jueves, 17 de marzo de 2022

Otra víctima [Naked Bar Madrid]




Erecta y orgullosa estaba mi pollaNo había caminado cinco pasos y me encuentro a un chaval,  pequeñín, cabello corto, delgado, guapo. Sin pedir mi consentimiento se arrodilló frente a mi polla, comenzó a chupar con suavidad y delicadeza. Aprovechaba cada milímetro de su boca. Con su mano derecha me pajeaba con suavidad, mientras que, con su mano izquierda, se tocaba de forma indecorosa.  


Luego, decidió dedicarse a mi capullo. Lo lamía con cariño mientras que, al mismo tiempo, jugaba replegando mi prepucio hacia el capullo. Esto lo hacía cada vez más suave, hasta dejar que su lengua hiciera todo el trabajo. No había duda, era un macho que había dedicado muchas horas de su vida a catar pollas. Llegué a pensar que quizás se comía unas treinta pollas al día. 


Pasado un rato, el tío decidió hacer mamadas profundas, de vez en cuando se alejaba mi polla y la observaba con admiración, hambre y encantamiento. Luego, dedicó tiempo al capullo, solo que en esta ocasión, su mano jugó con mis cojones duros y firmes. Yo sentía que me iba a correr. Pensé que si me corría, me iría a casa satisfecho de las caricias de esa noche.  


Decidí jugar al macho dominante, lo tomé por la cabeza y le follé por la boca. Comencé suave, como probando el terreno, la profundidad, el nivel de compromiso y la actitud de servidumbre. El tío respondía con total satisfacción, por lo cual, lo follé con más fuerza, siempre con cuidado; en este tipo de encuentro me gusta medir la elasticidad y el alcance. A mí me cabrea cuando estoy feliz comiendo polla cuando el tío activo mete caña, no avisa y me lastima. Todo es un juego de preparación psico-buco-anal. 


El macho no solo se deja hacer, además colocó sus dos manos en mis glúteos y me controló el mete-saca-oral. El tío no quería perder el control y mete su dedo corazón, de su mano derecha, en mi culo. ¡Oh, dioses! ¿Existe algo más placentero que dar y recibir al mismo tiempo? Me preocupó, os debo confesar, me iba a correr, y según llegué a escuchar, alguien dijo que seguía lloviendo en Madrid. 


Estaba en estas cavilaciones cuando fue inevitable que me corriera. Le advertí al tío, quien no lo pensó y empujó con fuerza mis glúteos (y la polla) hacia su boca. Me corrí dentro de su garganta.  


El tío era de una amabilidad oral fabulosa, después de correrme, lamió cada centímetro de mi polla. No continuó chupando, como acostumbran muchos machos (como a veces hago yo), lamía con suavidad hasta que, paradójicamente, dejó seca mi polla con la punta de su lengua.  


Afuera seguía lloviendo. Quería irme a casa, pero no había tomado previsiones por la lluvia. Podría ir a Firewood, pero en el camino podía seguir de largo y regresar a casa. ¿Qué hago ahora pensé? 


Aún falta que te follen, dijo una vocecita dentro de mí. 


(Continuará) 




2 comentarios:

  1. A veces es un lujo encontrar al mamador perfecto.
    Tuviste suerte.
    A ver como continuó la tarde que me da que le hiciste caso a tu vocecilla interna ;-)

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  2. Pues, como has venido leyendo, muchas veces hay que hacerle caso a la vocecilla de puteo.

    Gracias por escribir.

    Abrazos

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