“Uno se enamora después de haber encontrado la polla de tu
vida, macho”.
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Me dijo Don Eustaquio después de habernos hecho unas
mamadas, unas lamidas y después de pajearnos mutuamente hasta llegar al
orgasmo. Yacíamos en la colchoneta de uno de los apartados de la sauna Octupus.
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“Yo me conseguí con aquel negro de casi dos metros con la
polla más grande que jamás había nunca antes visto”, prosiguió. “Supe en ese momento que estábamos
hechos el uno para el otro. Te hablo de la polla, tío, eramos la polla y
yo, el negro era un monumental complemento que no me molestaba, pero yo quería
esa polla. Era grande, enorme, yo creo que era de unos cuarenta centímetros de
envergadura, ¡no te exagero! Era inmensa, de cuerpo duro y firme. La punta del
glande estaba correctamente proporcionada con todo el tallo, además el capullo rosáceo contrastaba de singular manera con el
negro oscuro del rabo. Bolas rasuradas que casi se convertían en nada cuando la
polla estaba erecta… ¡Y la leche! ¡Qué lefazos macho! Tenía la fuerza de cien
mil bueyes. Cuando se corrió por primera vez le pedí que me diera su lechita
caliente en la cara, y macho, ¡vaya que dolía! ¡Conté siete chorros duros,
calientes y fuertes que iban directo a mi cara! ¡Tuve moretones por casi una
semana! Me costó convencer a la parienta que los moretones en la mejilla eran que
de seguro me había golpeado dormido…, ¡no te rías macho! ¡En serio, me enamoré
de esa polla! Me la volví a tropezar dos días después, en la misma sauna, fue
allí cuando decidí que esa polla tenía que ser mía…, o quizás, yo de ella.
Necesitaba que me follara, que rompiera mi culo, que en dos me partiera. ¡Y
tenía que ser a pelo! ¡No había condón hecho para ese tamaño de polla! Le dí
una buena mamada y en cuestión de segundos ya tenía ese monstruo frente a mí.
Me puse en cuatro patítas y respiré
hondo, tenía una mezcla de sentimientos y emociones, por un lado, tenía muchas
ganas que me rompiera el culo, pero por otras temía salir vivo de aquel
encuentro pero con el culo desgarrado. Quería sentir el chorro de semen de
semejante polla dentro de mí, pero también tenía miedo de que me contagiara de
SIDA, una polla como esa no puede usar condón, por lo que se ve obligado a
romper culos y explorar agujeros a pelo, sin ningún tipo de protección posible”.
¿Y qué pasó? Le pregunté. “Pues que me folló macho. ¡Me reventó el culo! Y eso
que apenas se movió. Yo relajé mis esfínteres hasta más no poder e inhale un
pote de Popper completo. ¡Maaacho! ¡Ví el cielo, las estrellas, el cosmos!
Sentí como la polla me tocaba el pecho y solo esperaba a sentir los lefazos!
Cuando el tío se corrío sentí como su semen me golpeaba la garganta. Una cosa
que no había sentido jamás. Depués mientras se corría el tío buscó mi boca para
chuparme la garganta, en ese momento le ví por primera vez la cara al dueño de
esa enorme y hermosa polla. Era un negro de mierda que si me lo encontraba por
la calle yo me cambiaba de cera. Tenía una enorme cicatriz en la mejilla
izquierda, dientes separados y desiguales. Ojos pequeños y mirada de macarra
que daba miedo. Ya no podía hacer nada. Me tenía en sus manos…, o con su polla.
Después de correrse se separó de mí. Yo quería correrme y compartir mi humilde
corrida con el macho, pero apenas se corrió, se separó de mí. Se masturbó un
par de veces para sacar los últimos rastros de semen que le quedaba y se
marchó. No me dijo nada. Desde entonces no lo he vuelto a ver y no me he tropezado
con otra polla semejante”.
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_¡Gran historia tío! –dije- ¿Por qué no me haces una mamada
y te follo de nuevo? –le comenté, e inmediatamente el tío se dio a la faena
mientras yo trataba de imaginar cómo sería ser follado por semejante bestia.
Relato calentito, jejeje
ResponderEliminarY a mi que las grandes pollas solo me gustan para admirarlas y como mucho tocarlas.
Si no me entra bien en la boca... ;-)
A mi me gustan para tocarlas. Más adelante narro lo que me pasó con un tío que si bien era muy majo y cariñoso solo pude pajearlo. No me cabía ni en la boca ni en ninguna parte. Cosas veredes... gracias por escribir.
EliminarA mí me gustan las pollas manejables, pero yo mismo me he quedado sorprendido alguna vez de que me haya entrado alguna gigantesca. Todo es cuestión de relajación.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo. Nada como una polla que sea manejable, dura, pero dócil.JEJEJEJ
Eliminargracias por escribir