Una vez dentro de la sauna de
vapor me encuentro con un tío, calvo, con cara de pocos amigos. En medio del vapor y allí desnudo a la espera
de una señal, recordé lo que dijo por ahí Perro en su blog:
si uno quiere morbo hay que poner de su parte. Así que antes de poner manos a
la obra decido literalmente mover mis testículos para estar más cómodo y
comenzar lo que llamo una 'paja social'. Me temo que el macho de cabeza rapada interpretó mal la señal o estaba a la defensiva pues a penas me había tocado
cuando lo tenía de rodillas frente a mí comiendo mi la polla. ¡Yo me sobresalté!
Primero que nada porque me tomó por sorpresa y segundo, jamás pensaría que el
macho de cabeza rapada y pocos amigos tuviese esa extraordinaria habilidad para practicar
la fellatio. El macho tenía cara de duro, de activo empotrador, de
macho marica y antifeminista. El macho rapado sin amigos tenía un talento
especial para la mamada. Era de lento mamar pero de movimiento intenso y
constante. De su boca manaba mucha saliva pero golosamente no dejaba que
ninguna gota cayera al suelo, sentía como por su garganta se iba tragando toda
la saliva-semen. Cada tanto tiempo me lanzaba una buena succión de pene que iba
desde las bolas hasta la punta del glande. Mi polla que había permanecido en
estado morcillón agarró confianza tornándose grande, erecta, fuerte, orgullosa,
con su característica curvatura hacia arriba. Mi polla hacía tiempo que no
recibía los cuidados orales que se necesitaban, había tenido unas semanas de mucho
estrés antes del viaje y no había podido ir a ninguna sauna y las relaciones
sexuales con Montserrat se habían circunscrito al coito vaginal. Estaba
necesitado de los cuidados bucolabiales de un buen macho.El macho rapado que
nunca tuvo amigos me dijo al oído para que fuésemos a un apartado, cosa que
amablemente y con cierto pudor acepté.
Al encerrarnos nos magreamos
mutuamente pollas y pezones. El grandulón era más
alto que yo, me sacaba unos quince centímetros y además era más ancho de
espaldas. En la penumbra parecía musculoso, pero la
realidad es que era de carnes blandas y mucha panza. Su polla era una cosa muy
dulce: pequeña, redonda, de capullo inmenso y de buen sabor. A pesar de ser un
grandulón era toda una pasiva-hembra; le pregunté si quería que me lo
follara pero me dijo que no, que lo de él era mamar y hacerse una pajilla; apenas terminó de decirlo se arrodilló y siguió mamando,
mamada que se estaba convirtiendo en una de las mejores de mi vida.
Después de compartir con el tío
rapado decido relajarme. Me dí una buena ducha y pedí una cerveza
en el bar, la cual después de beberla me metí en el jacuzzi que extrañamente y a pesar de la gran cantidad de tíos estaba vacía. Una vez dentro cerré los
ojos y procuré relajarme sin ninguna otra intensión. Habían pasado cerca de
diez minutos cuando entró un tío moreno, de rasgos latinos, mirada
de morbo y una polla morcillona que prometía en envergadura, textura y sabor.
Como os comenté mi plan era estar de descanso, me había corrido y por lo
general tardo unos 40 minutos en reponerme del todo para gozar de un segundo
polvo digno, sea como activo o como pasivo. Pero el destino me había deparado una
agradable sorpresa. El tío moreno de mirada morbosa no perdió tiempo y así como
entró al jacuzzi entró a por mi polla. Con una mano me magreaba y con
la otra me acariciaba con cierta ternura las piernas. Yo entreabrí los ojos
para decirle con mi mirada que estaba aprobado, lo que me sorprendió de mi fue que mi
polla comenzó a llenarse de sangre y a crecer en tamaño más rápido de lo
habitual cuando estoy en la fase postorgasmo. Supuse que tendría algún
exceso de testosterona, así que invité al tío a que se acercara más para
magrearnos mejor, le pasé mi brazo derecho por su espalda y comencé a
toquetear sus pezones con la mano izquierda. El tío había hecho un rápido y
efectivo reconocimiento manual de mi polla. Había toqueteado desde la uretra
pasando por el tallo y descansando de a poco en los cojones con uno que otro
rozamiento atrevido de ano, lo que había hecho, aunado a las caricias de las
piernas que se me empalmara de nuevo.
Me dí pronto cuenta que el tío
moreno consideró mi polla como buena. El tío comenzó a trabajarme los pezones,
con una mano tiraba de mi pezón izquierdo mientras lamía y mordía mi
pezón derecho brindándome intenso placer. Como podéis suponer dedicó tiempo con
su mano derecha a juguetear con mi polla bajo el agua. Yo había cerrado durante
mucho tiempo los ojos, pero temiendo que el tío se aburriese decidí magrear su polla y mirarle con morbo a los ojos, en este mundillo una mirada y una
caricia dicen más que novecientas noventa y ocho palabras. El tío me miró,
tenía una mirada llena de deseos gozosos. Su polla
estaba dura, era de tamaño promedio, un poco curva hacia la derecha con glande
pequeño, el tallo iba aumentando de grosor en el centro, volviéndose algo
delgado hacia la raíz. Era una polla que invitaba a todo, aunque yo me niego a
ser follado por pollas curvas pues me causan dolor la mayoría de las veces.
Estuvimos un rato en un intenso manoteo subacuático; el tío me comenzó a dar
besos por el hombro, el cuello, la oreja y los mofletes. Este tío está buscando
morreo, pensé. A esa altura yo ya estaba demasiado puta como para rechazar
caricias bucales por lo que me vi obligado a facilitar las cosas y fue así como
le busqué la boca y sentí su puntiaguda lengua que estaba caliente y húmeda.
Estuvimos un buen rato entre pajas y morreos. El tío cada tanto tiempo me
tomaba de las caderas levantándome fuera del agua dejando mi polla y mis huevos
a la intemperie, momentos en los cuales se alejaba de mi boca para dedicarse a
brindarme una buena mamada de polla. No había duda que el tío estaba
disfrutando de mi rabo. Yo estaba contento, disfrutaba de una buena mamada, la
temperatura de la sauna y el jacuzzi estaban apropiadas y el tío hurgaba de vez en cuando en mi culete.
El tío estaba
midiendo el nivel de dilatación de mis esfínteres para una posterior follada.
Eso pensé hasta que el tío me dijo que fueramos a un apartado para que lo
follara. ¡Vaya!, me dije, ¡pues me tocará ser de activo! ¡No queda de otra! El
macho me había conquistado con sus besos, mamadas, pajas y pezoneo y con esa
dulce mirar de puta en celo. Subimos las escaleras y era evidente lo empalmado
que íbamos, varios tíos se nos quedaban mirando las pollas. Al llegar al
apartado le pregunté si no prefería que dejáramos la puerta abierta, así
quizás se nos unía más gente y le dábamos al ambiente algo de alegría
Macarena. Me dijo que no, que era muy tímido y prefería la intimidad. Una
vez cerrada la puerta nos dedicamos un rato a brindarnos de pie
mamadas y pajas mutuas.
El tío estaba disfrutando de mi
polla y yo a la vez de tan gustosa mamada, de vez en cuando me centraba en su
polla y le dedicaba una mamada de agradecimiento. Después de prolongados
chupetones de cojones y mamadas de glande el tío me pone una goma. Emocionado
yo estaba porque mi erección se había comportado a la altura. El tío se da la
espalda y se pone en cuatro patitas ofreciéndome su humilde y cálido ojete.
Previamente le había trabajado el culete, el cual respondió de manera
satisfactoria a la entrada de mi polla, si bien al principio se resistió, el
ojete estaba cerradísimo a pesar del trabajo manual anal que le había dedicado.
Una vez dentro no me quedo otra cosa que dedicarme el arte del mete-saca.
Como yo me había ya corrido
estaba seguro que tardaría en correrme, no sabía si el tío no se había corrido,
por su ímpetu y algarabía era probable que no; así que comencé a estimularle la
polla en la espera que se le pusiera dura y con la esperanza que me follase,
pero no tenía ni cinco minutos en ese menester cuando el macho me dice que se
va a correr y allí mismo se corrió mientras lo tenía empotrado. Contrario a lo
que pasaba, me corrí sobre las posaderas del macho, el cual sentía mi leche
calientita que corría por su culo y gemía de placer; tal pareciese que
disfrutaba más de mi semen recorriendo su trasero que cuando lo tenía
'empotrao'. Al terminar nos magreamos un rato más sobre todo en las tetillas y
nos morreamos un buen rato. Yo estaba sorprendido de la facilidad con que
últimamente me estaba morreando con extraños.
No hay nada mejor después de
una follada que compartir una ducha así que nos fuimos a por ello y después
cada quien agarró para su lado. Yo me fui al bar a por una cerveza. Me la había
pasado bien: dos buenas mamadas, dos buenas folladas y mucho morbo, así
que decidí dar por concluida mi velada sexual, decidí entrar de nuevo al vapor, esta vez en plan tranquilo, nada de andar buscando machos que follar ni mucho
menos.
Veo que hay mucho buen mamador por aquellas tierras.
ResponderEliminarY que no están mucho por la labor de tríos y puertas abiertas.
Una tarde estimulante.