martes, 26 de marzo de 2019

De la primera vez en una sauna (1 de 2)




Me ha escrito un chaval por correo electrónico comentando que desea ir a una sauna gay por primera vez, pero como a todos nos ha pasado, él tiene miedo. ('¡Es una marica!' Escucho en mi cabeza la voz del Toby)  Y es que esto de ir de saunas sin ninguna orientación no es nada fácil. Además, si se está inseguro de las caricias de alguien del mismo sexo el pánico puede ser mayor.

Mi primera vez con otro hombre fue lo clásico: mi primo. Él me llevó poco a poco de tocadas de polla hasta practicar el 69. Era la primera vez que tocaba la polla de un tío y que un tío tocaba la mía. Al principio, pensé que me iba a dar repulsión meter su polla en mi boca, pero cuando él introdujo la mía en su boca tuve sensaciones increíbles y descubrí, por suerte, que solo otro hombre era capaz de dar una buena mamada.

Me estoy desviando del tema. Había escrito una crónica sobre mi primera vez y mi relación con mi primo  pero por causas del destino se dañó el archivo. Llevaba más de veinte páginas en Word y me sirvió de ejercicio, pues recordé mis primeros besos con un tío del mismo sexo que yo, las primeras pajas mutuas, las primeras eyaculaciones sobre mi vientre, mis primeras indagaciones en lo anal y comprender de qué va esto de ser activo, pasivo o versátil.


La primera vez que fui a una sauna fui acompañado de Federico, un tío argentino que conocí por Latinchat, un sistema de chat que existía en los años noventa por internet. Yo tenía 23 años y Federico 53. Era un tío mayorcete y quedamos en vernos en su hotel cuando viniese a Madrid. Él venía a Madrid dos o tres veces por año y yo, que estaba en la universidad, buscaba tiempo de donde fuese y pasaba los findes y las noches de semana con Federico. Para ser mayor me follaba como nunca. Recuerdo que la primera vez nos encontramos en un bar cerca de la Puerta de Alcalá, yo estaba muy nervioso, no había tenido una relación con otro hombre desde mi primo y de eso habían pasado casi diez años. Se lo conté a Federico y él, como hombre maduro comprendió y supo cómo manejar la situación. Ese día no hicimos nada, nos tomamos unas copas y cada quien se fue por su lado. Años después Federico me contó que quedó tan excitado de verme que se metió en una sauna y folló como loco. A mí me parecía que Federico era un tío muy guapo: cabellos blancos, ojos claros, cuerpo fuerte, con algo de panza pero no era incómodo hacer un 69 con él. Al día siguiente, pasé por su hotel, no estaba. Le dejé un mensaje para que me llamara y quedáramos en vernos. Entonces Federico me llamó y tomó la iniciativa, me dijo que me fuera al hotel -uno de los hoteles más lujosos de Madrid- y que nos tomaramos unas copas en su habitación. Llegué alrededor de las 18:00 hrs. Me anuncié en la recepción, la recepcionista avisó a Federico y éste le dijo que me permitiese subir. Recuerdo que estaba muy nervioso porque era mi primera vez con un total desconocido. Al llegar, Federico había dejado la puerta abierta, me pidió que la cerrara. Él acababa de llegar de una reunión de trabajo y estaba completamente vestido aunque sin zapatos. Sirvió dos escoces y estuvimos charlando un rato, en una de esos silencios incómodos dejé el vaso a un lado y me lancé a comerle la boca. Tenía una lengua algo corta para mi gusto y recuerdo que era de intenso besar. Me dijo que quería ducharse así que por qué no nos bañábamos juntos. Recuerdo que estuvimos treinta minutos retozando en la tina. Nos comíamos la boca, el rabo, nos metiamos el dedo por culo. Se me habían pasado los nervios y ahora solo me dedicaba al éxtasis y al placer. Federico me pidió que folláramos en la cama y allí nos dimos un gusto con un 69 de lento y tierno acariciar de pollas, de exploraciones anales. Al cabo de un rato Federico me preguntó si yo quería follarlo o quería que me follara. Yo accedí con timidez a ser el pasivo, sobre todo porque no quería quedar mal con Federico y no quería correrme tan pronto. Federico me folló. Primero lento, dándome besos, luego fue fuerte y ágil en las embestidas. ¡Todo un empotrador!  Él se corrió dentro de mí y yo decidí correrme fuera, él me puso una toalla para que me corriese y quedó muy satisfecho de ver los chorros que de mi polla salían disparados hacia el techo y la pared.  


(Continuará...)

martes, 12 de marzo de 2019

Madrid, tarde de primavera



Madrid, tarde de primavera. 

El clima era amable con la ciudad. No hacía el frío de la temporada ni aún el insoportable calor del verano.

No quería perder la bella tarde madrileña en una sauna o en un bar de sexo, pero estaría todo el fin de semana con Montserrat y no tendría otra oportunidad para encerrarme con algunos tíos y disfrutar de mamadas, magreos y de ser posible alguna follada.

Así que me fui a Noviciado y me metí en la Sauna Paraiso.

Había muy poca gente. Me lié con un tío algo mayor para estar en la Paraiso. El tío se ofreció a dar una buena mamada. Nos encontramos en la sauna húmeda, estaba oscura. Él estaba solo. Yo también. Yo tenía ganas que me comieran el rabo y él estaba dispuesto.

Me sorprendió que jugara con mi ojete. Quise colaborar y me puse de pie y abrí las piernas. Tenía los dedos gruesos. Entre la mamada y la introducción de su dedo en mi ano me excitó sobremanera. No me había puesto lubricante y me dio vergüenza que mi ojete estuviese tan presto a dejar que entraran dedos de desconocidos. Le pregunté si quería follarme, tenía tiempo yo que no me follaban y si de follar culos se trata, mi relación con Montserrat era completamente anal, pero no era recíproco. Estuve muchas veces tentado a decirle a Montserrat que comprásemos un dildo con strap-on para que me follase, pero de seguro saldría con los típicos prejuicios de niña buena. Yo tengo mi colección de dildos -algún día debo escribir un post sobre eso-, pero ninguno apto para usar con strap-on.
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Volviendo a la follada con el tío en la Paraiso..., el tío me dio una buena lamida de culo, se puso una goma y presto y sin contemplaciones me folló. Yo estaba disfrutando de una suave pajilla que me hacía y sentí que pronto me correría. ¡Qué gustito me daba! Me corrí con inmensos chorros de lefa que fueron a parar al piso. El tío se corrió fuera de mí.
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Después de correrme salí de la sauna. Me duché, revisé la hora y no había estado 30 minutos dentro. En la sauna no habían muchos tíos y los que ví no me apetecían. Además, me esperaba un largo fin de semana en el que tendría la obligación de follar a Montserrat por culo. ¡Ah, tan solo si ella accediera a follarme! Salí a pasear por las calles de Madrid.
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Hacia una linda tarde de primavera en Madrid.

martes, 5 de marzo de 2019

El Canelita



He colaborado con los chicos de Cruising Madrid y me han publicado un relato que he llamado "El Canelita"

Lo podéis leer aquí.

http://cruisingmad.com/relatos-gay/relato-gay-el-canelita

¡Qué puti maravilla!