lunes, 10 de junio de 2013

Federico (6)


Entonces se arrodilló y comenzó a chuparme la polla. ¡Ahhh! ¡Ahhh! Gemía de placer. Me estremecí. Federico me abrazó con fuerza mientras me besaba. ¡Qué mamada! ¡!Qué boca tan experta tenía el abuelete! Subía y bajaba con suavidad y firmeza. De vez en cuando se detenía en el glande y sentía como golpeaba con su lengua mi uretra. Tenía una lengua de terciopelo que trataba la uretra con especial predilección. ¡El maldito viejo se estaba tragando los néctares de mi lubricación! Mientras tanto Federico no paraba de besarme. Había introducido uno de sus enormes dedos en mi culo. Alrededor nuestro, los abueletes nos contemplaban. Yo me iba a venir de un momento a otro. 

No creía poder aguantar más. Así que le dije al abuelete: "¡Me corro macho, me corro!". El abuelo hizo un gemido, sin sacar mi polla de su boca, que daba a entender que no se detendría y que estaba dispuesto a recibir mi leche en su boca. ¡Qué gusto! ¡Qué gusto me estaba dando! Me abracé a Federico y me corrí.

Pegué un enorme grito de placer. Retumbó en toda la sala. Podía sentir como el vejete me succionaba la verga extrayendo hasta la última gota de mi líquido seminal. Las contracciones en mi esfinter eran tan intensas que podía sentir cada poro del dedo de Federico.

Tuve que pedirle al abuelo que se detuviera, mi pene estaba muy sensible ¡era maravilloso, pero no podía continuar! Él, con mucha suavidad fue retirando su boca sin dejar escapar una sola gota de semen. Por un momento pensé que se había tragado mi semen, práctica por lo demás muy común por parte de los abuelos del cine Alba; pero no, el abuelo se acercó al asiento de adelante y escupió justo entre el pasillo donde estaba arrodillado y la parte de atrás del asiento. Pude ver a través del reflejo de la película la cantidad de semen y saliva que escupía el abuelo. Esto lo hacía mientras me abrazaba Federico.

El abuelete se sentó. Yo continué masturbando a Federico quien me acariciaba las tetillas. Le dije:

_Hace una mamada estupenda. ¿Quieres intentarlo?
_¿No te molesta? -me preguntó.
_Al contrario -le respondí-, quiero ver como otro se come tu polla. ¡Tío! -dije al abuelo-, ¿quieres comer la polla de mi amigo?. Mira, es un inmenso trozo de carne.
_Está bien.



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