Como ya
me había sucedido en varias ocaciones desde que estaba en Barcelona, tendría un
largo fin de semana comenzando ese jueves por la tarde, tomándome todo el
viernes con su respectivo fin de semana. Había salido ese jueves temprano del curro. Si salía algún inconveniente pues
tendría que hacer acto de presencia en el curro, pero mientras tanto, era libre. Tomé
entonces la decisión de hacer mis dos tipos de turismo: el primero, turismo
sexual. Visitar algunas zonas de cruising, algunos saunas y quizás una visita
al Cine Arenas, aunque este último no me había entusiasmado tanto y por último un turismo ordinario: algún museo, alguna tienda.
Ese jueves llegué al Sauna Bruc, pagué mi
derecho a entrar y me preparé para ir a las duchas. Estaba saliendo de la zona
de duchas y me disponía hacer un recorrido táctico cuando se apareció frente a
mí un tío bastante alto con gafas culo de botella y un cuerpo lleno de pelos.
El tío no me había dado ni tiempo de entrar a la zona de saunas cuando comienza
a acariciarme los pezones. El tío en cuestión no me excitaba, pero su manera de
tocar los pezones me gustó sobre manera, además, tenía yo casi dos semanas sin
hacerme una paja, sin que nadie me hiciera algún cariño.
El tío comenzó a magrearme el paquete y me quitó la
toalla, allí frente a todo el mundo, en pleno pasillo, pero en realidad apenas habías
tres tíos que se quedaron viendo el espectáculo. El tío se arrodilló frente a
mí y comenzó a comerse mi polla que en cuestión de segundos se puso dura como
un roble. Al tío se le cayó la toalla y pude apreciar que tenía una
considerable toalla en estado de reposo.
El tío continúo comiéndose mi polla mientras me
acariciaba las nalgas y comenzó a meterme el dedo en mi humilde y sencillo
ojete que había yo previamente lubricado. Entró un dedo sin problemas, mientras
el tío seguía chupando la polla como si fuera a morir. Sabía yo que no iba a
durar tanto. Par de semanas de celibato obligado me pasarían cuchillo de un
momento a otro.
_Me corro –le dije.
El tío murmuró algo sin sacarse mi polla de su boca,
pero inmediatamente entendí que decía “está bien, córrete en mi boca”, porque
el tío seguía mama que mama, chupa que chupa.
No aguanté las ganas y me corrí. Sentí como el tío
me hundía más el dedo en el culo y como se llevaba mi polla hasta lo más
profundo de su garganta. Pegué un grito de placer. A nuestro alrededor seguían
los tres mismos tíos, de los cuales uno se había quitado la toalla y se hacía
una pajilla con una polla bastante flácida.
El tío que me la mamaba en cuestión se levantó devolviéndome
la toalla. Me dio una palmadita en la espalda y se fue a la zona de duchas. Yo
me quedé allí de pie algunos minutos tratando de recobrar fuerzas. Luego caí en
cuenta que tendría que ducharme y limpiarme para un próximo encuentro. La tarde
prometía.
Me fui a la zona de duchas y allí mientras me lavaba
estaba saliendo el tío que se había apoderado de mi leche. Yo sentía que tenía
el deber de devolverle las caricias que me había prodigado. Entonces le
pregunté si no deseaba que nos viéramos en el cuarto oscuro o nos metiéramos en
alguna cabina. Me contestó que no. Que sería para otro día. Que iba de salida. Que
se había corrido tres veces hoy. ¡Lástima! Pensé yo. Sin embargo, me llene todo
de ilusión pues la tarde en el Sauna Bruc prometía.
Nada más lejos de la verdad. Apenas salí de la zona
de duchas, seguían los tres mismos tíos dando vueltas. El tío que se había
estado haciendo unas pajillas con su flácida polla se había puesto un paño.
Entré al Sauna de vapor y habían dos tíos uno equidistante del otro. El más
gordillo estaba acostado boca arriba sin ningún pudor con las bolas al aire. El
otro tío estaba sentado con el paño puesto y comenzó a magrearse apenas entré.
Ninguno me apetecía. Seguí dando vueltas, iban llegando tíos pero parecía que
yo no era agradable a algunos. Se iban pasando las horas y el ambiente estaba
lento. Decidí irme a recorrer los bares de Barcelona.
A veces los días de semana en las saunas son así. A
veces te encuentras con mamadores que no te dan tregua o con tíos con ganas de
follar y de repente, no hay nada que hacer en las siguientes horas. Le dediqué
un último pensamiento al tío de la mamada. En verdad él no quería ser como
cualquiera.
Así de cierto es, y no siempre de depende de la cantidad de gente que uno se encuentra en la sauna. Hay momentos de mucha intensidad, pero otros muchos de agobiante calma.
ResponderEliminarSuerte que al menos uno se puede entretener disfrutanto de un jacuzzi, piscinas chorros, cine, saunas seca/vapor, bar, masaje, etc...
El tipo que describes me suena de alguna vez, en la cual al menos una vez tuve un roce. No recuerdo si ya lo tengo publicado o está en borrador escrito y por publicar. Creo más que es esto último porque no me suena de hace demasiado tiempo.