martes, 9 de abril de 2019

De la primera vez en una sauna (2 de 2)





Luego de cada follada Federico sentía mucha hambre, le urgía comer algo de fruta, tomar vino, quesos, carnes, su apetito sexual y alimenticio eran semejantes y siempre conservaba una buena figura. Recuerdo que esa noche en su hotel follamos varias veces. Llamé a casa para avisar que pasaría la noche estudiando con un amigo y que no me esperaran. A la mañana siguiente Federico me despertó con mamada y follada, me corrí mientras me daba por culo. ¡Era la primera vez que me pasaba eso y cómo lo disfruté! Federico estaba casado, con hijos y no sentía complejos de disfrutar su lado homosexual. Además, era curioso que en aquella época yo me sentía bisexual, Federico en cambio, se etiquetaba como gay de closet. En fin, que desde ese momento, Federico y yo teníamos sexo cuando venía a España. Federico le gustaba comerme el rabo, preparar mi ojete y follar durante horas. Todavía, hoy en día, cuando él tiene 75 años y viene a Madrid nos dedicamos a follar, a su edad, tiene un buen cipote con una muy buena erección.

Después de muchas folladas Federico quiso incluir a un tercero en la cama –o en nuestras pollas-, y al tío no se le ocurrió otra cosa que llevarme a una sauna. En aquel entonces fuimos a la Center, y allí nos metimos. Yo estaba muy nervioso en toalla y lo primero que recuerdo fue que Federico estaba muy caliente y me llevó a un rincón oscuro en donde comenzamos con el morreo. Como os comentaba, yo estaba muy nervioso. De vez en cuando entreabría los ojos y veía que pasaban los tíos y se tocaban frente a mí sus paquetes sobre la toalla. Federico comenzó a hacerme una paja y mi polla estaba grande, larga y dura, me tenía a su merced contra la pared. Yo me dejé llevar. De pronto siento que redirecciona mi polla hacia un lado y justo allí, de rodillas, estaba un tío desconocido para los dos que estaba comiendo mi polla. ¡Qué delicioso era! ¡Era el tercer tío que se metía mi polla en su boca a lo largo de mi vida! ¡Era el primer desconocido -de los muchos- con el que estaría! ¡Después de ese día se acentuaría mi putería homo! Aunque claro, con largos periodos de inactividad propias de un maromo que vive con sus padres y no es independiente económicamente.

Esa vez no hubo penetración en la sauna. Federico nos incentivó a los dos (¿o los tres?) a hacer de todo: mamadas: mientras uno mamaba el otro hurgaba en los ojetes, estuvimos así hasta que Federico dio la orden que nos corriéramos y nos hicimos unas pajas que terminó en el piso una cantidad considerable de semen; con el tiempo vendría la práctica de tirar lefa sobre el pecho, la boca o la cara de desconocidos. Fue muy placentero, allí aprendí un poco de qué va esto de ser dominante/sumiso. Luego, el tío que había estado de rodillas más nunca lo volví a ver. Y es que estas cosas funcionan así: te encuentras a un tío, sientes una buena vibra o te provoca matarte a pajas con otro, correrte y ya está. Desde entonces, cada vez que Federico venía a Madrid buscábamos un tiempo para ir a una sauna. A partir de allí fue frecuente follar en alguna sauna y buscar a dos o más tíos en un compartir de mamadas. Federico en ocasiones venía con su familia y estaba muy corto de tiempo, por lo cual, encontrados en algún sitio, íbamos a una sauna, en menos de quince minutos ya habíamos follado y Federico me decía: "Quédate y aprende. Luego me cuentas cómo te fue". ¡Qué morbo! La primera vez que Federico me dejó, no sabía qué hacer. Pasaba horas entre la sauna de vapor y la sauna seca y daba vueltas. Eso es algo que es muy común: vueltas y más vueltas. Luego aprendí a diferenciar las vueltas de las putivueltas. En las vueltas pues caminaba y punto. En las putivueltas uno espera ser cazado o va a la caza. Recuerdo que en muchas ocasiones me tocó ser pasivo-mamón o pasivo-ojete, hasta que aprendí los códigos y la ética para demostrar con gestos y miradas que me apetecía ser el activo-dador-de-pollas.

Si vais a la sauna por primera vez, mi recomendación es que vayáis acompañados de alguien que haya ido antes, que tenga experiencia, que os enseñe los recovecos, los códigos, las miradas, los juegos. Si no tenéis a esa persona, podéis ir solos, no os pasará nada. Pedid a alguno de los chicos que trabajan en la sauna que os muestren las instalaciones. Las saunas de vapor y los sitios más oscuros son recomendables para fomentar el cruising. Si hay alguien que no os gusta o con quien no os apetece follar, podéis rechazarlo pero por favor, sed gentiles. Si insiste debéis ser claros y decidle que no os apetece. A mí me han rechazado miles de veces y otras miles he rechazado yo, pero en toda ocasión ni yo me he sentido ofendido y espero que nadie se halla ofendido con mis actitudes. Llega un momento en que a uno le da por ir a la sauna en cualquier momento libre que se tenga y hay que estar preparado porque no todo es pajas, leches y mamadas, hay días de la más absoluta soledad ¡y no porque no halla gente! Sino que de pronto no hay duende, no hay ambiente y nadie hace nada de nada. En esos momentos lo mejor es disfrutar las instalaciones como las piscinas, los masajes o tirarse en el sling y tratar de dormir un rato. ¡A veces se tiene suerte!

Cada quien tiene experiencias distintas. Una vez que descubráis todo lo que podéis disfrutar en una sauna estoy seguro que os haréis adictos a estos lugares, por lo menos durante una temporada.

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