La Comunidad de
Madrid ha impuesto de nuevo el confinamiento, en medio de esta situación y bajo
la presión de mi polla, que deseaba ser manipulada por otros machos, tuve la
extraña fortuna de ser una de las pocas personas en entrar al Attack, los
dueños del local idearon un sistema por turnos que permite a los que no entren
en un grupo entrar en la otra con el límite de aforo. Yo tuve la oportunidad de
entrar entre los primeros a las 16 hrs. y no tardé mucho dentro, en media hora
ya había vaciado los cojones.
Después de cambiarme, me encuentro en
el pasillo con un tío alto, algo mayor, calculo unos 50 años, pero aparentaba
más, por la estructura ósea supuse que era angloparlante o nórdico, no sé nada
de estructuras óseas, hablo desde el prejuicio. Lo cierto es que nos gustamos y
nos metimos en el cuarto oscuro, efectivamente era angloparlante, australiano.
Nos dedicamos a las mamadas. El tío
tenía una polla morcillona que lograba mantenerse firme durante la mamada. Era
una polla pequeña para la proporción de cuerpo del australiano, pero era
excelente para mí, era de agradable pajear y me la podía llevar a la boca por
completo sin que me ahogase. El tío era un mamador compulsivo y en mi polla
halló la atención que necesitaba. Mamaba con mucha saliva, a veces se detenía
solo en el glande; además, tenía una barba de tres días que, cuando la pasaba
por mi capullo me enloquecía. Hubo poco pezoneo, todo se limitó a mamadas.
En varios momentos combinó la mamada
con lamidas de culo, cosa que me volvía una zorra. En medio de esto nos fuimos
a por morreos, no hay duda que el tío era un experto en el aspecto oral: mamar,
chupar, lamer. Estábamos dando una buena escena. El tío y yo estábamos
dispuestos a que se incorporase más gente pero la peña estaba tímida, cosa que
me parece inaudita pues estábamos limitados de tiempo y espacios en este Madrid
pospandémico que parece más un “nueva normalidad” que otra cosa. Cada tío que
pasaba cerca le hacíamos señas, el australiano sin pudor alguno les tocaba la
polla…, pero nada, es como si estuviésemos untados de algún repelente.
Continuamos en plan mamadas hasta
que le avisé al tío que me corría. Él pidió que me corriese en su boca, cosa
que hice y disfruté porque el tío sabía en qué momento presionar y en cuales
no, para que fluyera mi leche y disfrutase mi orgasmo. El tío cogió toda mi
lefa en su boca y cuando terminé, la escupió en el piso. ¡Venga! ¡Nada mejor
para evitar el puto virus chino que dejar rastros de semen y saliva en cuartos oscuros!
Me iba a despedir del tío, pero en cuestión de segundos ya estaba metiendo la
boca en otra polla.
Al salir, había una fila de unos
cuarenta tíos esperando para entrar. ¡Qué putos todos!
(Madrid, 12 de
noviembre de 2020)
Nada como encontrar la persona adecuada en el momento adecuado.
ResponderEliminarEn este caso, un australiano hambriento.
Aunque lo ideal es que se hubiera añadido alguien, también tiene morbo mostrarse uno sin pudor y ver como los otros no se atreven. Al menos para mi, porque en situaciones de lo más normales soy supervergonzoso, pero sin embargo me atrevo con situaciones morbosas en locales de puteo.
Desde luego, el morbo no lo para una pandemia. Me alegro que disfrutases tanto. El otro dia me acorde de ti al pasar al lado de lo que eran los cines duque de Alba.
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