sábado, 1 de octubre de 2016

Grindr





Laura me regaló un móvil nuevo de última tecnología y lo primero que hice fue descargar Grindr. Grindr es una aplicación para móvil que te permite conocer otros tíos cerca de tu entorno y que andan deseosos de alguna escaramuza sexual. Es muy práctico y fácil de descargar. A todas estas, este cuento es muy viejo, pero es una de mis anécdotas predilectas. Paso hace casi dos años.

Mi primer contacto fue un tío cuyo nickname era ZZ. Evidentemente, al yo ser nuevo en Grindr no le hice caso. Lo cierto es que me manda un mensaje diciendo que estaba cerca y que le gustaría verme. Me dice que no vive cerca de mi zona pero por cuestiones de trabajo siempre pasa por aquí y me ve conectado en el Grindr. Le respondo que necesito una foto. No le digo que era mi primera vez usando esta red social.

Me manda la foto y resulta que el tío en cuestión rondaba cerca de los 35 años, barba cerrada, blanco, realmente guapo. Sin embargo, no me fio de buenas a primeras pues muchas veces la foto podría estar trucada. Me pide mis fotos y le pido que espere, que tengo móvil nuevo y que necesito un tiempo para hacerme la foto. 

Me voy al baño y me tomo dos fotos con el torso desnudo. En una oculto mi cara y en la otra sale mi rostro perfectamente definido.

El tío me dice que le parezco guapo pero que le da corte quedar. Yo le respondo que no hay apuro, que se lo tome con calma y pues ya veremos. Me dice luego que está casado, que es un lío pero que quiere follar con tíos. Le respondo que mi caso es similar, que no estoy casado pero llevo una vida heterosexual con novia y todo (en aquel entonces seguía con Laura), pero que de vez en cuando me gustaba comer polla y que me follaran a mí también.

No me responde y pasan como tres días. Me escribe ZZ que su mujer no estará en todo el día de mañana y que estaría en un curso de no-sé-qué. Me invita a su casa para vernos y debo confesar que a mí esas cosas de ir a follar con tíos casados en sus casa no me gustan, porque de pronto aparece su mujer ¡y mi madre la que se arma! Podré ser un bi-promiscuo pero no un degenerado acaba familias. 

Me manda su dirección. Vive por Hortaleza pero que me quede en el Metro Mar de Cristal que me queda más cerca. Decido ir. Después de todo, si no es de mi gusto no tiene por qué obligarme a nada.

Llego a su portal y me encuentro con la sorpresa que es un tío muy guapo y muy majo. Mucho más delgado en la vida real que en la foto pero también mucho más bajo de lo que yo imaginaba. El tío me saluda. Está nerviosísimo. Se nota que tiene poca experiencia si no es que es esta su primera vez. Además apenas abre la puerta se queda viéndome el paquete con ojos de hambre.

Cierra la puerta. Me pregunta si quiere tomar algo. Que él desea tomar un gin-tonic  porque está nervioso. Le  digo que está bien. El tío después de preparar la bebida se me acerca y me pregunta si no fue difícil conseguir la dirección. ¡Claro que no! Desde hace años me jacto de que no hay dirección imposible para yo conseguirla en Madrid.

Me pregunta que qué hacemos y allí de una vez comenzamos la acción. Decido magrearlo un poco y empiezo a tocar su paquete. El comienza a tocar el mío y rápidamente me pongo erecto, duro, tieso y eso le encantó a ZZ, quien en menos de lo que yo esperaba me abre la bragueta y me saca la polla tiesa. Se arrodilló en cuestión de segundos y comienza a darme una mamada prodigiosa. Sin embargo, a veces usaba los dientes y tuve que pedir que no los usara. Usa lengua, usa labios, tío. Pero no los dientes. Cosa que hizo muy bien. ¿Será un buen esclavo este guarrillo? Pensé en mis adentros. A veces me da por querer meterme a amo, practicar el BDSM, pero no tengo sitio para guardar los implementos.

Deja de mamar y me besuquea. Me abraza como una niña encantadora y comienza a quitarme la ropa, allí mismo, en la sala de su casa. Le pregunto por su habitación. Me dice que no follemos en el cuarto principal donde duerme con su esposa. Usemos la otra habitación que es la de huéspedes, cuando los amigos vienen de visita o la familia pasa unos días. Me parece bien, pensé. Hay que respetar los espacios del matrimonio. Aunque si yo me hubiera casado con Laura, jamás correría el riesgo de permitir a un tío que me follase allí.

Ya en la habitación el tío se queda desnudo e inmediatamente empieza  frotar su paquete contra el mío. Yo estoy erecto listo para la acción. El tío tiene un buen miembro pero está en estado morcillón: no termina de parársele. Así, que para no dejarlo mal, decido devolverle el favor de la mamada. Me siento en la cama y comienzo una mamada suave, cariñosa. Le acaricio los huevos y le busco el ojete para ver que tan pasiva es la niña. Me sorprendió que el sexo lo tenía completamente rasurado y recordé, no sé por qué, que alguien me dijo que no era de hetero rasurarse el sexo. Lo cierto es que su pene agarró forma, tono y tamaños estándar. Sería una follada placentera.

Nos acostamos en la cama y el tío estaba mucho más desenvuelto. Quería hacerle más cosas pero el tío no paraba de besar, abrazar y mostrarse excesivamente tierno. Se notaba que le hacía falta unas sesiones en The Cage o The Ring para que se dejara de cariños y se dedicara al sexo en su estado más puro.

Me dice que me quiere comer la polla otra vez y yo le digo un ¡Adelante! Comienza a mamar y se metía mi polla hasta el fondo. Decido arreglarme y ponerme en posición de 69 para que gozáramos mutuamente. El ritmo de él en mi polla era frenético. Yo en cambio se la mamaba suave y lentamente. De vez en cuando le pasaba la lengua por el culete y la muy puta pegaba unos griticos de placer que asustaban pues era evidente que algún vecino podría escuchar algo.

Le pregunto que se quiere que me lo folle y me responde que haga con él lo que quiera pero que use condón. Lo tumbo de lado y le preguntó si lo han follado antes. Me dice que no. Que se ha metido dildos en el culo pero una polla de verdad no. Saqué de mis pantalones lubricante y condón. Decido lubricar su ojete. Primero un dedo. El tío se comienza a pajear. Después dos dedos. Ya sentía como su culo se iba dilatando. Ciertamente parecía no tener mucha experiencia anal, pero ¡cómo estaba colaborando este tío! Le meto el tercer dedo. Suelta un grito. ¿Te duele? Le pregunto. No, ¡follame! Me dice.

Ya con tres dedos por culo lo pongo en cuatro patitas y le meto la punta de mi pene. El tío resopla. Bufa. A pesar del ejercicio de dilatación anal el ojete se resiste. Continúo perforando pero con suavidad. Poco a poco me voy adentrando en ese culo tierno y sereno. Al tío le tiembla todo el cuerpo pero tiene cara de estar disfrutando. Empiezo a moverme más rápido y por cortesía comienzo hacerle una paja. Te la pija dura. ¡Cómo me gustaría que esa polla me abriera mi culete!

El tío se pone boca arriba sin dejar que mi polla saliera. Piernas arriba el tío me agarra la cabeza y me pide que por favor lo bese. Le estampo un beso con lengua y todo. De verdad que rico besa este tío, pienso yo. Lo pajeo y me dice que se va a correr. Yo le digo que se corra. Que disfrute. Y se ha corrido con una lefa espesa y abundante. Le saco mi pene. Me quito el condón y comienzo a pajearme. Me corro sobre el tío que ahora era una masa de lefa y sudor.

ZZ se queda tumbado en la cama absolutamente inerte. Le pregunto que cómo la ha pasado y me dice que es maravilloso. Que llevaba años soñando con tío que se lo follara. Le limpio el vientre con un kleenex que cargaba y le pregunto si me puedo duchar. Me dice que adelante. Me muestra la ducha y el tío muy amablemente va a buscarme una toalla.

Al salir de la ducha me tenía un café caliente preparado y me dice que lo espere un momento. Me voy a duchar y luego te acompaño a la salida del edificio. Mientras el tío se duchaba, me tomo mi café caliente y repaso con una mirada todo el lugar. Un piso normal. Fotos de él y una señora a quien supongo es su esposa. Fotos de verano. Pude reconocer Barcelona por la Sagrada Familia de fondo. Alicante y creo que Málaga. Pero no estoy seguro.

Al salir de la ducha el tío me dice que le duele el culo, pero que está feliz. Se toma su café y después de una breve conversa sobre el Grindr y las tecnologías móviles decide abrirme la puerta. 

Justo al llegar a planta baja, al portal que da a la calle viene una chica con algunos paquetes de L’Eclerc que creo reconocer. ¡Joder, macho! ¡Es mi mujer! Me dice ZZ. ¡Pero qué sorpresa! Dice la tía sin quitarme los ojos de encima. ¿No tenías trabajo hoy? Le increpa a ZZ y este le responde: Pero, ¿no tenías curso hoy todo el día? Sí, responde ella, pero el profesor no fue a clases así que me fui de compras. 

Yo saludo a la señora con total indiferencia. Le hice un gesto a ZZ y continué mi camino al metro. Al sacar la tarjeta de transporte pensé: ¡Ójala el tío recoja el condón del piso! ¡Olvidé echarlo a la basura!

Éste fue mi primer encuentro usando Grindr. Y el último en follar en la casa de un hombre casado.

¡Pero qué delicia de ojete!




6 comentarios:

  1. Mira que pensaba desde un principio que la señora aparecería en medio folleteo, jajaja...
    Ha estado muy bien el relato. Me gusta ese puntito de nervios en el colega pero que se entregara total y decididamente sin reparos ni tontos remilgos.
    Yo tampoco quedo jamás en mi casa y casi nunca voy a casa ajena de alguien con pareja, si no está expresamente de vacaciones. Las pocas veces que he ido era yo el que estaba más nervioso.
    Supiste al final si pasó algo por el condón descuidado?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Gracias por escribir Perro!

      Nunca supe que pasó con el descuidado condón. Y aunque en mi relato yo me retrato muy seguro, la verdad estaba nervioso, era mi primer "Grindr" y mi primera visita a casa de alguien cuya mujer se ausentaba por breve tiempo.

      Después de eso, más nunca. Bueno, miento, he repetido esto de quedar en casa de hombres casados unas tres veces, pero no más de allí.

      Eliminar
  2. Por cierto que aún no he llegado nunca a usar ni Grindr ni ninguna otra aplicación móvil.
    Llegué a bajarme el scruff, pero nunca lo he llegado a usar.

    ResponderEliminar
  3. No he usado el Scruff.

    El Grindr suele funcionar y en poco tiempo me he convertido en un homo-adicto-app. En Madrid me funciona muy bien con turistas que andan de paso o uno que otro tío hetero-gay-reprimido con ganas de experimentar. Estos últimos suelen ser muy indecisos y salvo el tío del relato, no suele ser tan fácil. Además, después de coger el gusto por saunas, uno se deja de estas cosas.

    ¡Ya vienen por ahí mis relatos de Barcelona!

    Besos

    ResponderEliminar
  4. Pues sí, habiendo saunas casi sobra todo lo demás, aunque tampoco son garantía de nada.

    Me gustan todos tus relatos, pero éste me ha gustado especialmente.

    ResponderEliminar