martes, 27 de agosto de 2019

Crónica agosto 2019 (5 de 5)









(5)


La exploración de los primeros días de agosto a nivel heterosexual se debió a que las tres últimas semanas de julio las pasé entre sauna y sauna (Octupus y Principe), bar de sexo y bar de sexo (Naked y The Ring) y me fue fatal. Salvo en Firewood donde follé con un chaval de 24 años de excelente polla, las otras incursiones estuvieron aburridas, nada de nada. También mi relación con Montse no solo estaba muy estable, sino que además a la parienta le ha dado por explorar su chocho con penetración de dedos y polla, ¡me gustaría que probásemos con consoladores y dildos pero me da miedo asustarla con tanto atrevimiento! ¡Y también me encantaría que me follara ella colocándose un strap-on! Pero en fin, ya os contaré.

Ahora se ha acabado agosto. Fue un mes interesante. Por lo general mis anteriores agostos transcurrían o fuera de España o en la sierra, salvo aquella vez que por curro me quedé en Barcelona. Este año tuve la oportunidad de ir a la la sierra y compartir una luna de miel con Montse. Yo creía que iba a estar de heterofiel pero nada más alejado de eso. En realidad caí en la tentación de la carne y me dio por apelar a las apps con lo cual aprendí cosas nuevas. Por ejemplo, aprendí que hay maricones en todos lados. Algunos están más dispuestos que otros al cruising, otros son más guapos que otros y el nivel de higiene varía de acuerdo a la persona y a la oportunidad. Aprendí que si se tiene coche es más sencillo dar putivueltas en la carretera hasta encontrar el sitio ideal para una homofollada. Descubrí que me gusta mucho follar con Montserrat pero eso no disminuye mis ansias con tíos. Es más fácil satisfacer mi lado Homo que el lado Hétero, ¡ni hablar del Bi! Es decir, liarme de manera cachonda con un tío y una tía a la vez me es casi imposible. También descubrí que la parienta tiene su sueño pesado a la hora de la siesta en verano y es capaz de dormir de largo cuatro y hasta cinco horas seguidas. Es excelente conocer esto porque para el próximo verano y si continuamos juntos, organizaré un viaje para Torremolinos para saborear pollas y ojetes ¡eso sí, solo en la hora de la siesta! En invierno la Montse no duerme la siesta y por lo general se acuesta tarde y es como más fácil 'monitorear', cosa que realmente no hace pero quizás de manera eventual podría pasar.

Ya os contaré.

(5 de 5)

[Fin de las Crónicas de agosto..., por lo menos las de 2019]



martes, 20 de agosto de 2019

Crónica agosto 2019 (4 de 5)



(4)

No me puedo quejar. Este verano he follado como nunca con Montserrat. Lo que me preocupa es que Montse le ha cogido el gusto a follar por el coño  y yo me sentía afortunado de follarla por el ano. Es muy raro conseguir a chicas que disfruten del sexo anal sin complejos ni dolor, y por esa razón, si Montserrat no desea follar por culo nunca más, voy a tener que volver con frecuencia a las saunas o clubes de sexo gay.

Hoy hemos follado ya dos veces: al despertar en la mañana y en la tarde después de la siesta. Es probable que follemos por lo menos unas dos veces más..., siempre por la vagina.

A mi pesar, me faltaba satisfacer mi lado homoerótico, es decir: comer polla, que me follasen y todas esas sensaciones agradables que solo provocan con otro macho, así que decidí usar una vez más Grindr. Me encontré de nuevo que los tíos estaban a varios kilómetros de distancia, sin fotos en sus perfiles y querían que yo les mandase fotos de mi cara y mi polla antes de ellos mandar algo. Pues la verdad me pareció muy aburrida la situación y le escribí al tío que estaba más lejos de mí pero que tenía foto en perfil.

Era clásica foto con gafas oscuras. El tío se veía regordete. Sin perder tiempo me manda una foto de su polla. En la foto se aprecia una pollo de tamaño pequeña pero bastante gruesa y de capullo grande. De esas pollas que son dignas de lamer un buen rato y por qué no, hacer el intento que entre por culo. 

Le doy las coordenadas para que nos encontremos. Él anda en coche así que le indico para vernos justo donde me había visto con otro tío algunos días atrás. Tendría que buscar excusas para salir de nuevo. Esta vez le digo a Montse que hace falta vino y que quiero escoger algo bueno. Le digo que calculo que entre una hora y media y dos máximo estoy de regreso. Me pone cara de que le parece raro gastar tanto tiempo pero Montse sabe de mis obsesiones con el vino y no me dice nada. 

Una vez llegado el punto espero y a los cinco minutos aparece el coche que me había descrito el tío. Le hago cambios de luces. Él hace lo mismo. Se acerca. Es un oso enorme de unos cuarenta años, aunque después supe que tenía treinta y aparentaba mayor edad de la que realmente tenía. Le digo que me siga y nos metemos en el camino que Manu me había enseñado.

Al llegar me dice que entre a su coche. Cosa que hago de inmediato. No perdemos tiempo y comenzamos a magrearnos las pollas. Me dice que es casado y que no tiene mucho tiempo que quiere lamer mi culo. Como norma de cortesía le digo que tengo el culo limpio pero algo sudado. Me responde que no le importa, que así le parece mejor. 

Así que con toda la incomodidad del mundo me quedo desnudo de la cintura para abajo, me pongo en cuatro patitas y como es muy incómodo estar así dentro del coche saco la mitad del cuerpo por la puerta del copiloto. El tío se da un gusto. Lo escucho gemir mientras me lame el culo. Siento su lengua y cómo me va introduciendo los dedos en el culo mientras se pajea con otra mano. Yo mientras tanto lo disfruto. Estoy pasivo total. Tengo las dos manos ocupadas sosteniendome en la puerta. De pronto, por fracciones de segundo me parece que he cruzado la mirada con un tío que estaba pasando al fondo de un sendero haciendo footing. Simplemente no sé sí fue mi imaginación o fue algo que pasó realmente. Me comienzo a preocupar y le pregunto al tío que cómo va. Me pide que le coma la polla. Entro por completo al coche y comienzo a devorarle la polla. Era enorme y de gran capullo como en la foto.

El tío me dice que se va a correr, que si me quiero tragar su leche. Le digo que no. El tío se pajea allí mismo y se viene sobre él. Yo me hago una manola y llego en cuestión de segundos. Ambos dejamos su coche por dentro lleno de semen. Le pregunto si tiene con que limpiar y me saca de debajo de su asiento un trapo lleno de grasa. Le digo que yo cargo kleenex en el coche. Voy a por él. Después de limpiarnos cada quien agarra su camino.

El tío se va primero. Yo decido sacar las dudas de mi cabeza y me asomo por lo que creo es un sendero y en donde creí ver al tío en cuestión. ¡Vaya! ¡Era un sendero de footing! Justo me asomo y pasan dos tías -muy guapas por cierto- de unos cuarenta y cinco años. ¡Que si han querido se han podido desviar y encontrarme en cuatro patitas mientras me comían el culo!

Así que doy media vuelta. Enciendo el motor. Voy a por el vino. ¡Se me jodió el sitio para cancanear con otros tíos! 

Una vez de regreso a casa. Montse me pide más sexo. No me queda de otra.

Así es la vida.



 (4 de 5)




martes, 13 de agosto de 2019

Crónica agosto 2019 (3 de 5)




(3)

El método anticonceptivo que usamos Montserrat y yo es el clásico de la goma, no porque tengamos miedo de una ETS, sino que las píldoras anticonceptivas le caen de patadas y no queremos tener hijos. Me ha pasado que se me venido irritando la polla por el uso de condón, cosa que no me había pasado nunca. Montserrat es una chiquilla caliente y traviesa. Nos ha costado un mogollón que se dilatará su vagina para el sexo vaginal, pero una vez conseguido, os juro que me muevo libremente en el clásico mete-saca. En el último encuentro Montserrat le dio por acercar su dedo medio de la mano derecha hacia mi ojete, ¡eso me excitó sobremanera! Le dí unas envestidas que te cagas. Sexualmente la relación es estable, placentera y morbosa, sería perfecta si a Montserrat de vez en cuando le creciese una polla.

Lo que si ha pasado es que siento que ya es hora de satisfacer mi lado maricón. Por lo cual me he metido de vez en cuando en Grindr y ¡oh, sorpresa! he pillado algunos maricones la distancia. Varios tíos entraron por Grindr pero me desconecté. En un momento que Montse dormía profundamente la siesta me conecté y quedé con un tío en vernos un punto en el camino. Él estaba también pasando el agosto con su pareja (mujer) en la sierra y se definió asimismo como 'bicurioso'.  ¡Venga! Me dije. ¡vamos a darle por culo! En mis distintas facetas dentro del mundo gay me he encontrado que a los bicuriosos les encanta comer rabo y sentir una gran tranca en el culo.

Me describió su coche. yo le describí el mío. Al salir le dejé una nota a Montse diciendo que iba a buscar algunos comestibles y unas cervezas, cosa que era cierta, pero esto lo haría después de la putiencuentro. 

El tío me dio las cordenadas y a la hora acordada quedamos en un sitio en medio de la carretera. Al llegar me hizo cambios de luces y me estacioné junto a él. Era un tío de unos 30 a 35 años. Rubio. Ojos de principe. Nariz recta. Barba cerrada pero corta y muy bien cuidada. Un primor. Con este me voy de morreo a saco, pensé. Nos vimos. Nos gustamos y le pregunto al tío que para dónde vamos, estábamos en medio de la carretera. Me dice que había un camino que conducía a un terreno que no llevaba a ninguna parte y que allí nos metieramos en el coche. Le dije que fuese delante, que yo lo seguía.

Efectivamente el tío conocía el camino. Una vez llegado al punto le pregunto al tío si quería que nos fueramos al bosque. Pero me dice que no, que prefiere que sea en mi coche porque ese en el que andaba era de la parienta y le daba corte. ¡También había dejado a su mujer durmiendo la siesta!

Entró a mi coche. El tío era de buen cuerpo aunque no trabajado en el gimnasio. Se llamaba Manuel. A ver Manu, le dije. ¿haces esto con frecuencia? ¿Qué cosa? Me preguntó con cara de tonto. Esto, de contactar por Grindr a tíos e irte de cruising. La verdad no, me responde. Pero siento que mentía.

Sin perder tiempo le sobo la pierna. El se va a mi polla y como es regla fundamental en esto del cruising en cuestión de segundos estabamos con las pollas afueras. Tenía una buena polla. Muy gruesa y de gran capullo. No entraría por mi culete y se lo hice saber. Podría intentar mamar pero no me cabía completa la boca. El tío en cambio engulló toda mi polla en su boca y estaba nervioso. ¡Le temblaba todo el cuerpo! Yo le acariciaba la espalda y le dije: tranquilo, Manu, tú mama, dedicate a eso. Él se había acomodado de manera tal que quedaba su enorme polla justo a mi lado para prácticarle una buena paja. Su polla no paraba de emanar presemen, a lo que le pedí que me permitiese mamarsela un poco. Accedió. Estabamos en esa cuando me dice que se va a correr y yo le digo que se corra sobre mis manos para no manchar el coche. El tío dentro del coche se pone de rodilla y suelta un lefazo que me llena la camiseta de semen, y luego sí cayó a borbotenes su leche caliente. 

Le digo que me ayude y me de un Kleenex que tenía debajo de los asientos. El tío me los pasa, me voy limpiando y no había terminado cuando veo que se marcha. ¡Ey, tío, ¿a dónde vas? Le digo. La he pasado muy bien, pero debo irme, adiós. ¡Macho que se marchó y no me corrí! 

Pues no quise perder el gustito de su semen y de su polla y con los kleenex llenos de su semen me hice una paja que terminó siendo una paja fetiche: dícese de aquella paja que se hace con objetos de terceros. ¡Y me corrí! Con la diferencia que me corrí en medio del bosque.

Saliendo del sitio compré las cosas y llegué justo cuando Montserrat se despertaba.

¡Oye!, me dice. ¡Que te ha hecho bien salir de casa! ¡Te ves más guapo!

¡Pues como que tendré que salir más seguido! Le sonreí.


(3 de 5)

martes, 6 de agosto de 2019

Crónica agosto 2019 (2 de 5)



(2)

He tenido una jodida luna de miel. Nos hemos venido a la sierra Montserrat y yo y no hemos parado de follar. La tía es una mujer guarra y ardiente. Hemos llegado a follar hasta cinco veces en un día. Básicamente es rutina: en la mañana mamadas, puede ir o no hacia el sexo vaginal o anal. A media mañana la follo por culo. En la tarde y noche nos dedicamos al sexo vaginal. En el último round del día he tocado fingido orgasmos. La tía se ha llegado a correr hasta diez veces en un día. Yo, de los cinco encuentros, finjo orgasmo en el último.

A pesar de todo, siento la falta de caricias de un buen macho y de un buen cipote que abra mi culo -sin exagerar, desde luego.  Es paradójico, a medida que me siento satisfecho de mi lado hetero me entran más ganas de volver a las prácticas homo y viceversa.

¿Será un síntoma inequívoco de bisexualidad?


(2 de 5)