martes, 17 de marzo de 2020

Sauna Relax Spa_2 - [Guayaquil, Ecuador] Puteando en América



Una vez dentro de la sauna de vapor me encuentro con un tío, calvo, con cara de pocos amigos. En medio del vapor y allí desnudo a la espera de una señal, recordé lo que dijo por ahí Perro en su blog: si uno quiere morbo hay que poner de su parte. Así que antes de poner manos a la obra decido literalmente mover mis testículos para estar más cómodo y comenzar lo que llamo una 'paja social'. Me temo que el macho de cabeza rapada interpretó mal la señal o estaba a la defensiva pues a penas me había tocado cuando lo tenía de rodillas frente a mí comiendo mi la polla. ¡Yo me sobresalté! Primero que nada porque me tomó por sorpresa y segundo, jamás pensaría que el macho de cabeza rapada y pocos amigos tuviese esa extraordinaria habilidad para practicar la fellatio. El macho tenía cara de duro, de activo empotrador, de macho marica y antifeminista. El macho rapado sin amigos tenía un talento especial para la mamada. Era de lento mamar pero de movimiento intenso y constante. De su boca manaba mucha saliva pero golosamente no dejaba que ninguna gota cayera al suelo, sentía como por su garganta se iba tragando toda la saliva-semen. Cada tanto tiempo me lanzaba una buena succión de pene que iba desde las bolas hasta la punta del glande. Mi polla que había permanecido en estado morcillón agarró confianza tornándose grande, erecta, fuerte, orgullosa, con su característica curvatura hacia arriba. Mi polla hacía tiempo que no recibía los cuidados orales que se necesitaban, había tenido unas semanas de mucho estrés antes del viaje y no había podido ir a ninguna sauna y las relaciones sexuales con Montserrat se habían circunscrito al coito vaginal. Estaba necesitado de los cuidados bucolabiales de un buen macho.El macho rapado que nunca tuvo amigos me dijo al oído para que fuésemos a un apartado, cosa que amablemente y con cierto pudor acepté.

Al encerrarnos nos magreamos mutuamente pollas y pezones. El grandulón era más alto que yo, me sacaba unos quince centímetros y además era más ancho de espaldas. En la penumbra parecía musculoso, pero la realidad es que era de carnes blandas y mucha panza. Su polla era una cosa muy dulce: pequeña, redonda, de capullo inmenso y de buen sabor. A pesar de ser un grandulón era toda una pasiva-hembra; le pregunté si quería que me lo follara pero me dijo que no, que lo de él era mamar y hacerse una pajilla; apenas terminó de decirlo se arrodilló y siguió mamando, mamada que se estaba convirtiendo en una de las mejores de mi vida.

Después de compartir con el tío rapado decido relajarme. Me dí una buena ducha y pedí una cerveza en el bar, la cual después de beberla me metí en el jacuzzi que extrañamente y a pesar de la gran cantidad de tíos estaba vacía. Una vez dentro cerré los ojos y procuré relajarme sin ninguna otra intensión. Habían pasado cerca de diez minutos cuando entró un tío moreno, de rasgos latinos, mirada de morbo y una polla morcillona que prometía en envergadura, textura y sabor. Como os comenté mi plan era estar de descanso, me había corrido y por lo general tardo unos 40 minutos en reponerme del todo para gozar de un segundo polvo digno, sea como activo o como pasivo. Pero el destino me había deparado una agradable sorpresa. El tío moreno de mirada morbosa no perdió tiempo y así como entró al jacuzzi entró a por mi polla. Con una mano me magreaba y con la otra me acariciaba con cierta ternura las piernas. Yo entreabrí los ojos para decirle con mi mirada que estaba aprobado, lo que me sorprendió de mi fue que mi polla comenzó a llenarse de sangre y a crecer en tamaño más rápido de lo habitual cuando estoy en la fase postorgasmo. Supuse que tendría algún exceso de testosterona, así que invité al tío a que se acercara más para magrearnos mejor, le pasé mi brazo derecho por su espalda y comencé a toquetear sus pezones con la mano izquierda. El tío había hecho un rápido y efectivo reconocimiento manual de mi polla. Había toqueteado desde la uretra pasando por el tallo y descansando de a poco en los cojones con uno que otro rozamiento atrevido de ano, lo que había hecho, aunado a las caricias de las piernas que se me empalmara de nuevo.

Me dí pronto cuenta que el tío moreno consideró mi polla como buena. El tío comenzó a trabajarme los pezones, con una mano tiraba de mi pezón izquierdo mientras lamía y mordía mi pezón derecho brindándome intenso placer. Como podéis suponer dedicó tiempo con su mano derecha a juguetear con mi polla bajo el agua. Yo había cerrado durante mucho tiempo los ojos, pero temiendo que el tío se aburriese decidí magrear su polla y mirarle con morbo a los ojos, en este mundillo una mirada y una caricia dicen más que novecientas noventa y ocho palabras. El tío me miró, tenía una mirada llena de deseos gozosos. Su polla estaba dura, era de tamaño promedio, un poco curva hacia la derecha con glande pequeño, el tallo iba aumentando de grosor en el centro, volviéndose algo delgado hacia la raíz. Era una polla que invitaba a todo, aunque yo me niego a ser follado por pollas curvas pues me causan dolor la mayoría de las veces. Estuvimos un rato en un intenso manoteo subacuático; el tío me comenzó a dar besos por el hombro, el cuello, la oreja y los mofletes. Este tío está buscando morreo, pensé. A esa altura yo ya estaba demasiado puta como para rechazar caricias bucales por lo que me vi obligado a facilitar las cosas y fue así como le busqué la boca y sentí su puntiaguda lengua que estaba caliente y húmeda. Estuvimos un buen rato entre pajas y morreos. El tío cada tanto tiempo me tomaba de las caderas levantándome fuera del agua dejando mi polla y mis huevos a la intemperie, momentos en los cuales se alejaba de mi boca para dedicarse a brindarme una buena mamada de polla. No había duda que el tío estaba disfrutando de mi rabo. Yo estaba contento, disfrutaba de una buena mamada, la temperatura de la sauna y el jacuzzi estaban apropiadas y el tío hurgaba de vez en cuando en mi culete.

El tío estaba midiendo el nivel de dilatación de mis esfínteres para una posterior follada. Eso pensé hasta que el tío me dijo que fueramos a un apartado para que lo follara. ¡Vaya!, me dije, ¡pues me tocará ser de activo! ¡No queda de otra! El macho me había conquistado con sus besos, mamadas, pajas y pezoneo y con esa dulce mirar de puta en celo. Subimos las escaleras y era evidente lo empalmado que íbamos, varios tíos se nos quedaban mirando las pollas. Al llegar al apartado le pregunté si no prefería que dejáramos la puerta abierta, así quizás se nos unía más gente y le dábamos al ambiente algo de alegría Macarena. Me dijo que no, que era muy tímido y prefería la intimidad.  Una vez cerrada la puerta nos dedicamos un rato a brindarnos de pie mamadas y pajas mutuas.

El tío estaba disfrutando de mi polla y yo a la vez de tan gustosa mamada, de vez en cuando me centraba en su polla y le dedicaba una mamada de agradecimiento. Después de prolongados chupetones de cojones y mamadas de glande el tío me pone una goma. Emocionado yo estaba porque mi erección se había comportado a la altura. El tío se da la espalda y se pone en cuatro patitas ofreciéndome su humilde y cálido ojete. Previamente le había trabajado el culete, el cual respondió de manera satisfactoria a la entrada de mi polla, si bien al principio se resistió, el ojete estaba cerradísimo a pesar del trabajo manual anal que le había dedicado. Una vez dentro no me quedo otra cosa que dedicarme el arte del mete-saca.

Como yo me había ya corrido estaba seguro que tardaría en correrme, no sabía si el tío no se había corrido, por su ímpetu y algarabía era probable que no; así que comencé a estimularle la polla en la espera que se le pusiera dura y con la esperanza que me follase, pero no tenía ni cinco minutos en ese menester cuando el macho me dice que se va a correr y allí mismo se corrió mientras lo tenía empotrado. Contrario a lo que pasaba, me corrí sobre las posaderas del macho, el cual sentía mi leche calientita que corría por su culo y gemía de placer; tal pareciese que disfrutaba más de mi semen recorriendo su trasero que cuando lo tenía 'empotrao'. Al terminar nos magreamos un rato más sobre todo en las tetillas y nos morreamos un buen rato. Yo estaba sorprendido de la facilidad con que últimamente me estaba morreando con extraños.

No hay nada mejor después de una follada que compartir una ducha así que nos fuimos a por ello y después cada quien agarró para su lado. Yo me fui al bar a por una cerveza. Me la había pasado bien:  dos buenas mamadas, dos buenas folladas y mucho morbo, así que decidí dar por concluida mi velada sexual, decidí entrar de nuevo al vapor, esta vez en plan tranquilo, nada de andar buscando machos que follar ni mucho menos.


1 comentario:

  1. Veo que hay mucho buen mamador por aquellas tierras.
    Y que no están mucho por la labor de tríos y puertas abiertas.
    Una tarde estimulante.

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