miércoles, 12 de enero de 2022

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Reabre Naked. Hubo una época, antes de la pandemia, en que ir a Naked era sinónimo de buen puteo. A veces, me reventaban el culo, otras yo reventaba ojetes. En ocasiones no hacía ni una, cosa ni la otra, pero había morbo en el ambiente y mientras veía alguna orgía, aparecía un alma caritativa que me comía la polla mientras contemplaba el espectáculo.  

En la pospandémica, el local no ha cambiado tanto. Creo que cambió la actitud de los tíos. Algunos los veo en plan cachas y macarra, de “soy activo revienta ojetes, pero no me provoca nada”. Algunos miran con asco, los más amables son indiferentes. 

Doy putivueltas con toqueteo, pero nada. El tiempo pasa, comienzo a pensar que sería una pena haber venido al Naked-pospandemia y no conseguir nada de nada, aunque la verdad, tampoco me daba mala vida, si se da, se da; si no, otro día. 

El único tío que me mantiene la mirada era un vejete, cuerpo descuidado, tatuajes por todo el cuerpo. Se va hacia un rincón oscuro, lo sigo. Nos tocamos los paquetes. Él tiene unos cojones inmensos, polla pequeña en la que solo destaca el capullo. El tío me obliga a arrodillarme y que le coma la polla, le digo que vengo en plan activo. Me dice que qué pena, él también, otro día será. 

Nos separamos. Cada uno hace su recorrido y entre putivueltas y putivueltas, nos topamos cada tanto, ninguno ha conseguido nada. Luego de casi 30 minutos nos volvemos a encontrar y le digo al tío que yo le como la polla. Nos metemos en un rincón oscuro a la espera de que otra alma se nos una.  

Me arrodillo. Me llevo el capullo a la boca, no tiene mal sabor, está todo rasurado. Lo que parecía una polla pequeña, comenzó a crecer en proporciones que, al principio me gustaba, luego me sorprendió y por último, me horrorizó y a la vez me dio curiosidad. 

A medida que acicalaba la polla, esta iba creciendo. El tamaño final lo calculo en unos 26 cms, pero lo realmente sorprendente era la forma de $. El capullo era grande y duro, inmediatamente el tronco giraba a la derecha, luego a la izquierda y cuando estaba por llegar a la base del pene, otro giro a la derecha para terminar en dos centímetros rectos. He visto (y saboreado) muchas pollas en mi vida, pero esta me dejó perplejo. Jugué con ella entre pajas y comer el capullo, que era lo único que entraba a mi boca. De vez en cuando me dedicaba a trabajar los cojones, pero en lo que descuidaba el resto la polla perdía erección, por lo cual, supuse que el tío le costaba mantener una erección a tono, no olvidemos que era vejete.  

El tiempo se fue entre mamada y paja, yo quería que esa polla saboreara mi culo. Iba a doler, pero valía la pena intentar que entrara completa. Supuse que lo más cómodo era follar en una cama gigantesca, porque el tío y yo tendríamos que cambiar de posición mientras la polla iba entrando cual tornillo. Estaba en estas cavilaciones cuando el macho me dice que se va a correr. Le digo que se corra en mi cara. Cosa que hizo, pero salió poca lefa, el tío ya había descargado los cojones. 

Luego de lavarme decido buscar al tío. Quería conocer la historia de esa polla. ¿Había probado chochos? ¿Cómo hacía? ¿Cuánto lubri necesitaba para que entrara en un culete? Pero el tío había desaparecido, y después de todo, yo regresé a casa intrigado por la sana curiosidad, y sin correrme. 



Madrid, 15 de octubre de 2021.







2 comentarios:

  1. Una pena no conocer alguna historia de aquella polla.
    Yo, en un par de ocasiones al menos, me he topado con polla parecida. Una de las veces, en Madrid.
    En ningún caso pasaron aquellas de mi mano. No llegué a catarlas. No me motivaban.
    Hoy, seguro que algo más haría por pura curiosidad.

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  2. Pues mira qué interesante. Para mí era primera vez. Sí he tenido en mi boca (y en otras partes) pollas que si a un lado, o excesivamente pronunciadas hacia abajo, pero así, en forma de S ha sido mi única vez.

    ¡Gracias por comentar!

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