martes, 26 de febrero de 2019

Cojones para dejarse follar



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Lo llamo Toby, su nombre era Tobías.
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Tobías se convirtió en habitual de los jueves de la Sauna Octupus. Toby es un osete muy majo. De estatura pequeña y polla aún más pequeña pero muy lechosa.
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Una época en que frecuenté la Sauna Octupus todos los jueves desde temprano eramos Toby y yo los primeros en llegar. Nos hicimos muy amigos, charlábamos amenamente, nada de follar pues el tío me inspiraba más una amistad que ganas de follar.
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Toby dedicaba buena parte del tiempo a comentar sus aventuras dentro de la sauna, a quién se la mamó, quién lo folló. El Toby es pasivo, tan pasivo que su mayor placer es preparar el ojete a los tíos y ver como son follados por otros.
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Como os comenté llegábamos temprano y una tarde de otoño estaba todo tan aburrido que después de una cerveza decidimos darnos un gusto a dos. Nos fuimos a un apartado y el Toby me dio una buena mamada, tenía talento para eso. Me pidió que le follara así que una vez con el condón puesto le dí unas suaves embestidas, el Toby era un vicioso de los días jueves y siempre llevaba el culo lubricado. No aguanté y me corrí sobre su cara. El tío no paraba de hacerse la manola, como os comenté, era de polla pequeña. Me preguntó si le dejaba correrse en mi cara, yo de manera tímida accedí. Su leche era abundante y espesa de un color blanquecino perla y por lo que pude sentir de buen olor. Dejó toda mi cara más blanca que la de cualquier cantante del grupo Kiss.
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El Toby y yo no volvimos a follar. Él era lo que yo llamo “coleccionista de cruising”: dícese de aquel tío que no le gusta repetir con otros tíos con los cuales ya folló. A mí me apetecía repetir, pero con el Toby solo repetimos algunas tímidas pajas en la piscina de la sauna Octupus.
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En tres ocasiones el tío armó unos tríos que recuerdo con especial cariño. Estaba yo sentado en el bar disfrutando de una cerveza cuando se aparece el Toby con un chicuelo jovencísimo y me dice de descarada manera: “Este chico quiere que te lo folles. Le hablé de tu polla y le dije que eras de rico follar”. Me reí pero acabé mi cerveza y nos fuimos a un apartado.
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El chicuelo inmediatamente se quitó la toalla y se puso de patitas arribas. El Toby sacó de la nada lubricante y comenzó a untar el culo con los dedos al chicuelo, con otra mano, el Toby le iba haciendo una suave paja. El chicuelo tenía una polla de enormes dimensiones, pero se notaba que le iba eso de ser pasivo. Yo mientras tanto me iba haciendo una paja para estar a tono. Ese día había tenido varias mamadas y tres folladas previas pero no me había corrido, por lo que supuse que no aguantaría mucho.
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“¡Está listo! Te lo puedes follar”, me dijo el Toby quien se apartó y se puso en un rincón donde pudiese tener buena vista, se quitó la toalla y comenzó con una discreta paja. Yo me puse la goma y efectivamente el culo del chico estaba bien lubricado, lo cual permitió una amena follada. Yo me sorprendí de que no me corriese todavía y el arte del mete-saca estaba siendo duradero y placentero.
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El primero en correrse fue el chaval, quien si bien en dar culo diestro era, se llenó de timidez al momento de correrse. “¡Me corro!”, gritó el bribón e inmediatamente salió un espeso chorro de leche que le llegó al rostro. Yo por mi parte no quise aguantar ni hacer bochorno. Saqué mi polla, le quité la goma y me comencé a pajear. En un dos por tres grandes chorros de leche a su pecho fue a parar. En eso llega el Toby y se corre de manera frenética y descarada sobre el tío. ¡Qué cantidad de leche! Para tener una polla pequeña la cantidad de lefa era admirable.
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Al terminar el chaval salió con mucha vergüenza, no querían que lo vieran lleno de lefa. El Toby le gritó: “¡Déja las mariconadas tío, cuando te vean serás la envidia de la sauna!” y lanzó una carcajada estridente.
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Este tipo de actividades, eso de buscar un tío, de prepararlo para que yo me lo follara lo hicimos unas tres veces más. Digo que fueron tres efectivas, es decir, que se dieron, pero el Toby intentó unas diez veces pero los tíos sentían vergüenza y no accedían.
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“Maricas”, decía el Toby. “No se dejan follar pero sí lo desean. Son unas maricas. No tienen cojones para dejarse hacer”.

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