flug, flug).
_ Yo creo que debe chupar pene antes (ugn, ugn).
_¡Omhm!



Domingo de primavera
18:32 hrs
Temperatura: 6º C
Humedad: 74%


Esa tarde había comido con Elena en casa de sus padres. Elena nos había preparado un delicioso bacalado al pilpil que le había quedado de rechupete. Elena se esforzaba cada dos domingos en que después de misa comieramos juntos toda su familia: Carolina, su hermana; el esposo de ésta, Daniel; mis suegros, Elena y yo. Elena quería mudarse conmigo y que tratáramos de construir una vida juntos. Yo no tenía problema. Si bien, Elena era pésima follando, quizás viviendo juntos podría ir haciendo que ella fuera "descubriendo" su sexualidad. Me gustaría por ejemplo, dedicar un mes a masturbarla y que ella tan sólo se dedicara ha hacerme sexo oral. Poco a poco la iría convenciendo de que dejara que me corriera en su boca. Tendríamos más tiempo para ir "descubriendo" nuestros cuerpos y disfrutar de una sana y divertida sexualidad.

A pesar de mantener relaciones fuera del matrimonio, Elena era aburridamente católica. Le gusta follar, pero a veces tiene complejo de culpa. Si bien lleva una vida un tanto "liberal" como aparenta cualquier chica madrileña de esta época de post-estado-de-bienestar, la verdad es que en casa de Elena el sexo, las drogas y el alcohol son un tema tabú.

Elena es una encantadora maja, socialmente hablando. Pero le falta esa cosa que a su edad es indispensable para cualquier chica europea de su edad, estatus social y condición económica; Elena necesitaba independencia económica. Si bien yo podía mantenerla sin problemas gracias a mi aburrido trabajo en una compañía internacional dedicada al negocio del petróleo, Elena creía que sus padres no les gustaría que ella se fuera sin un respaldo económico que el día de mañana le permitiera independizarse si yo la dejaba. Su hermana lo había hecho bien: tenía un trabajo como contable que no era la gran cosa, pero tenía algo de dinero. Se casó con su novio, Daniel, un chico de Alcobendas que tenía un trabajo estable como funcionario público y podían costear un piso barato por los lados de Alcalá de Henares.

Elena había estudiado diseño gráfico y el único trabajo que había conseguido, antes de la crisis le reportaba 1.000 euros mensuales. Luego se lo rebajaron a 700 euros. Después producto de la crisis la mandaron a trabajar medio turno y le pagan 350 euros mensuales por 20 horas de trabajo semanal. Yo en cambio estoy muy, pero muy bien. Gano una buena pasta, tengo vivienda propia y completamente paga. en fin, soy la envidia de 5.000.000 de parados en España.

Soy bisexual y si bien, Elena no lo aceptaría nunca, ella tampoco tiene por qué enterarse, pues siempre podré "escapar" rápidamente hacia la Sala X, Duque de Alba (o Tirso de Molina) y pasarla muy, pero muy bien. Además, a veces me gustaba visitar a Isabel y follar y conversar un rato con esa vieja-puta-y-fascista.

Lo cierto es que después de la comida en esa casa todos estábamos obligados a dormir la siesta. A mi me dejaban dormir en la habitación de Elena pero con la puerta abierta y en un pequeño sofá que ella tenía allí. El sofá tenía la altura perfecta para practicar el sexo anal. Si Elena por fín se decidía a mudarse conmigo le pediría que se llevara el sofá consigo, en algún momento tenía que probar follar a Elena por el culo, tenía un culo blanco y un ojete rosado y hermoso. Me había dejado contemplarlo, besarlo y acariciarlo pero nunca introducirle un dedo. Iba a ser muy dificil convencer a Elena de prácticar el sexo anal. ¡Más dificil, sino imposible, que ella me penetrara con un strap-on!

Lo cierto es que llevaba semanas sin ir a la Sala X Duque de Alba (o Tirso de Molina) y hacia días que comenzaba a sentir una picazón entre las piernas que sólo se quitaría cuando un macho me hiciera alguna pajilla o algún vejete me comiera la polla  con suavidad y tomandose su tiempo.  Le inventé a Elena y a su famila que después de la comida tenía que ir a trabajar, así pasaría alrededor de las 18:00 hrs por el cine. !Los domingos a esa hora suelen ser candentes!

Me despedí de Elena con un dulce besos y un apretón de culo y cogí el metro desde Manoteras hasta Pinar de Chamartín y desde allí la Línea 1 de Metro dirección Valdecarros para bajarme en Tirso de Molina. Desde hacía horas mi polla había comenzado a segregar liquido seminal con tan sólo pensar en las bocas, manos, pechos y pollas que encontraría en la Sala X.
OR REDACTAR








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