martes, 18 de febrero de 2020

Taboo Spa, segunda visita - Puteando en América - [Cuenca, Ecuador]




Vuelta a Taboo Spa, esta vez es jueves en la noche y estamos solo cinco tíos. Entro a uno de los dos putijacuzzis; en cada uno hay dos personas, tres en el que yo entro. Me magreo con un tío que estaba sentado a mi derecha de polla pequeña. El tío se sorprende del tamaño de mi polla, gruesa, grande y cabezona. El tío que está frente a mí introduce un dedo en mi ojete. Yo quedo sorprendido de mi docilidad anal ¡Qué verguenza! me digo a mí mismo, no queda otra cosa que disfrutar. El tío que metía el dedo en mi culo toca mi polla, pone cara de asombro, homenaje que me hace. Comienzo a recibir una paja a dos manos hasta que el tío que estaba frente a mí me hace la clásica señal para que lo siga, con su mirada me dice "hey, macho. Ven conmigo para que te de un gustito". El tío tenía cuerpo definido aunque algo pasado de peso, nada grave. Era de baja estatura, de rasgos indígenas. Me lleva al dormitorio que yo había conocido la primera vez que visité la sauna. El tío hace que me quede boca arriba y me da una mamada magistral, ¡sin lugar a dudas una de las mejores mamadas de mi vida! Mucha saliva, mucho morbo y de vez en cuando me daba masajes circulares con la palma de las manos sobre el capullo.

El tío posee una polla pequeña con mucho pelo en tallo, huevos y alrededor, lo peor de todo: no huele bien. El tío se ha metido al jacuzzi sin lavarse ni un un poco. El tío quiere que hagamos un 69 pero no me anima mamarlo. El tío pareció no molestarse porque siguió con la mamada magistral. El tío tiene ese don de acariciar y presionar la polla y los huevos en el punto justo de presión que tanta falta hace, lo justo para cortar la sangre sin hacer daño para prolongar el placer antes del orgasmo. Alguien tocó insistentemente la puerta, supuse era el tío que quedó fuera de juego en el putijacuzzi, le pregunté al tío si abríamos la puerta, en lo personal me gustan los tríos, pero el tío dijo que no, que dejara eso así, que me preocupara en el placer que él me iba a otorgar.

Me quedé en la cama boca arriba con las dos manos detrás de la cabeza mirando al espejo del techo. Contemplé mi cuerpo y me sentí satisfecho de él. Fui Narciso por fracciones de segundo, era gracioso ver al tío en el espejo, ver como su cabeza se movía sin parar sobre mi polla. Era una estupenda mamada y el tío poseía talento. Comenzó a hurgar en mi culo. Si hay algo que me gusta cuando me hacen una buena mamada es que me trabajen al mismo tiempo el culo. El tío ensalivó el dedo corazón y sin dejar de mamar me fue metiendo el dedo a por culo; era una situación muy guarra pero cuando alguien sabe cómo consentir mi polla soy de pronto una zorra. Esto lo saben los buenos tíos activos: consiguen a un tío, le dedican una buena mamada, van hurgando en los culetes, meten un dedo, después dos, luego tres y cuando recuerdas pasas de ser una polla mamada a ser un culo explotado.

40 minutos de intensa faena. Cuando me iba a correr el tío me pidió que me sentara sobre su cara, que le apetecía comerme el culo mientras me corría sobre su pecho. Cosa que hice, el tío metió su lengua en mi ojete mientras me corría, mi lefa era espesa y extrañamente abundante; yo miraba por el espejo que estaba sobre nuestras cabezas y pude apreciar el pecho del tío lleno de mi cálida leche. El tío se corrió sobre él mismo y dejando ver apenas unas poquitas gotitas de leche y un semen al parecer de mala calidad: era tranparente, más agua que lefa, no tenía el característico color mármol-puto-nacarado del semen, era transparente.  Cuando me retiré de su cara el tío se quedó contemplando con orgullo y admiración como su pecho estaba cubierto de semen, se lo regó con ambas manos por su cuerpo como si fuese una crema humectante.  El tío no paraba de gemir y decía: rico papito, ¡lechita rica! ¡Ah! Me dio algo de risa la actitud tan sumisa y de macho necesitado de lefa.

Yo le dije que me iba a duchar, el macho me pidió que nos tomáramos una cerveza, cosa a la que accedí. Me preguntó si era la primera vez que venía a Taboo Spa. Sí, le mentí. Pues entonces hay que celebrarlo!, me dijo. Me duché y luego me encontré a los mismos tíos en la misma posición en los mismos putijacuzzis, faltaba más acción y morbo en el ambiente. Estaba comenzando a bajar la temperatura, así que decidí marcharme, buscar algo que comer y volver al hotel. En los casilleros me encontré al tío revisando su Whatsapp, es impresionante como los machos se dedican a las redes sociales en sitios de escarceo sexual; bueno, la verdad era que el ambiente tampoco estaba de puta madre. El tío me preguntó si me iba, le dije que sí, que comenzaba hacer frío y no había calefacción, él insistió, de hecho, si te quedas te doy un buen masaje con mamada incluida. La oferta era tentadora, pero no me apetecía. Intercambiamos números a ver si nos veíamos de nuevo, yo estaba seguro que sería casi imposible pero accedí y dí mi número. El tío era un mamón experto, de alta categoría, un tío que sabía dar placer y otorgar placer, me había dejado la polla con mucha sensibilidad y tardaría unos dos días en regresar a la normalidad; además, dos cosas me habían incomodado: la falta de higiene del tío en sus partes nobles y que comenzaba hacer frío en el local y la calefacción brillaba por su ausencia. Me despedí y volví a la calle Mariscal Sucre para volver al hotel.

Taboo Spa 7 sobre 10

Comentario: A veces concentrar todos los espacios en un solo ambiente se presta al morbo. Los espacios están bien distribuidos pero no termina de ser agradable.

Edad de los tíos: una media entre los 22 y los 50 años. Esto era el promedio de los casi diez tío que ví en mi segunda visita.


2 comentarios:

  1. No hay nada como echarse hacia atrás,poner las manos bajo la cabeza, abrir las piernas y dejar que se den un festín con tu poya y tus huevos. Eso sí,no me hago responsable de las consecuencias, pq llega un momento en el que ya no puedo estarme más quieto y solo me apetece follarme esa boca o follarme ese culo. He dicho.
    Higiene siempre,por favor.
    Un saludo,
    Hotdardo ��

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  2. Cuando a un tio le huele mal sus partes nobles, me desactivo al instante.
    Si, como en tu caso, le da por hacer sus cosillas, también me dejo, pero sin bajar el hocico por los bajos.

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