Como comenté en el post anterior, el olor del
perfume de don Eusebio era muy característico y yo lo había olvidado. Desde
luego que era para olvidar. Haciendo memoria de la última de mis visitas a la
Sala X, Duque de Alba, creo que fue hace casi tres años y ya para aquel
entonces había olvidado el dulce olor del perfume de don Eusebio; asimismo,
otras mamadas vinieron a mi cipote, otras bocas y manos me trabajaron los
cojones y me sacaron el liquido vital de mis testículos y los fluidos pre-seminales
de mi próstata. Injustamente había olvidado las sanas caricias bucales de don
Eusebio.
XX
Pero justo hace casi tres semanas me topé con don
Eusebio.
XX
Me dirigía en la Linea 5 del Metro de Madrid en
dirección a Alameda de Osuna. Me habían comentado que cerca del Parque El
Capricho había una zona de footing que bien valía la pena conocer. Era sábado
muy temprano. Entre las 8:30 y 9:00 am. Yo iba con mis cascos puestos
escuchando alguna que otra balada americana de los años cincuenta. Mis ojos
estaban cerrados y de pronto, creo que en la estación El Carmen sentí el fuerte
olor del perfume de don Eusebio. Fue algo muy gracioso el hecho de que apenas
con haber percibido el olor mi polla comenzó a llenarse de sangre y comencé a
sentir vergüenza pues llevaba puesto mi vestuario para el footing y una buena
erección sería imposible de ocultar.
XX
Y allí, parado frente a mí en el metro que va para
Alameda de Osuna estaba parado don Eusebio. Idéntico como si nunca hubiera
pasado el tiempo. Era más bien bajo de estatura, cabello corto de tonos
grisáceos, edad entre los 55-60 años. Pulcramente afeitado y observe su paquete,
lo tenía frente a mí, me provoco magrearlo y de ser posible allí mismo
descubrir sus flácidas partes y retribuirle las innumerables mamadas que me
dedicó en la Sala X.
XX
(Continuará)
Arrggghhhh... !!! Y ya está? :-(
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