martes, 21 de enero de 2020

Puteando en América - [Cuenca, Ecuador] Sauna Taboo Spa - primera visita





Cuando abren la puerta lo primero que está es el bar. Allí está un chico -muy amable por cierto-, que hace de todo un poco: cobra y atiende el bar. La entrada costó como dije 10 dólares americanos [unos 8,80 Euros a noviembre de 2018], con la entrada te dan una bolsa sellada con dos toallas grandes: una grande y otra pequeña que funge de taparrabos y un preservativo. Como estaba desorientado, el tío me indicó por dónde era la entrada a los casilleros, era exactamente a la derecha después de entrar. El tío me dio el número 14, con lo que supuse había gente y esperaba no perder tiempo para liarme con algún macho. Cuando llego a los casilleros lo que me dio fue una menuda decepción: todos estaba vacíos menos el número 8 y desde luego, ahora el 14. Como después descubriría en mi segunda visita, el chico de la taquilla daba las llaves al azar para que uno pensase que había gente.

Me quité la ropa y dí putivueltas. Al lado de los vestidores había una cortina que conducía a lo que supuse era un cuarto oscuro y que lejos de producir morbo daba aburrimiento, era soledad absoluta. Después entré a lo que yo denominé la zona principal: un largo pasillo que cuando caminas queda a tu izquierda dos inmensos jacuzzis, estos me gustaron porque eran grandes y lo suficientemente profundos para estar sentado en el agua cómodamente. Luego sigues caminando y te encuentras con una ducha de múltiples chorros que nunca aprendí cómo funcionaba. Luego vienen dos duchas amplias en la que seis tíos caben apretados. Justo al lado de estas está la sauna de vapor que me pareció el propio infierno. Había una luz roja que nunca se apagaba, era angosta y el calor era insoportable. Pasando esto estaban los urinarios, ¡todo en un solo pasillo!

Decidí ducharme y traté de entrar a la sauna de vapor, pero macho, era imposible, no había manera de entrar por el calor, así que decidí tomar una cerveza, relajarme en el jacuzzi y esperar a que apareciese el macho con el número 8, a ver qué tal. La cerveza estaba deliciosa pero muy costosa, si bien era grande y costaba 2,50 dólares [2,18 Euros al cambio de noviembre de 2018] considerando que me estaba quedando en un hotel de lujo y la misma cerveza costaba 1,25 dólares. En fin, ya sentado y relajado, comencé a cabecear, no había dormido la siesta, me estaba pegando el jet lag. Creo que dormí profundamente solo unos minutos cuando siento que alguien entra al jacuzzi, abro los ojos y me encuentro con un tío muy mayor, un vejete, pudiese tener alrededor de 65 años de edad, pude distinguir en su muñeca el número 8, así que me dije, pues que no estaba mal, que si era necesario liarme con el tío yo no tenía problema. De hecho, medio dormido aprecié su enorme polla que estaba en estado morcilla.

Al cabo de una rato me desperté por completo y el tío comenzó ha conversar conmigo. Era un tío de rasgos indígenas, al principio pensé que me hablaba en otro idioma, quechua, sanscrito o mixteca pero luego descubrí que no articulaba de manera correcta las consonantes. Pude entender que el tío era docente de historia y geografía y que vivía en un pueblo a una hora de distancia de donde estábamos. Me dijo que era casado y que le gustaba venir una vez a la semana a reventar 'culitos de hombre'. Estuvimos conversando un rato y si bien el tío sabe que Taboo Spa no es una maravilla, me dijo que era el único lugar que había para 'gente como nosotros'.

Llevaba veinte minutos conversando cuando el tío me comenzó a magrear la polla bajo el agua, yo no quise pasar por descortés y comencé a tocar por debajo del agua su polla morcillona que se había convertido en una polla grande, arqueada hacia arriba, gruesa, de glande grande y redondo. No había duda que apenas me cabría en la boca y que por culo ni pensarlo. Le dije al tío que entráramos a la sauna de vapor, si habéis leído mis crónicas es uno de mis sitios preferidos para comenzar a ligar. Pero el tío me dijo que no, que hacía mucho calor, que por qué no íbamos a 'la habitación'. Le dije que no sabía dónde quedaba así que me dijo que él me guiaría. Nos levantamos y cruzamos el umbral pasando de nuevo por la zona de los casilleros, saliendo a la entrada y seguimos derecho por otro pasillo que yo no conocía.

Resulta que al entrar si te diriges hacia la izquierda te encuentras con un largo pasillo. Lo primero que queda a la derecha es la entrada al bar que me pareció una zona grande y para mi gusto muy iluminada pero al mismo tiempo reconfortante. Luego, por el mismo pasillo queda un cuarto que yo bauticé como el 'cuarto de pajilleros', pues hay una televisor con una película homo y unos asientos enormes como para que cinco tíos se dediquen a las pajas entre ellos. Los asientos estaba reclinados y se veían cómodos. Luego, directo al fondo quedaba 'la habitación', la cual tenía una cama grande, mucha iluminación y una cosa que me encantó: un espejo inmenso en el techo. Apenas el tío cerró la puerta se me abalanzó sobre mí tirándome boca arriba en la cama. Me pareció violento. De inmediato comenzó a olerme y darme besos por el cuello, los hombros y un suave lengueteo en las tetillas. Se puso sobre mí y se dedicó a follar mis muslos, le pregunté si me quería follar allí mismo y me dijo que sí, el tío había comenzado a ensalivarme el culo pero le dije que no, que necesitaba que usara una goma y que usáramos algo de gel lubricante.

Después de cumplir ese protocolo el macho me folló a lo bestia. Al principio, me dolió, luego lo disfruté pero por último me comenzó a irritar el culo. El tío tenía una tranca grande y había entrado sin problemas en mi ano, pero el folleteo a lo bestia me estaba dejando con el culo irritado y mi puticonquista de América apenas estaba comenzando. Así que le dije al tío que parara y que nos hicieramos unas mamadas. El tío se molestó pero pareció entender que si se rehusaba no iba a pasar más nada aquella tarde en Taboo Spa. Así fue que nos pusimos en 69 y comencé con una suave mamada. Como lo único que entraba a mi boca era la cabeza del pene, dediqué tiempo a la mamada con pajas prolongadas. Pero el tío nada que se animaba a tocar ni a lamer, si bien suelo ser un pasivo total no es lo normal en mí y estaba apunto de irme y dejar todo así cuando el tío, evidentemente excitado por la mamada que nos estábamos dando, decide retribuirme con una buena mamada, 'ahora sí se ha cerrado el círculo del 69', pensé. Estuvimos mama que mama un buen rato hasta que nos corrimos cada uno encima de sí mientras nos veíamos en el espejo de techo.

¡Qué rico, macho! Me dice el tío. ¿Te gustó?, me preguntó. Pues sí, le dije, aunque la verdad pensaba que no fue un polvo extraordinario porque hubo mucha violencia y a mí la violencia no me mola. Después de quedarnos contemplando en el espejo la leche sobre cada uno de nosotros decidimos darnos un baño y nos encontramos en el bar. Seguimos conversando y estuvimos cerca de casi dos horas bla bla bla y nunca entró ningún otro tío a la sauna.

Luego decidí volver al hotel. Llegué cerca de las nueve de la noche y dormí como un bebé hasta el día siguiente.



6 comentarios:

  1. Dices que no fue un polvo extraordinario, pero tampoco te aburríste...2 horas de charla!!
    Lastima que no entrara más gente, por como describes el espacio parece que las instalaciones estaban bastante bien (cosa que no lo parece desde fuera, la verdad) y podría haber dado más juego si hubiera habido más personal.
    Esperamos más entradas de tu puticonquista de America.
    Un saludo,
    Hotdardo 🎯

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    1. Sí, fue en otro sentido una experiencia cultural. jejeje Gracias por escribir.

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  2. Follaste con todos los tios de la sauna !!! Que fuerte me parece, jajaja
    Bueno, suerte que te aveniste con el único que había, porque sinó, menudo rollo ;-)

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    1. JJAJAJA Sí... la verdad todo un record: todos los tíos para mí solo.

      Gracias por escribir

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  3. Me encanta eso de ir de expedición a lo desconocido, aunque luego te lleves sorpresas de que no haya nadie

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    1. Gracias Destos. Efectivamente, y vienen más historias expedicionarias.

      Gracias por comentar.

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