miércoles, 8 de febrero de 2023

Sabiduría anal. De vuelta al puteo


 

Se ha marchado la parienta. Me deja solo por tres semanas y quiero aprovechar todo el tiempo posible para putear. Putear como Dios manda, con tiempo, dedicación, sin apuros. Como lo he comentado antes, quizás fue por tener un chocho a la mano o por cosas de la edad, pero el año pasado (2022) no puteé lo suficiente, fue un año flojo para el puteo, aunque con una que otra salida interesante y que quedó reseñado en el blog.  

Apenas supe que la parienta estaba organizando el viaje con sus padres, me comenzó a picar el culo, las bolas se hincharon y la polla se puso morcillona, como en los viejos tiempos cuando el cuerpo me pedía alegría y cosa buena ¡Eeeeeh, Macarena! Saber que iba a estar solo, liberado a mis anchas por algunas semanas de la parienta me activó el puteo al máximo. ¡Me apetecía hacer de todo! Ir de cruising al aire libre, ir a bares de puteo, a saunas, usar Grindr, llamar al Federico y encerrar con él en algún hotel por unas 48 horas, dedicarnos a follar y acariciarnos.  


Luego de que ha partido el vuelo de la parienta and family de Barajas, regreso a casa para rasurar, con calma, bolas y culo. La parienta sabe que me rasuro bolas y culo, pero por lo general, lo hago en menos de cinco minutos cuando ella está en casa. Pero en medio de esta soledad decido tomarme mi tiempo y hacerlo con calma.  


Al llegar a casa lo primero que hago es poner música suave, cool jazz o smooth jazz. Tengo una cita conmigo mismo. “¡Pedazo de mariiiica!”, me digo a mismo. Saco la colección de plug anales que compartimos Montse y yo, aunque ella los usa más. Agarro el de tamaño mediano, le pongo lubri y pa’dentro. Entra como si siempre el culo lo hubiera estado esperando. Supongo que el culo guarda su sabiduría. “Sabiduría anal”, buen título para una entrada, me digo. Una vez con el plug en el culo comienzo a rasurar el vello púbico, luego bolas y por último todo lo que está alrededor del culo. De mi polla emana presemen y estoy excitadísimo. Sin embargo, no me quiero tocar y hacerme una paja porque luego voy a entrar en el letargo post-orgásmico. Reconozco que me provoca hacerme un pajazo y tragar mi propia lefa, es algo que no hago desde hace treinta años, pero no; prefiero aguantarme y ver que me depara la noche. 
 
Reviso la hora. Todo el proceso de rasuración duró cinco minutos. Pues, nada. A putear se ha dicho. 




1 comentario:

  1. Cinco minutos !!! Que envidia, jaja... Yo tardo bastante más, pero bastante bastante más ;-) . Pensé que te ibas a quedar de Rodriguez más tirando a semana santa o poco antes del verano, por eso de irse de vacaciones con buen tiempo y resulta que es ya!. Pues nada, a esperar tu desmelene de esos días. Seguro que los habrás sabido disfrutar.

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