miércoles, 31 de agosto de 2022

Pereza


 


Ha terminado el verano y salvo la putiaventura en el Polígono de Leganés -que no terminé de corregir-. y la visita a la Octopus, no hubo nada extraordinario.

La monogamia con la Montse y las ocupaciones han mermado un poco mis energías de puteo. ¡Y no es que extrañe irme de puteo! Pero, digamos que en este verano tuve mucha pereza. Par de veces me conecté al Grindr y lo poco que aparecía era lo de siempre: tíos calientes con fotos sospechosas y lo peor, nunca concretaban nada. Quedaba algo caliente y el desfogue lo hacía con la Montse: par de veces le di a por culo, dos por el chocho, unas seis pajas me regaló la guarra y dos sesiones de mamadas, nada mal para los 31 días de agosto. Pero ese no es el problema, la cosa es cuando uno, a pesar de que come chochos quiere degustar una buena polla.

He pensado cómo sería el mundo si la educación sexual fuera más abierta. Es decir, si desde críos nos enseñaran que se puede sentir placer con hombres y mujeres por igual, otra cosa son los gustos y preferencias. Por ejemplo, me gusta comer chochos y pollas, pero cada uno tiene su sabor y protocolos para ser lamido y chupado. Con los chochos, a veces con la máxima suavidad la tía consigue mucho placer, pero el orgasmo femenino, al menos que se practique el squirt, no tiene eyaculación, y eso es algo que me gusta de mamar-pajear una polla: ver y sentir el chorro de lefa en mi cara, pecho o vientre es algo que me hace muy feliz.

Otra cosa, por lo general los machos saben dar placer anal a otro macho. ¡No es que una tía no lo pueda hacer! Pero, en mi experiencia, he tenido solo dos parejas mujeres que me sodomizaron y que disfrutaban hacerlo. Por cierto, ambas fueron relaciones largas y prolongadas. Estuvo una Laura -he tenido muchas Lauras a lo largo de mi vida-, que se ponía un dildo con arnés y la pasábamos de maravilla. Sobre todo porque ella no era de apetito sexual voraz, pero tampoco le molestaba ponerse un strap-on, lubricarme el culo y darme duro por el ojete hasta que me corría. La otra fue Ana Gabriela, cuya relación fue algo corta pero intensa. La tía era más alta y grande que yo, le gustaba que me la follara por el chocho mientras me metía los dedos en mi pobre culete. Como ella era muy alta me sodomizaba con comodidad. 

Con mis otras parejas mujeres, pues una que otra me ha metido el dedo a por culo, pero no lo hacen como rutina o les da asco. Yo creo que en cierta etapa de las relaciones hétero debe haber cambio de roles: dejar que la mujer sodomice a su macho. Recuerdo una vez en el Cine Arenas (Barcelona), conversé con un vejete que le gustaban que le dieran por culo. Me confesó que él prefería que fuera su mujer, pero que la única vez que lo intentaron la tía no le gustó. Que si la mierda, que si lo otro. Claro, no hay que olvidar que la práctica del sexo anal es sucia, pero no el sentido peyorativo del término, sino por el lado higiénico.

No sé si habrán tías hetero que lean blogs como éste, pero si me leen: probad con vuestro chico. El esfínter y el culo de los machos es una fuente infinita de placer, y esto es para todos los hombres, sean heteros, homos o bi. Usad juguetes, goma y abundante lubricante y la pasaréis pipa.  




2 comentarios:

  1. No puedo opinar mucho sobre el post. Mi experiencia hetero es nula.

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    1. Bueno, hay de todo en la viña del señor. Yo es que entre más viejo más me provoca una polla, pero también me da pereza salir a buscar, en fin, son bioritmos.

      Gracias por comentar.

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