jueves, 31 de julio de 2014

Orgullo Gay Madrid 2014 (Parte 2 de 6)




Apenas se abrió la puerta, todo el piso era una gigantesca orgía gay a plena luz del día. (Digo lo de la luz del día, porque siempre que me lanzo a The Cage o The Ring es de noche). No podré decir jamás la cifra exacta de tíos de todos los tipos y nacionalidades, pero creo que éramos más de cincuenta machos fornicando en un gran Todos-Contra-Todos.
XX
No se había terminado de entrar cuando el tío australiano ya se había quitado los pantaloncillos y me mostraba una gruesa polla. Era una polla de tamaño promedio tirando a pequeña, pero bien robusta y gruesa, se marcaban las venas perfectamente, sin pensarlo mucho me quité allí mismo la ropa y me puse de rodillas a comerle la polla a este tío.
XX
Mientras me comía la polla eché un vistazo a mi alrededor y el cuadro era fascinante. Conté a cinco tíos que estaban dando de comer polla a cinco más (eso hacen diez tíos). Más allá, en lo que supongo era un pasillo que llevaba a las habitaciones, había un tío dándole de comer polla a dos más (tres más diez son trece). En el centro de la sala había un tío como yo en cuatro patas siendo follado por dos tíos: uno por la boca y otro lo follaba por el culo y en cada extremo habían dos más haciéndose unas pajas mientras esperaban su turno, es decir, este grupo era de siete tíos más los trece anteriores hacen veinte. El australiano y yo sumábamos veintidós. Pero la cosa no terminaba allí, pues de las habitaciones entraban y salían tíos.
XX
No tendría ni diez minutos de estar mamando la rica polla del autraliano cuando un tío comenzó a magrearme el culo. Miré hacia atrás sin sacarme la polla de la boca y vi a un tío moreno, bajito también pero con una buena polla de envergadura normal tirando a crecer. El tío estaba por meterme el dedo en el ojete cuando lo miré. Se detuvo y me hizo un gesto mostrándome que en su otra mano tenía lubricante y condones. Yo sólo sonreí sin sacarme la polla de la boca y con la mano que me sobraba me abrí las nalgas. No habían pasado ni dos segundos cuando sentí el chorro de lubricante en mi culo y las manos del moreno como me masajeaba el ojete. Volví a mirar para atrás  y el moreno se había puesto un condón amarillo que le quedaba muy bien con su piel. Por el olor pude percatarme de que era un condón con sabor a banana. Me folló una y otra vez y sentí como se venía. Me cogía duro por la cintura mientras me embestía. Yo apretaba mi culo con todas mis fuerzas. Pensé que me iba a desmayar de felicidad. El moreno se corrió dentro de mí. Vi como sacaba su polla de mi humilde ojete. El condón se había quedado en mi culo. ¿Significaba eso buena suerte? El moreno muy gentilmente me sacó el condón del culo que tenía un poquitín de mierda y me dijo un bonito “Thanks”. Me pareció adivinar que su idioma nativo tampoco

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