miércoles, 12 de agosto de 2020

Sauna Madison, Buenos Aires, Argentina - Put3and0 3n America

      
  

     Una de las primeras cosas que hice en Buenos Aires fue ir de puteo. Hice una lista de saunas, bares de ambiente, teléfonos de putas y travestis para pasarla en grande.

Decido ir primero a la Sauna Madison. Gran error.

      Julio es invierno en esta parte del mundo. Voy en subte (metro) y me guío por Google Maps. Gran error. Mucho frío y, a diferencia de Madrid, el frío de Buenos Aires es húmedo y para quienes no estamos acostumbrados, cala rápido en huesos y fosas nasales.

Me desorienté en busca del local porque mi móvil perdía señal. Después de caminar unos tres kilómetros en la calle donde debía estar, justo cuando me doy por vencido y decido coger un taxi para ir al hotel a calentarme, escucho la típica música de local de puteo. La entrada no tenía ningún tipo de señalización, tenía el clásico botón escondido en el cual presionas y te abren. La fachada cutre, descuidada, sin señalización. Posiblemente sea la temática del local, pensé.

Entras directo a planta baja, pagas e inmediatamente está una piscina que se veía acogedora. Todo se ve acogedor a media luz. Luego el jacuzzi, nada atractivo, después la sauna de vapor que parecía una sala de tortura de la cantidad de luz que había, luego un área de lavabos y duchas. Me cambio, uso la clásica toalla blanca. Salgo a dar un paseo, no había ningún alma ¡y eran las 16 hrs en una de las ciudades más putifamosas del mundo! Decido entrar a la piscina. Como todo estaba semioscuro no me había percatado que la piscina estaba sucia. El agua no olía bien, los azulejos llenos de moho. ¡Empezamos mal! Además, el local parecía no tener calefacción. Salgo rápido de la piscina, me voy a duchar, tengo miedo de los hongos, faltan seis meses de viaje y no quiero ir a ningún médico.

Me ducho. Descarto entrar a la sauna de vapor por la cantidad de luz. El jacuzzi: frío. Voy a la entrada y le digo al chico que macho, el agua está helada, me dice que en breve se calentará. Voy a las duchas de nuevo, agua caliente. Aparece un tío joven, de cuerpo definido y conducta hetero, ya sabéis, actitud cachitas de "vengo a ver la mariconada, estoy de paso". En medio de la ducha de agua caliente comienzo una paja y lo miro con vicio a los ojos, le hago señales con la otra mano para que entre a la ducha conmigo. El tío sale despavorido, parece que ha visto al demonio.

Al salir intento de nuevo el jacuzzi, esta algo tibio, más frío que tibio. Entro. A los pocos minutos ha dejado de calentar, es un bloque de agua helada. Decido conocer el piso de arriba.

En el primer piso está el bar, Es amplio y agradable como sala de estar. Estaba desolado, solo el barman. En el Sahara hay más gente. Decido tomar una cerveza y me atiende Juan o Javier, no recuerdo el nombre. Un tío paraguayo que estaba tomando mate. El tío es majo. Buena conversación. Me dice que no sabe qué pasa hoy. Que ayer hubo buena movida. Le digo que hay días de días y me quejo del frío. También está  extrañado que no entiende qué pasa con la calefacción. Yo sí sé, le digo, el edificio no es más que una gran caja y mantenerlo caliente debe costar una pasta, si a eso le colocamos los costos de mantenimiento, de... y así saqué los rubros, se me salió el economista que llevo dentro. Creo que no le gustó lo que dije, pero el tío fue amable, me invitó una cerveza que iba por cuenta de la casa. Al rato llegó una pareja. Argentinos ambos. Uno era un chiquillo de unos veinte años, cuerpo de gym y tenía gorro y guantes de invierno en toalla. El otro era un tío de unos sesenta años, macho dominante. Conversación amena aunque yo no dije nada. El tío de sesenta años dice que ya volverán que se quiere follar al crío y se marchan. No me invitaron, me tomo otra cerveza.

Pasa el rato y decido subir al tercer piso. Es muy interesante porque hay un laberinto, hay varios glory holes, apartados, al fondo hay un gran Big Sex Room, la cama me pareció gigantesca y sin exagerar creo que cuarenta machos follando sobre ella caben perfectamente. Detrás, como oculto está un sling. Decido acostarme un rato en bolas pese al frío, pero tengo casi dos años sin estar en un sling así que lo hago por putinostalgia. ¡Terrible! El sling está en buenas condiciones pero lleno de polvo. ¡Hostias, ¿cuánto tiempo ha pasado sin que nadie lo use? 

Van pasando las horas y aparecen esporádicamente machos. Solo toqueteos, nada serio. Nada de mamadas. Pasé casi cinco horas de puto frío. Decido volver al hotel. En general: mala experiencia, pocos tocamientos, me fui sin correrme ni follar. Imposible definir el tipo de público, poca fauna representativa.  

Esto era mi primera impresión de puteo en Buenos Aires. ¿Sería así siempre? 

(Buenos Aires, Julio de 2018)

2 comentarios:

  1. Madre mía, que decepción.
    Es una lastima que dp del viaje y de la caminata para encontrar el local,la experiencia fuera mala.
    Y lo peor no es la falta de público, eso es algo que no depende del local. Lo peor es que no se sepa mantener un lugar donde uno va a pasarlo bien y a estar a gusto.
    Espero que la próxima sea mejor.
    Un abrazo,
    Hotdardo 🎯

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  2. Espero que la decisión de haber ido a esa sauna no fuera por `publicidad engañosa, porque tela marinera´, que pena de sauna, tarde y dinero perdido.
    Y espero que no cogieras ni hongos, ni resfríados.
    A ver que pasa en los días siguientes.

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