Septiembre,
vuelta al cole.
Después de la experiencia en Firewood (ver post anterior), traté de putear en los primeros días de septiembre por bares, saunas o clubes de sexo de Madrid.
Durante
el confinamiento estuve encerrado follando (sexo heterosexual) con Montse. Nada
mal, la tía ha mejorado en mamadas y pajas; pese a ello, me hace falta
compartir con otros machos, sexo anónimo y sin compromiso.
Justo
en estos días la Montse ha querido pasar más tiempo con su familia, no la
culpo, si bien la “luna de miel” en tiempos de pandemia no estuvo mal, en medio
de esta situación su familia perdió a la abuela. Aproveché el momento de reencuentro familiar para buscar en internet sobre la situación en zonas de puteo.
Nada
fácil de entender: muchos locales con fiestas “privadas”, otros con restricción
en la cantidad de tíos. Un lío: si somos muchos, a veces por la cantidad no
pasa nada. Si somos pocos es lo clásico: todos somos pasivos, o no me provocas,
lo dejamos para luego, en fin. Me entero que la policía de Madrid ha hecho
redada en algunos locales (legales y no legales) bajo la excusa del “bienestar
común”. No me gusta la situación, la información no es clara ni confiable. Leo que la Sauna Paraiso ha sido una de las afectadas. En lo
personal creo que lo del Covid ha servido para minimizar y controlar a la
población; no dudo de que exista el virus, lo que me cabrea es el éxito que ha
tenido para el control de la población.
En
medio de toda esta situación decido acercarme a The Meat Rack, calculo que tengo
unos dos años sin ir, aunque parece una eternidad el encierro. Rumbo a The
Meat trato de recordar cuándo fue mi última puteada en Madrid, pues antes de la
pandemia yo había estado en Italia en donde puteé a mis anchas. En mis recuerdos confundo
folladas en la Sauna Octopus con folladas en Firewood. Sé que son ambientes y
públicos distintos pero mi memoria no me ayuda.
Llego
al The Meat. Cerrado. En fila éramos cinco tíos y justo uno es el
que comenta de las posibles redadas y cierres en la Paraiso. Allí me entero que
el BoyBerry estaba cerrado desde primeros días de septiembre. ¿Tocará usar
apps? Ha llegado la hora de apelar por el tradicional cruising: Carrefour de
San Fernando, Casa de Campo e incluso, ¿por qué no parque El retiro? Uno de los
tíos comenta que en Barcelona están funcionando los clubes de sexo.
No tengo certeza, pero hasta podría inventarme un viaje de 24 horas a Barcelona
y ver que tal. ¡A ese nivel de desesperación estaba!
El
mismo tío, que estaba bien informado por las redes nos dice que había estado en The Meat el domingo en la tarde, que eran seis los tíos y, salvo una pareja que dio un buen
espectáculo con un tercero no hubo nada emocionante. Le
comento que los horarios joden. No todos disponemos del mismo tiempo y si bien,
a mi me favorece que la movida sea en horarios vespertinos, no puedo
negar que deseo aprovechar lo que queda de calor.
Alguien
sugiere que vayamos a The Ring. Igual, tenía como dos años que no iba y no
sabíamos si nos dejarían entrar a todos. A otro tío le pasan por Whatsapp un
vídeo de la redada en la Paraíso. Pues la verdad que no me anima.
No poseo el fenotipo para ligar con rapidez en The Ring o en The Meat; si bien
las saunas me molan no estoy de ánimo para sufrir maltrato por presunto cuidado de la salud de la ciudadanía. Uno de los tíos
sugiere que lo ideal es hacerse socio en Attack. En fin, que a los maricones de
closet o no, nos han descontrolado el biorritmo anal.
Decido
ir a un bar normal a por unas cañas. Ya Dios proveerá.
(Madrid, 14 de septiembre de 2020)