miércoles, 31 de mayo de 2023

Oso preguntón (Octopus parte 3)

  


 

Después de la ducha y la cervecilla respectiva doy otra putivuelta, esta vez en plan relax. Si puteo, muy bien. Si no, pues ya veré. 


En una de las vueltas noto que el oso de 40 años que estaba al principio, ahora me sigue. Mantiene una larga distancia, como para entender que quiere puteo. Me detengo, lo miro y el tío se detiene y esquiva la mirada, camina hacia otro lado como quien anda putipaseando 


Yo continúo caminando. Paso por la zona de BDSM y hay algunos tíos jugando entre ellos. Hago intercambio de caricias con uno de los tíos y veo que el oso sigue detrás de mí. Entro al cuarto oscuro. Varios tíos en plan un poco de todo: mamadas, magreo, pajas. Nadie folla. Estoy por chupársela a un rapado con tatuaje de flores en el brazo derecho, cuando llega el oso de 40 quien decidido me magrea el paquete. Entonces, decido dedicar tiempo y atención al osete. Es guapo de cara, huele bien, pero polla no superior a los 12 cms. Sin embargo, 5 cms era del capullo que era grueso y agradable al taco y al paladar como comprobé. El oso me dice que es tímido, que no se puede concentrar y que vayamos a una cabina. ¡Venga! ¡Putita, pero tímida!, me digo mentalmente. 


Una vez en la cabina pues voy a saco. Pezoneo, mamada, jugueteo, pero el tío ha empezado hablar. Os resumo [poned voz de niño bueno] ¿Vienes con mucha frecuencia? ¿Estás circuncidado? ¿Te gustan las pollas? ¿Follas con cualquiera? ¿Con cuántos has estado hoy? ¿Te gusta que te den a por el culo? ¿Tienes alguna enfermedad? ¿No tienes SIDA?

  

Y así se mantuvo el macho unos minutos. Al principio, yo le respondía con monosílabos y de manera directa [Poned voz masculina y gruesa]: No. No. Sí. No. No sé. A veces. No. No. 


En medio de la conversación se me quitaron las ganas. Por lo general uno viene a este tipo de locales para tener sexo anónimo y sin compromiso. No voy a negar que también se viene a disfrutar de las instalaciones y a veces uno se toma una cervecita en el bar, conversa y hace buenas amistades. Pero en la cabina, encerrados, como Dios manda, yo quería todo un poco, menos hablar. Me había resignado del tamaño de la polla y podía jugar un rato con lo que fuera, pero eso de conversar y de saber el pasado sexual de uno, no sé, creo que, al fin y al cabo todos los que vais a estos locales es por promiscuidad, algunos más que otros, pero promiscuos al fin. ¡Venga! ¡Lo somos y se asume! 


Le pregunto al oso si me la quiere mamar, que con tanta conversa se me han quitado las ganas. El oso accede. En un primer momento yo creo que le voy a callar la boca. Nada más lejos de eso. 

 

[Voz de oso maricón] ¿Por qué no te has circuncidado? ¿Te rasuras todos los días? ¿Y ese culo, te lo reventaron hoy? ¿Follas con condón? 


Que no aguanté y decidí irme.  


Justo salgo de la cabina entra un tío que creo que quería follarse al oso. “Es todo tuyo”, le digo. De vuelta a la ducha y no quizás un rato al cine.  


La tarde se me estaba volviendo pesada y me lo venía diciendo el cuerpo: “Andrew, que no hay que tentar al diablo”. Pude quedarme en casa, ver una peli, matarme a pajas, leer un libro y tomar vino. Pero no, la necesidad de aprovechar que no tenía la presión de revisar el móvil cada tanto tiempo por si a la Monse se le ofrecía algo, me daba una sensación de libertad de puteo que había olvidado. 


Por fortuna, me tropecé con dos osos vejetes en el camino. 





2 comentarios:

  1. Que hartura, jaja... A ver, cada momento tiene lo suyo, y mientras se está en plena faena solo se jadea, se dicen cosas bonitas, o guarras, pero el interrogatorio o conversación normal debería ser antes o después. No durante. En fin, paciencia con las urracas parlanchinas ;-)

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    1. Fue una experiencia entre aburrida y desagradable. Aburrida, porque el placer sexual no trascendió. Desagradable, porque es agotador un interrogatorio semejante. En especial porque uno quiere putear y punto.

      Gracias por escribir.

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