miércoles, 5 de abril de 2023

Culo diplomático - The Attack (Parte 3)




Era inevitable el roce en el laberinto y mientras caminaba uno que otro tío de los que estaban en la faena me tocan culo y polla. Con quien más duré fue una pareja: un tío de unos 35 años que le estaba dando de mamar... ¡al chaval del ropero! Le doy de mamar al chaval que tiene un hambre voraz. El tío de 35 me magrea el pecho y dice cosas guarras, pero elegantes, como “¡Qué bueno que estás!” o “¡Qué rostro de príncipe! Deja que te de un beso. Y así terminé morreo y morreo con el tío mientras le daba de comer al chaval del ropero. Me pude quedar con ese trío y la hubiéramos pasado bien, pero el instinto decía que tenía que seguir dando vueltas.  

Apenas me separo del trío, encuentro a los pocos metros un tío musculoso, se nota que se machaca en el gimnasio, tenía mascarilla, era muy blanco y alto, supuse que era nórdico y, en efecto, luego me enteré de que era sueco. Pensé que yo no le podría interesar, pero dio la casualidad de que, en algún momento los únicos que no estábamos haciendo algo éramos él y yo. Así que el tío vino a saco hacía mí. 


Primero nos dedicamos a lo clásico: reconocimiento de pollas. Su polla era abrumadoramente normal, es decir, la típica polla con la que se disfruta y se pasa bien, pero no quedará recuerdo en los archivos anales. Él, por el contrario, le agradó mi polla que era varios centímetros más gruesa y larga que la suya. Estuvimos en caricias, no hablamos, uno que otro pezoneo. El tío toma la iniciativa y me come la polla. Pero ¡craso error! Después de la mamada del chaval del ropero, de quien tuve la oportunidad que me comiera la polla dos veces, estaba difícil superar esos talentos. El sueco mamaba con gusto, pero no me terminaba de convencer. Le devuelvo la mamada. Me encuentro con una polla limpia, buen sabor, mucha lubricación. Polla de tamaño normal, pero venosa. Polla para entretener, buena para el tacto y el paladar.   


Estuvimos en plan mamadas hasta que el tío, en un español deplorable, me dice que me quiere follar. Realmente dijo: “Yo te follo”. Como no quería que se sintiera mal y quería hacer entender que su esfuerzo de aprender español había valido la pena, le pongo una goma, lubri y le ofrezco, de manera diplomática, el culo. Pocas veces me dejo follar de pie, sobre todo porque en esa posición suelo apretar los esfínteres más de lo normal. Para mí lo ideal es que yo esté en cuatro patitas y luego, cuando la polla y el culo están lubricados y prestos, me gusta ponerme con las patitas al aire. ¡Y allí sí! ¡Oh, dioses, cantad la cólera de Aquiles!

 

Por las características de la polla del sueco entraría fácil, le daría satisfacción a mi culo por unas horas y todo bien. En efecto, escribo estas líneas cuando han pasado algunas horas. El sueco me folló a lo bestia y la pasé de maravilla; sin embargo, como os comenté, si no escribo esta anécdota a los tres días se me olvida el sueco. 


Una vez que la polla sueca entró el tío da caña. Fue brusco y violento, pero mi culo estaba tan relajado y la polla era tan normal que, si bien sentía placer no era trascendental. Gemí, pegué varios gritos de placer, algunos de los tíos que estaban a nuestro alrededor soltaron unas risillas de “¡Este es un exageráo!” -cosa que es cierta-; le daba golpes a la pared y le decía al sueco, imitando la voz de una mujer en una peliporno: “Give all ¡Oh, yeah! Fuck, fuck, fuck meeee!. El sueco se corrió dentro de mí. Pensé que él me recompensaría con alguna mamada o algún pajazo, pero al mejor estilo de “ya comí, ya me fui”, el sueco se fue. Desapareció tan rápido que no vi la estela. ¡Desapareció! Quedé desconcertado, me habían follado, pero no me había corrido. ¿Qué hacer?  


Estaba en medio de estas cavilaciones cuando apareció un tío moreno, unos treinta años, delgado, barba cerrada, pecho peludo y me dice: “¿quieres follarme?. 


“¡Gracias, Virgen de la Almudena!”, pensé. 


(Continuará) 




2 comentarios:

  1. Jajaja... solo te faltaba estar controlando la hora, jugar al candy crush mientras te follaba y estar pensando en todo lo que tenía que hacer en casa al dia siguiente.

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    1. En realidad, no estaba tan lejos de hacer algo semejante. Una vez hasta repasé mentalmente lo que tenía que comprar para la cena. Tampoco me ocurre muy a menudo. Pero, digamos, que para no follar, prefiero una follada floja que, por lo menos si lo escribo rápido, será una entrada en el Blog.

      Gracias por escribir.

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