miércoles, 10 de abril de 2024

Sexo en Medellín (Parte 7) - Una de dominatrix

 


Esta es una historia sin sexo. 

Como os he comentado, Medellín es una ciudad muy sexual, pero en donde debéis conocer los códigos, los lugares e incluso, conocer a los habituales para disfrutar del sexo sin problemas. Yo había hecho mi ronda por clubes “swingers” -entre comillas, porque había algunos que no lo parecían-, y os había comentado de mis tres visitas a El Sillón Rojo. Aunque, ahora que recuerdo, hubo una cuarta, pero la puerta se trabó y nunca me pudieron abrir. Di media vuelta y no volví. No tanto porque la puerta tardara en abrir, sino que pensé: “¡Ostias! ¡Llega a haber un incendio y la que se lía!”. Me olió a maricón asado y no volví. 

 
Las visitas a las casas de putas habían sido fructíferas; pero me apetecía que me follara una tía. Cosas de la vida, que a veces queremos pollo, otro pescado y a veces, las dos juntas. Pongo en Google “Dominatrix, Medellín y contacto a una tía. [No pongo el enlace aquí, porque la experiencia no fue buena. Mejor dicho, no se dio y por eso fue una mala experiencia y no quiero perjudicar a nadie]. 

La tía se vendía como la mejor dominatrix de Antioquia (Provincia en donde está Medellín). Que si ella tenía todos los juguetes. Que si te meaba, que si te follaba con arnés, que si te humillaba, que si te golpeaba y escupía. En fin, una cantidad de cosas que puede ser placentera para algunas personas, no para mí, pero por lo menos, se ofrecía algo. Además, en las fotos de internet la tía mostraba un estudio con un sling que se veía prometedor. Reviso la ubicación y ¡oh, sorpresa! Estaba ubicada a menos de 500 mts de donde estaba mi hotel, en Laureles. Pues nada, le escribí a la tía: “Hola. Estoy de visita en la ciudad y quiero que me folles con un dildo sobre el sling”.  
 
Aquí comenzó una larga cadena de errores que te hace comprender que no estás en Ámsterdam, que estás en Medellín, una ciudad que ofrece mucho sexo, pero que no es fácil de conseguir. 

La tía responde casi nueve horas después. Que si había estado ocupada y tal. Le vuelvo a responder y quedamos en que me atendería al día siguiente a las 11 am y que me daría la dirección exacta una hora antes. 
 
A las 10 am le escribo para confirmar y me de los últimos datos para llegar al piso en donde atiende, pues la tía tiene su estudio de sadomasoquismo en un departamento residencial y la discreción es fundamental.  
 

No contesta. 
 
La tía vuelve a respondes casi ocho horas después, pero enviando la misma información plantilla que ya me había indicado.  
 
Lo anterior se repitió como tres veces más, hasta que al final, me cansé y no seguí intentando. 
 
Estas son las cosas que perjudican el turismo sexual: total franqueza o, por lo menos, que se diga de una vez: “No puedo atender” o qué se yo. Lo terrible, es que, en medio de esta conversación, contacté a otras dos tías que decían ofrecer los mismos servicios. Una respondió tres días después diciendo que estaba ocupada y la otra nunca respondió. 
 
De esta manera, en Medellín no tuve ninguna experiencia con dominatrixes ni con travestis, aunque con esta última especia, hubo algo de acción en Bogotá, que ya os contaré.



1 comentario:

  1. Que mala manera de mantener un negocio, jajaja ... Que solo hubiera sido una, bueno... pero todas ? En fin, estaba escrito que no ibas a tener este tipo de experiencia en Medellín.
    Seguro que te resarciste en la próxima parada de la gira ;-)

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