miércoles, 7 de diciembre de 2022

El estafador de Grindr


Domingo temprano. 

Me escribe Federico al WhatsApp, que necesita hablar conmigo a la brevedad. Le digo que sigo en cama con la parienta, le pregunto por Oscar. Por eso me escribe, quiere hablar de Oscar. Le pregunto si es una cita para follar. Que después follamos, primero quiere hablar.  Pues, la cosa es seria, pensé. Normalmente, Federico solo me contacta para follar. En ocasiones vamos a tomar unas copas o al Prado a ver alguna pintura, pero por lo general, eso implica un before o after para el puteo. Quedamos en vernos en un bar en el centro.  

Cuando llego veo al Fede preocupado. Le pregunto por el Oscar y allí no para de hablar.


Me repite la historia que ya conocía: que se conocieron por Grindr, que aprovechando que la mujer de Fede y los hijos están de viaje han vivido como amantes unas cuantas semanas. La historia ya me la sabía, hasta que el Oscar desapareció. El tío borró su perfil de Grindr, no actualiza su Facebook y solo ha puesto al día el Instagram en donde ha subido fotos puteando en Mallorca. No contesta los mensajes de WhatsApp ni de Facebook del Fede.  

Le digo a Federico que los críos son así. Luego el Fede me dice que lo que le preocupa es que le ha prestado dinero a Oscar y teme que no le pague. Le pregunto a Fede que cuánto le prestó. “Es mucho dinero”, me dice. Lo que suced es que, supuestamente, hubo algún problema con las cuentas de Oscar y necesitaba 10.000 euros para salir de un apuro.


Federico le prestó el dinero y continuaban viéndose y follando. Luego, que un familiar tenía una urgencia y que él continuaba teniendo problemas con sus cuentas bancarias, que necesitaba 30.000 euros. Llega el Fede y se los transfiere. Otro día llama Oscar y le dice que ya solucionó el problema con los bancos, pero que, por motivos de seguridad, le dijeron que no moviera las cuentas en un mes, por lo cual, le pidió más dinero al Fede. Federico no me dijo esta vez la cantidad, pero asumí que sería mucho dinero. Después del último préstamo el crío ha desaparecido. Fede no quiere el dinero, quiere que el tío aparezca y se lo folle, pero que vuelva.  


Le cuento a Federico que la historia se parece al documental de Netflix, El estafador de Tinder. Me mira asombrado, se da cuenta que muchas cosas coinciden con la historia del estafador de Tinder y Oscar. Luego de un rato, noto que el Federico está más tranquilo, habla con calma y me dice que ya está, que él no va a denunciar a nadie, ni nada por el estilo. Que lo han jodido y así se quedará. Seguimos conversando un poco de todo, lo noto de buen ánimo. Veo que se hace tarde y le digo que me marcho.  


“¿Para dónde vas? Me tienes que follar primero”.  


Nos encerramos en el hotel de costumbre y esta vez, desde hace mucho tiempo, el Federico es un pasivo en cuerpo, alma y acción. Luego de morreo, pellizcos de pezones y tocada de paquetes, yo decido asumir un rol activo por completo. Lo trato como sumiso, le doy golpes en los mofletes con mi polla. Le digo cómo quiero que me coma la polla, a veces suave, a veces con caña. Que lama la uretra, ahora los cojones. Lo obligo lamer mi culo. Me lo follo con goma y saliva, nada de lubri. El tío gime. Le digo que me voy a correr. Me dice “Oscar, papito, ¡córrete en mi boca!”. Me muero de la risa, ha sido estafado y sigue pensando en el estafador mientras lo follo. Pero hago caso y me corro en su boca. 

 

Descansamos abrazados uno del otro, como en los viejos tiempos. Le pregunto qué hace si el Oscar aparece. 


“¡Que me folle de nuevo! Le pido que me folle de nuevo”. 


Estafado, pero puto. 





5 comentarios:

  1. Hay que ser imbécil para que a uno le engañen de esa manera, debe ser que con tanto puteo al Fede se le ha quedado el cerebro aguado.

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    1. Hola, Anónimo. De acuerdo contigo, imbécil porque además creo que la parienta le lleva las cuentas. Y sí, es que cuando entra en la onda 100% puteo se le jode el cerebro.

      Gracias por escribir.

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  2. Hay que ser sumamente ingenuo como para no olerse que le pretendían estafar ya a la primera. Pero bueno... Le deja el dinero ( señal que lo tenía ) y luego ni denuncia, ni parece que le haya sabido mal... Pues como dice, sarna con gusto no pica.

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    1. Pues, el Fede sí es muy ingenuo, pero sobre todo puto. No puede saborear una polla porque se enamora y pierde la cabeza. En fin, una sarna que disfrutó gustoso.

      Gracias por escribir.

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  3. Y si tú te vuelves a encontrar con Óscar, le dirías algo?

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