Laura me regaló un móvil nuevo de última tecnología
y lo primero que hice fue descargar Grindr. Grindr es una aplicación para móvil
que te permite conocer otros tíos cerca de tu entorno y que andan deseosos de
alguna escaramuza sexual. Es muy práctico y fácil de descargar. A todas estas,
este cuento es muy viejo, pero es una de mis anécdotas predilectas. Paso hace
casi dos años.
Mi primer contacto fue un tío cuyo nickname era ZZ. Evidentemente,
al yo ser nuevo en Grindr no le hice caso. Lo cierto es que me manda un mensaje
diciendo que estaba cerca y que le gustaría verme. Me dice que no vive cerca de mi zona pero por cuestiones de trabajo siempre pasa por aquí y me ve conectado en el Grindr. Le respondo que necesito una
foto. No le digo que era mi primera vez usando esta red social.
Me manda la foto y resulta que el tío en cuestión
rondaba cerca de los 35 años, barba cerrada, blanco, realmente guapo. Sin
embargo, no me fio de buenas a primeras pues muchas veces la foto podría estar
trucada. Me pide mis fotos y le pido que espere, que tengo móvil nuevo y que
necesito un tiempo para hacerme la foto.
Me voy al baño y me tomo dos fotos con el torso desnudo.
En una oculto mi cara y en la otra sale mi rostro perfectamente definido.
El tío me dice que le parezco guapo pero que le da
corte quedar. Yo le respondo que no hay apuro, que se lo tome con calma y pues
ya veremos. Me dice luego que está casado, que es un lío pero que quiere follar
con tíos. Le respondo que mi caso es similar, que no estoy casado pero llevo
una vida heterosexual con novia y todo (en aquel entonces seguía con Laura),
pero que de vez en cuando me gustaba comer polla y que me follaran a mí
también.
No me responde y pasan como tres días. Me escribe ZZ
que su mujer no estará en todo el día de mañana y que estaría en un curso de
no-sé-qué. Me invita a su casa para vernos y debo confesar que a mí esas cosas
de ir a follar con tíos casados en sus casa no me gustan, porque de pronto
aparece su mujer ¡y mi madre la que se arma! Podré ser un bi-promiscuo pero no
un degenerado acaba familias.
Me manda su dirección. Vive por Hortaleza pero que
me quede en el Metro Mar de Cristal que me queda más cerca. Decido ir. Después
de todo, si no es de mi gusto no tiene por qué obligarme a nada.
Llego a su portal y me encuentro con la sorpresa que
es un tío muy guapo y muy majo. Mucho más delgado en la vida real que en la
foto pero también mucho más bajo de lo que yo imaginaba. El tío me saluda. Está
nerviosísimo. Se nota que tiene poca experiencia si no es que es esta su
primera vez. Además apenas abre la puerta se queda viéndome el paquete con ojos
de hambre.
Cierra la puerta. Me pregunta si quiere tomar algo.
Que él desea tomar un gin-tonic porque
está nervioso. Le digo que está bien. El
tío después de preparar la bebida se me acerca y me pregunta si no fue difícil
conseguir la dirección. ¡Claro que no! Desde hace años me jacto de que no hay
dirección imposible para yo conseguirla en Madrid.
Me pregunta que qué hacemos y allí de una vez
comenzamos la acción. Decido magrearlo un poco y empiezo a tocar su paquete. El
comienza a tocar el mío y rápidamente me pongo erecto, duro, tieso y eso le
encantó a ZZ, quien en menos de lo que yo esperaba me abre la bragueta y me
saca la polla tiesa. Se arrodilló en cuestión de segundos y comienza a darme
una mamada prodigiosa. Sin embargo, a veces usaba los dientes y tuve que pedir
que no los usara. Usa lengua, usa labios, tío. Pero no los dientes. Cosa que
hizo muy bien. ¿Será un buen esclavo este guarrillo? Pensé en mis adentros. A
veces me da por querer meterme a amo, practicar el BDSM, pero no tengo sitio
para guardar los implementos.
Deja de mamar y me besuquea. Me abraza como una niña
encantadora y comienza a quitarme la ropa, allí mismo, en la sala de su casa.
Le pregunto por su habitación. Me dice que no follemos en el cuarto principal
donde duerme con su esposa. Usemos la otra habitación que es la de huéspedes, cuando
los amigos vienen de visita o la familia pasa unos días. Me parece bien, pensé.
Hay que respetar los espacios del matrimonio. Aunque si yo me hubiera casado
con Laura, jamás correría el riesgo de permitir a un tío que me follase allí.
Ya en la habitación el tío se queda desnudo e
inmediatamente empieza frotar su paquete
contra el mío. Yo estoy erecto listo para la acción. El tío tiene un buen
miembro pero está en estado morcillón: no termina de parársele. Así, que para
no dejarlo mal, decido devolverle el favor de la mamada. Me siento en la cama y
comienzo una mamada suave, cariñosa. Le acaricio los huevos y le busco el ojete
para ver que tan pasiva es la niña. Me sorprendió que el sexo lo tenía completamente
rasurado y recordé, no sé por qué, que alguien me dijo que no era de hetero
rasurarse el sexo. Lo cierto es que su pene agarró forma, tono y tamaños
estándar. Sería una follada placentera.
Nos acostamos en la cama y el tío estaba mucho más
desenvuelto. Quería hacerle más cosas pero el tío no paraba de besar, abrazar y
mostrarse excesivamente tierno. Se notaba que le hacía falta unas sesiones en
The Cage o The Ring para que se dejara de cariños y se dedicara al sexo en su
estado más puro.
Me dice que me quiere comer la polla otra vez y yo
le digo un ¡Adelante! Comienza a mamar y se metía mi polla hasta el fondo.
Decido arreglarme y ponerme en posición de 69 para que gozáramos mutuamente. El
ritmo de él en mi polla era frenético. Yo en cambio se la mamaba suave y
lentamente. De vez en cuando le pasaba la lengua por el culete y la muy puta
pegaba unos griticos de placer que asustaban pues era evidente que algún vecino
podría escuchar algo.
Le pregunto que se quiere que me lo folle y me responde
que haga con él lo que quiera pero que use condón. Lo tumbo de lado y le
preguntó si lo han follado antes. Me dice que no. Que se ha metido dildos en el
culo pero una polla de verdad no. Saqué de mis pantalones lubricante y condón.
Decido lubricar su ojete. Primero un dedo. El tío se comienza a pajear. Después
dos dedos. Ya sentía como su culo se iba dilatando. Ciertamente parecía no
tener mucha experiencia anal, pero ¡cómo estaba colaborando este tío! Le meto
el tercer dedo. Suelta un grito. ¿Te duele? Le pregunto. No, ¡follame! Me dice.
Ya con tres
dedos por culo lo pongo en cuatro patitas y le meto la punta de mi pene. El tío
resopla. Bufa. A pesar del ejercicio de dilatación anal el ojete se resiste.
Continúo perforando pero con suavidad. Poco a poco me voy adentrando en ese
culo tierno y sereno. Al tío le tiembla todo el cuerpo pero tiene cara de estar
disfrutando. Empiezo a moverme más rápido y por cortesía comienzo hacerle una
paja. Te la pija dura. ¡Cómo me gustaría que esa polla me abriera mi culete!
El tío se pone boca arriba sin dejar que mi polla
saliera. Piernas arriba el tío me agarra la cabeza y me pide que por favor lo
bese. Le estampo un beso con lengua y todo. De verdad que rico besa este tío,
pienso yo. Lo pajeo y me dice que se va a correr. Yo le digo que se corra. Que
disfrute. Y se ha corrido con una lefa espesa y abundante. Le saco mi pene. Me
quito el condón y comienzo a pajearme. Me corro sobre el tío que ahora era una
masa de lefa y sudor.
ZZ se queda tumbado en la cama absolutamente inerte.
Le pregunto que cómo la ha pasado y me dice que es maravilloso. Que llevaba
años soñando con tío que se lo follara. Le limpio el vientre con un kleenex que
cargaba y le pregunto si me puedo duchar. Me dice que adelante. Me muestra la
ducha y el tío muy amablemente va a buscarme una toalla.
Al salir de la ducha me tenía un café caliente
preparado y me dice que lo espere un momento. Me voy a duchar y luego te
acompaño a la salida del edificio. Mientras el tío se duchaba, me tomo mi café
caliente y repaso con una mirada todo el lugar. Un piso normal. Fotos de él y
una señora a quien supongo es su esposa. Fotos de verano. Pude reconocer
Barcelona por la Sagrada Familia de fondo. Alicante y creo que Málaga. Pero no
estoy seguro.
Al salir de la ducha el tío me dice que le duele el
culo, pero que está feliz. Se toma su café y después de una breve conversa
sobre el Grindr y las tecnologías móviles decide abrirme la puerta.
Justo al llegar a planta baja, al portal que da a la
calle viene una chica con algunos paquetes de L’Eclerc que creo reconocer.
¡Joder, macho! ¡Es mi mujer! Me dice ZZ. ¡Pero qué sorpresa! Dice la tía sin
quitarme los ojos de encima. ¿No tenías trabajo hoy? Le increpa a ZZ y este le
responde: Pero, ¿no tenías curso hoy todo el día? Sí, responde ella, pero el
profesor no fue a clases así que me fui de compras.
Yo saludo a la señora con total indiferencia. Le hice un gesto a ZZ
y continué mi camino al metro. Al sacar la tarjeta de transporte pensé: ¡Ójala
el tío recoja el condón del piso! ¡Olvidé echarlo a la basura!
Éste fue mi primer encuentro usando Grindr. Y el último en follar en la casa de un hombre casado.
¡Pero qué delicia de ojete!
Mira que pensaba desde un principio que la señora aparecería en medio folleteo, jajaja...
ResponderEliminarHa estado muy bien el relato. Me gusta ese puntito de nervios en el colega pero que se entregara total y decididamente sin reparos ni tontos remilgos.
Yo tampoco quedo jamás en mi casa y casi nunca voy a casa ajena de alguien con pareja, si no está expresamente de vacaciones. Las pocas veces que he ido era yo el que estaba más nervioso.
Supiste al final si pasó algo por el condón descuidado?
¡Gracias por escribir Perro!
EliminarNunca supe que pasó con el descuidado condón. Y aunque en mi relato yo me retrato muy seguro, la verdad estaba nervioso, era mi primer "Grindr" y mi primera visita a casa de alguien cuya mujer se ausentaba por breve tiempo.
Después de eso, más nunca. Bueno, miento, he repetido esto de quedar en casa de hombres casados unas tres veces, pero no más de allí.
Por cierto que aún no he llegado nunca a usar ni Grindr ni ninguna otra aplicación móvil.
ResponderEliminarLlegué a bajarme el scruff, pero nunca lo he llegado a usar.
No he usado el Scruff.
ResponderEliminarEl Grindr suele funcionar y en poco tiempo me he convertido en un homo-adicto-app. En Madrid me funciona muy bien con turistas que andan de paso o uno que otro tío hetero-gay-reprimido con ganas de experimentar. Estos últimos suelen ser muy indecisos y salvo el tío del relato, no suele ser tan fácil. Además, después de coger el gusto por saunas, uno se deja de estas cosas.
¡Ya vienen por ahí mis relatos de Barcelona!
Besos
Pues sí, habiendo saunas casi sobra todo lo demás, aunque tampoco son garantía de nada.
ResponderEliminarMe gustan todos tus relatos, pero éste me ha gustado especialmente.
¡Gracias!
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