lunes, 16 de abril de 2018

Follada Sauna Lavapies (2 de 2)






Comencé con un magreo suave en los muslos del mulato, de esa manera, si me rechazaba estaba a tiempo de dejarlo en paz. Comencé a rosar con mis manos de forma suave y en círculos sus muslos, el tío, lejos de rechazarme, se puso en cuatro patitas ofreciéndome el ojete mientras estaba chupa que chupa la hermosa polla del alto y delgado tío. 
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Viendo tal ofrecimiento, no me quedó más que hacer los honores y comenzar a trabajar el ojete del mulato. Tenía el culo prieto y lampiño, así que rompiendo mi código de higiene personal gay decidí darle unos lengüetazos al ojete del mulato que resultó limpio y de olor bueno. Yo intenciones de follar no tenía, había acudido al sauna tan solo por unas pajas mutuas o si el destino quería que me dieran una buena mamada, pero la providencia se había empeñado en que fuera un activo dominante.
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Comencé a meterle el dedo medio, pero el ojete estaba cerrado; sin embargo, el mulato por pocos segundos sacó la boca de la polla majestuosa y me preguntó si quería usar lubricantes y condones, le respondí que sí, además, mi polla estaba erecta y de pronto me habían entrado por mis venas las ganas de follarme ese culete.
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No sé dónde lo tenía escondido, pero el mulato sin dejar de pajear y mamar la enorme polla del tío delgado me hizo entrega de un sobre de lubricante y de dos condones. Así que sin perder tiempo, me dispuse a lubricar con ternura tan fino ojete. Comencé lubricando los alrededores y poco a poco introducía mi dedo medio en medio de la oscuridad, el moreno comenzó a retozar de placer, eso sí, sin sacar la boca del manjar exquisito. 
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Comencé a trabajarle el culete, esta vez con dos dedos y un poco más de lubricante, el macho mulato estaba muriendo de gusto y eso me excitó más. El tío delgado parecía una estatua, estaba inmutable, no decía nada, permanecía con los ojos cerrados y una polla cada vez más hermosa e inmensa. Quizás era un tío hetero, pensé, de los que tiene novia o esposa pero les gusta dar de mamar y en medio de su infinita vergüenza, se meten a un sauna a dar rienda suelta de sus ocultos placeres pero con cierto matiz de culpabilidad.
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Después de que entró el tercero de mis dedos en el ojete del moreno, quien decidió permanecer con su culito al aire firme, el mulato me preguntó si yo quería Popper para follarle, a lo que le respondí que no necesitaba eso, que mi polla estaba lista y que solo esperaba por él, ¿te follo? El tío entre gemidos y con la boca llena de polla me hizo entender entre murmullos que sí. Fue entonces cuando me puse un poco de lubricante en mi erecta verga y luego me puse el condón sobre el cual coloqué más lubricante. Con mi polla firme le penetré, le abrí las nalgas y fui poco a poco introduciendo mi pene, sentí con satisfacción cómo entraba mi polla pero también me dí cuenta que tendría pocas embestidas pues estaría por correrme.
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Estaba gustoso de ese ojete que me recibía de manera cálida y amable, si bien un poco prieto al principio, se dilató de manera expedita permitiéndome realizar de manera suave el clásico mete-saca. Con una de mis manos magreaba los muslos del mulato y con la otra busqué ser amable y cortés y busqué su polla. Tenía una polla de tamaño promedio tirando a pequeña, estaba en estado morcilla pero nada que una buena mamada no pudiese remediar.
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Estaba disfrutando la polla del mulato cuando veo que el tío delgado le dice algo al oído, por un momento temí que le dijera para irse a un apartado, dejándome en medio de una cálida follada, pero el mulato sin sacar la boca de su polla le murmura con el típico sonido de ‘macho, córrete en mi boca’. Fue entonces cuando el mulato saca la polla de su boca y comienza a pajear de manera intensa al tío delgado el cual se vino en un inmenso chorro de leche. Tíos, de verdad os cuento y quizás no me creeréis, pero hacía mucho tiempo que no veía un chorro de lefa tan abundante, tan espeso y con tanta potencia. Conté cinco poderosos chorros que la próstata del tío delgado ayudaban a difuminar por su pecho. Después de los chorros, siguió manando leche calientita de esa polla, el mulato estaba disfrutando cada mililitro de semen, lo saboreaba, se lo llevaba a la boca, lo escupía de nuevo sobre la polla y extendía por el pecho y el vientre del mulato el cálido y preciado vital líquido. El tío delgado permanecía inmóvil, disfrutando del placer que le proporcionaba el mulato. Yo en condiciones semejantes ya me hubiese retirado pues mi polla queda muy sensible después de cada orgasmo. 
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La imagen me emocionó y me recordó que cerca estaba de mi eyaculación. Le dije al mulato que me quería correr afuera pero el insistió que no, por favor, córrete dentro. Ante situaciones semejantes no puedo decir que no. Así que lo tomé con mis manos por la cintura y comencé una embestida a todo gas. Justo cuando me venía sentí como el mulato apretaba los esfínteres y como su culo me comía la polla. Pegué un grito de placer. Me la estaba pasando de maravilla, hacía mucho tiempo que no hacía un trío y que tampoco me comía un ojete entre prieto y dócil. 
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Después de acabar me retiré lentamente, no sin antes darle unas nalgadas al tío mulato, nalgadas que querían decir muchas gracias, lo he disfrutado. Me sorprendió que el tío mulato seguía disfrutando de la polla y el semen del tío delgado, el cual seguía inmóvil dejándose hacer.
Me quité el condón –lo tiré en el cesto de basura al salir de la sauna de vapor-, me duché y decidí pasar un rato en el bar. Ese día no tuve mayor acción. Me topé con un tío jovencito y delgado con el cual tuvimos unas mamadas de cortesía, pero nada más.
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En el resto del rato que estuve allí no volví a ver al tío delgado ni al mulato. Habrán desaparecido entre la niebla y la lefa por las cañerías.

2 comentarios:

  1. Intenso, como siempre ;-)
    Si te creo en lo de la corrida, pero realmente una corrida abundante es muy infrecuente, o sea que tuviste doblemente suerte. Del mulato, del trío, de la supercorrida... Un suma y sigue, que también pocas veces se dan.

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  2. Sí, tuve mucha suerte, estas cosas pasan una o dos veces en la década.

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