Me mantuve en esa posición con el culo al aire. Desde luego era una invitación a que me follaran. Apenas se había retirado el
moreno me embistió con ganas un tío que andaba vestido de cuero. De la tribu de
los “Leather”, supuse yo. Esta vez el tío era español y por su acento, quizás
vecino mío pues no había duda de sus frases madrileñas. Fue una buena follada a
las que el tío le añadía frases como “eres una perra”, “te partiré en dos”, “te
mereces ser tratada como una puta” y ese tipo de frases que a mí en lo personal
no me gustan, pero en esta ocasión preferí callar mi orgullo y dejar que el Orgullo Gay me
poseyera.
XX
Después de este tío, vinieron dos más. Uno que por
su acento pensé era inglés, y otro que después supe era holandés. El inglés era
alto y tenía una verga enorme y proporcional a su tamaño. Supo cómo detenerse
en mi próstata y masajearla con su enorme glande. El holandés tenía una polla
de tamaño normal, la cual también pude apreciar. Fue el que más tardó en
correrse de todos.
XX
Yo seguía en cuatro patas y mantenía con celo la polla
del australiano en mi boca. ¡Qué aguante tenía este hombre! Pero nada es eterno
y para cuando el holandés me acababa de terminar de follar el australiano me
dice que se va a correr. It’s over. I need come out. Yo le dije mientras me hacía una paja: In my face! Coming in my face!.
Quité la boca de la polla del australiano y éste comenzó hacerse una paja con
todas sus fuerzas. Aproveché para acariciarle
las bolas y mirar a mi alrededor, la orgía seguía pero los tíos eran otros. Se
habían sumado más y otros continuaban en el dale que dale. El australiano se
corrió y me echó en la cara una lefa espesa y caliente. No fue mucha leche pero
fue densa y con un fuerte olor agrio. El tío me regaló una sonrisa. Se acercó a
mí. Me dio un pequeñísimo beso en la boca y me regaló varias toallitas de
kleenex. Mientras tanto eché la simiente de mis testículos en el piso. Tuve un
orgasmo maravilloso a pesar de que me dejaron doliendo el culo.
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