Durante mi estancia en Barcelona estuve revisando
constantemente los distintos locales de ambiente, saunas y bares que me ofrecía
la ciudad. La variedad quizás no sea tan amplia como en Londres o Berlín, pero
para mí, un tío que apenas se estaba iniciando en frecuentar estos sitios era
algo completamente novedoso.
Ya había frecuentado en varias ocasiones el Cine Arena y si bien me la había pasado mola que mola, al igual que el Duque de Alba había días francamente aburridos. Sin embargo, yo ya había pillado en la web algunos sitios como el Bruc, el Erotixx y el Blue-Star. Aunque me emocionaba la idea, esperaba tener algún bajón de trabajo, pues cuando me voy de saunas prefiero dejar el día completamente libre para ello. En cambio al Cine Arenas al igual que hacía en Madrid en el Cine Duque de Alba, con algunos minutos libres, podía entrar, dejar que me comieran la polla, devolver el favor y comer pollas, correrme y listo. A casita o vuelta al curro, todo dependiendo de los ritmos.
No había tenido ninguna pareja-mujer estable
desde Anna, la chica de la selección española de nado sincronizado. Fue una
relación intensa pero que no duró más de seis meses. Sus compromisos deportivos y mi disposición horaria no coincidían. Mi lado gay jamás se vió
perturbado por ella, pues no coincidíamos realmente y siempre tuve tiempo de buscar una mamada en el Duque de Alba o buscar a quién follarme en el sauna Octopus o uno que otro magreo en The Cage. Todo esto hasta que llegué a Barcelona.
Vivir sólo en Barcelona y con bastante
disposición de tiempo para recorrer los baños saunas de la ciudad, me permitió
descubrir un mundo nuevo. Ciertamente, después de una intensa rutina de
visitas, uno va descubriendo los mejores horarios para ir a follar. Vas
reconociendo y haciendo amiguetes habituales, de esos que ya sabeís que me los
puedo encontrar varias veces y en ocaciones se prestan a dar una mamada sin
esperar mucho tiempo. Mi ojete ya había sentido el placer de varios miembros
viriles. Mi boca había comido ya cualquier cantidad de pollas. En mi pecho se
habían corrido cualquier cantidad de tíos con sus distintas cantidades y
calidades de lefa. Me estaba preparando para lo mejor.
Eso es lo que más hecho de menos de la desaparición del Arenas.
ResponderEliminarCon pocos minutos de disposición (20/30 min), podías entrar, pim-pam y salir más o menos satisfecho, si en ese día/hora coincidía con un poco de ambientillo.
Además que, prácticamente, no me suponía ningún gasto de tiempo extra el desplazarme hasta allí, pues me pillaba de paso.
Cosa que no me pasa con las saunas, que necesitas más tiempo ( es más ceremonioso ), caro, por lo que sabe mal no estar un mínimo de tiempo ( yo suelo estar entre 1 hora y 2 horas máximo ) y que necesito mis 10 minutos de ida y 10 de vuelta, de mis trayectos habituales.
A ver que nos cuentas... :-)