martes, 7 de mayo de 2019

Orgía en Sauna Center




Decidí pasar un rato por la Center a ver qué tal. Venía de hacer mi rutina de footing y recordé que tenía tiempo sin follar con otros tíos. Hacía tiempo que deseaba compartir unas caricias de pollas o algunas mamadas con alguien del mismo sexo que yo, que tuviese la suerte de encontrar otro hombre que me acariciase y explorar el placer de mis zonas erógenas. Si bien la relación con Montserrat no me tenía asfixiado ni nada por el estilo, no me había apetecido tener sexo con otros tíos desde hacía mucho tiempo.

Era inicios de la primavera, era día de semana y tenía tiempo de sobra para irme de putería a la Sauna Center. Eso es algo que hay que considerar: el tiempo. Hay días en que uno tiene la fortuna de follar casi inmediatamente; en otros, pues no sucede nada de nada.

Llegué a la sauna pasadas las 15:00 hrs. Doy un rápido recorrido por todos los espacios y así por encima calculo la existencia de unos quince tíos. Nadie apetecible. Todos con un poco de actitud indiferente.

Decido entrar a la sauna de vapor, pues es uno de los sitios que más me mola para el intercambio sexual con desconocidos. Logró avanzar en la oscuridad y siento que una mano me toca la polla. Yo iba muy cachondo, así que me quité la toalla y direcciono mi polla hacia el sitio del que salió la amigable mano, la vista no se me ha acostumbrado a la oscuridad así que no distingo nada. Siento que la mano vuelve a tocar mi polla, me presiona y me toca en plan de reconocimiento, mi polla está flácida, por lo cual, la mano desaparece como diciendo “si no estás duro, ni te molestes en acercarte”, estas cosas ya me han pasado en otras ocasiones.

Logro ubicar un espacio donde sentarme, quedo justo a contraluz, lo que me permite tener una imagen de los especímenes que entran al vapor. Al cabo de un rato entran dos tíos, uno detrás de otro. El tío que entra primero se pone contra la pared ofreciéndo culete al tío que venía detrás. Ambos mostraban enormes pollas que pude apreciar entre el vapor. El tío que hace de activo me da la impresión que es más bajo que el pasivo. Hace varios intentos pero desiste. Veo que se acerca hacia mi y deduzco que es en plan de buscar una mamada. No hay duda que el tío me ha visto. Se acerca. Está sin la toalla y comienza a pajearse frente a mí. No lo pienso dos veces y por el bien de España toco su polla: es de buen tamaño, un glande pequeño, tallo algo grueso y ligera curva hacia la izquierda. Decido hacerle una mamada mientras me estimulo haciéndome una paja. La polla del tío tenía un sabor algo neutro: ni amargo, ni dulce. Se agradece que estaba limpia y que el tío tenía buen olor en las bolas, al menos que ya alguien antes que yo le hubiese dedicado tiempo a la mamada prodigiosa.

Estaba mama que mama y el tío decidió cogerme con las dos manos la cabeza y controlar la follada, en ese momento fue un craso error, yo no me encontraba de humor para que ejercieran sobre mi actitudes de macho-activo-dominante, si bien me gusta mamar, lo estaba haciendo por tres cosas: 1) la amabilidad de la mamada; 2) esperar que el otro me retribuyera con una buena mamada y 3) Pues por España, ¡joder! Sé que el aspecto número dos no necesariamente se cumple,  yo estaba consciente de eso,  estaba dispuesto a mamar pero a mi ritmo. Al tío no le gusto que lo rechazase, se alejó de mí, pero luego volvió con el amigo que había entrado. Vi que le dijo algo al oído y el tío pasivo inmediatamente se arrodilló frente a mí y comenzó a masturbarme. Apenas tenía la polla semierecta el tío comenzó hacerme un sexo oral. Me puse de pie para que el tío disfrutara y tuviese la oportunidad de acariciarme los huevos. El otro tío se acerca a mí y siento un magreo en las nalgas, asumo entonces que tendré la posibilidad de que me preparen el ojete, pero no fue así. El tío se dedicó solo a acariciarme y yo decido hacerle una buena paja. Estaba en una de las situaciones que más me gustan: un trío. Yo en el centro dándole de mamar a un tío que estaba de rodillas frente a mí y junto a mí, un tío de polla curva hacia la izquierda. Lo que me faltaba era que alguien se atreviese a meter un dedo a por mi culo.

Estuvimos un rato así hasta que el tío macho-activo-dominante levantó al pasivo y se lo llevó a un rincón ¡dejándome sin nada! Noté que el tío dominante le dice algo en la oreja al pasivo-sumiso, el cual de inmediato vueve a colocar las dos manos sobre la pared a esperar ser follado por el otro tío. Fueron algunas embestidas. De pronto, el tío dominante pareció aburrirse o sentirse muy acalorado, la sauna de vapor estaba a millón. Por mi parte había decidido sentarme y esperar de nuevo la siguiente oportunidad.

Luego de un rato vino otro tío de polla de tamaño mediano, glande grande y bolas grandes y peludas. Al igual que el anterior, se puso delante de mí ofreciéndo su polla. Y no pude evitarlo y me la llevé de nuevo a la boca, lo que supuso un gustito, ¡eso sí, esta vez por Chueca! Esta polla al igual que la anterior tenía un sabor neutro, la textura velluda de las bolas era una invitación al juego y las caricias de cojones. 

Digamos que en total creo que entre acariciar y mamar tuve la oportunidad de catar unas ocho pollas. Ninguna que yo pueda categorizar de 'extraordinaria' pero todas susceptibles de ser acariciadas y chupadas. Creo que en total cuatro o cinco tíos se atrevieron a darme una buena mamada de las cuales en especial recuerdo a un tío algo gordillo que usaba mucho los dientes al momento de mamar. Dos veces lo detuve para decirle que me estaba haciendo daños con los dientes. El tío nunca me contesto, pero a la tercera que volvió a usar los dientes simplemente lo dejé y me alejé de la sauna de vapor, fui a la zona de duchas, tomé un baño de agua helada y decidí acercarme un rato a ver que tal. 

La tarde se antojaba especialmente floja. Camino al bar me topé con algunos de los tíos con los que había ligado en medio de las penumbras de la sala de vapor. No me había corrido, la  estaba pasando bien y deseaba tener algo más de acción, bien sea que me follasen o que me tocase follar. En estas cosas últimamente no suelo darme mala vida. Me dejo llevar tal cual como se vayan  presentando los acontecimientos. 

En el bar pude distinguir que habían muchos chicos entre los 23 y 33 años de edad, la tarde estaba cayendo y estaban comenzando a aparecer los tíos entre los 34 y 54 años. Me fijé en uno que captó mi atención porque era un tío como de 60 años -de los que me gustan a mí-, de cuerpo nada agraciado pero tampoco para salir corriendo. Calvo y de nariz aguileña, de mirada esquiva y labios cortos, pensé que como activo o pasivo este tío debía dar caña. Así que me dije, Andrés, vamos a seguirlo. ¡Y cual sería mi sorpresa que el tío se metió en la sauna de vapor! Así que pensé, pues nada, vamos a ver que pasa.

Traspasé la sauna de vapor, me quité la toalla quedando en pelotas. Comencé a pajearme lentamente, con suavidad y ternura para estimular la circulación de sangre y la autoconfianza en mi polla, ponerla a tono y lista para la próxima escaramuza. Pues una vez adentro de la sauna de vapor me pasó algo muy curioso, no sé si habrá sido por el calor o por las cervezas que llevaba encima -a lo sumo, llevaba unas tres cervezas, no más de allí-, pero una vez dentro de la sauna de vapor me desorienté. Ví todo oscuro, me volteé para ubicar la puerta y una vez orientado, volví al sitio donde había estado la primera vez. A diferencia de la vez anterior en que me iba tropezando tíos e iba tocando una polla por aquí o un culo por allá, esta vez no había nadie. Solo la penumbra, el vapor, mi polla y yo, el tío calvo parecía que se lo había tragado la oscuridad. No me preocupe por buscarlo así que me senté a ver si caía algúna alma  caritativa que me diera de mamar o alguien que quisiese comerse mi rabo.
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No se cuanto tiempo paso, eso es algo que debo escribir alguna vez en el blog: el tiempo en la sauna pasa distinto que cuando estás afuera, en la vida ordinaria. A veces me encierro en un cuarto con un tío, nos hacemos un 69, unas pajas, unas folladas y tal, siento que han pasado 45 minutos y cuando reviso la hora tan solo han pasado 10 o 15 minutos que fueron intensos y que disfruté al máximo. En otras ocasiones pasa el tiempo rápido y ni cuenta me doy.

Como os decía, no recuerdo cuanto tiempo había pasado, pero de seguro no era mucho en realidad. Y de pronto se sentó justo a mi lado el tío calvo. Tenía que haberme estado observando desde que entré pajeandome, porque apenas el tío se sentó, se dio cuenta que estaba muy lejos para con su mano alcanzar mi polla, por lo cual se acercó más y aún así permanecía lejos. Yo no quise que se sintiese frustrado, así que me acerqué completamente a él y pegué mi muslo derecho con su muslo izquierdo. El tío sin perder tiempo comenzó a acariciarme la polla desde la cabeza. Me gustó el tacto del tío, estaba acariciando mi glande con dulzura y suavidad. Sentía cómo iba midiendo cada rincón de mi polla. Fue bajando lentamente recorriendo cada milímetro del tallo. Cuando apenas recorría algunos centímetros retrocedía de nuevo hacia la punta y se deleitaba un ratito acariciando el glande y la uretra. No era una paja, era un reconocimiento fálico. Cuando el tío llegó a mis bolas que estaban muy bien rasuradas, se deleitó midiendolas y pesándolas. Me las apretaba justo para sentir placer y no dolor, luego volvía a recorrer todo el trayecto de mi pene. Me dio la impresión que el tío estaba como impresionado del tamaño, como llevaba un buen rato tan solo dejándome hacer, pues yo solo acariciaba el muslo izquierdo del tío sin atreverme a tocar su polla, pensé que era el momento de recompensarlo y de darle placer al tío, que ya sabéis que a mi los mayorcitos me molan un montón. Cuando toqué la polla del tío pude comprender por qué el tío calvo se esmeraba tanto en reconocer una y otra vez el tamaño de mi polla: ¡tenía una polla pequeñísima! Eso sí, tenía la polla dura como una piedra.
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El tío se abalanzó sobre mi polla y me dio una de las mejores mamadas que he recibido en los últimos tiempo. Sin timidez alguna el tío calvo se engullía mi polla hasta los mismisimos cojones, brindándome un placer y dándome un gustito que hacía tiempo no me daban. Subía y bajaba con su cabeza, cuando sus manos no estaban jugueteando con mis pezones, el tío me acariciaba los muslos, cosa que descubrí allí que me enloquecía que me acariciaran los muslos mientras me hacían una buena fellatio. En otros momentos el tío calvo, sin llegar a separarse nunca de mi polla no paraba acariciarme las nalgas y en varios momentos esperé a que se decidiera a acariciar mi ojete, que en los últimos tiempos no había comido ni dedo ni polla alguna. En medio del vapor y la penumbra el tío calvo estaba mama que mama y me dio el gusto de hacerme una 'delicia de Adán', que es aquella posición en la que el mamado sube las piernas sobre los hombros del mamador quedando las piernas del activo levantadas del piso y pene, bolas y culo expuestos para el uso y manipulación del mamador. Mi culo quedó al aire y expuesto y me quedé con ganas de que el tío calvo me además de lubricarme el ojete con su saliva procediera a meterme el dedo en el culo, pero dicha delicia no fue posible debido a que el tío calvo se dedicó exclusivamente a lamer, mamar y chupar. Yo en lo personal estaba muy feliz de que un mayorcete se estuviese dando gusto conmigo, a veces pasa, en medio de tanto chaval guapete y exhibicionista los únicos que se dedican a dar una buena faena sexual son los menos guapos y mayorcitos. El tío calvo a veces se dedicaba a lamerme el ojete y mientras eso pasaba no paraba de pajearme y de acariciarme la polla a distintas velocidades. De vez en cuando se detenía en mis cojones y los acariciaba muy suavemente o los chupaba de manera insistente siempre sin dejar de pajearme.
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Sentía que me iba a correr pronto y el tío no tenía pinta de que me iba a dejar así no más. Es bueno avisar cuando uno se va a correr porque así uno puede colaborar en alguna fantasía: correrse en el rostro, sobre el pecho, en las piernas y a veces hay abuelos que les gusta tragarse toda la lechita. Le dije al tío que me iba a correr y le pregunté dónde quería que me corriese a lo cual me respondió que por qué no me ponía en cuatro patitas y me corría con una manola mientras él me lamía el culo. Me pareció extraño y de mal gusto desperdiciar el semen en el piso de la sauna de vapor, pero bueno, este tipo de cosas ya las he hecho así que accedí. Me puse en cuatro patitas, sentía que el culo ya estaba lo suficientemente dilatado y esperaba que el tío calvo me metiese aunque fuese un dedo en mi culito, mientras me pajeaba el tío cumplió su palabra, me abrió las nalgas con sus dos manos y se dedicó a pasarme la punta de la lengua en mi humilde ojete, me corrí como hacía tiempo no me corría, no sé en cuanto a la cantidad pues todo permanecía oscuro, lo que sé es que fue intenso y hasta pegué tres grititos de placer que escuché se repitió como eco en la sauna de vapor. Creo que solo estábamos en el vapor el tío calvo, yo y el enorme gusto que nos dimos. Apenas terminé de correrme el tío calvo me dio unas palmaditas de cariño en los muslos y desapareció. Yo me levanté con un intenso dolor de rodillas, me había hecho daño arrodillarme pero que buena corrida había sido.

Salí a ducharme con agua fría, coger algo de aire, ducharme y tomarme una cervecita. Tenía aún tiempo de sobra para pasear por la sauna y darme un gustito más. Vería si tendrpia suerte de que me follaran.

Después de la ducha y de unas dos cervecitas bien frías, recobré ánimos y fuerzas para internarme en la sauna de vapor de nuevo. Reflexioné sobre mi técnica de cacería y llegué a la conclusión que por lo menos durante el día de hoy, los tíos que se sentaban iban más en plan pasivo-mamar y los que se quedaban de pie más en la idea de activo-dar-polla, esto eran desde luego elucubraciones mías tal y como veía que iban pasando los acontecimientos. Así que una vez dentro de la sauna decidí quedarme de pie, me quité la toalla y dejé mi polla al aire (o vapor) libre. No habían pasado ni cinco minutos cuando pasó justo a mi lado un tío que lo primero que hizo fue tocarme la polla, fue un toqueteo suave, en la cual supe que el tío habría catalogado a mi polla de flácida, pues apenas tocó y se dio cuenta que no estaba ni morcillona dejó de hacer cualquier intento para levantar el ánimo de esta inocente polla.  Al cabo de un minuto pasó detrás de mí otro tío quien me sobó el trasero e hizo el intento de meterme el dedo en el culo, pero se quedo solo en eso, intento de meterme el dedo. Justo en ese momento pasaba frente a mí un tío que tenía buen aspecto e iba sin toalla, el tío exhibía un enorme pollón en estado morcilla que se me hizo agua la boca. Acerqué mi mano a la polla del tío, el tío dejó que su polla sintiera mi mano, era dura y a la vez suave, acaricie suave la polla y justo cuando se estaba comenzando a poner erecta y ya estaba yo sintiendo fluir la sangre en ese colosal miembro el tío decide seguir su camino. Ya me ha pasado miles de veces, una polla que acaricio o mamo, una polla a la que uno le dedica tiempo, paciencia y cariño, justo cuando está agarrando forma, cuerpo y consistencia el tío decide irse. Y me ha pasado que estoy en una de mama que mama, logro que la polla esté erguida y potente para que me folle y el tío me suelta la perla de "Tío, es que en realidad soy pasivo, ¿me follas?" y entonces a uno le toca hacer de tripas corazón, respirar hondo, pedirle al tío que te chupe un ratito la polla y follártelo allí mismo, cumpliendo el designio que la rueda de la fortuna nos tiene preparados.

La tarde estaba prometiendo, se había formado como un juego de toqueteo de pollas, creo que en el interín logré acariciar unas cinco pollas de tamaños variados pero predominando el tamaño grande, es decir, si esas pollas se levantaban iban a estar en buena forma para pajear, meterselas por la boca o incentivar alguna exploración polla-ano. Me estaba sintiendo algo cansado de estar de pie así que decidí sentarme. Me senté en medio de dos tíos que si bien no pude reconocer exactamente sus características el de mi izquierda era algo gordito y el de mi derecha parecía un señor de unos 55 o 55 años de edad pero bastante delgado. Estaba en plena contemplación del tío de mi izquierda cuando el tío de mi derecha decidió acariciarme el muslo izquierdo, yo bajo estas circunstancias no me quedo otra que abrir bastantes las piernas con lo cual mi muslo izquierdo lo acerqué aún más al tío. Éste, al ver mi predisposición a hacer acariciado prefiero no perder tiempo y me dedicó una exploración manual a la polla. Al tío pareció gustarle lo que tenía entre manos, pues no paró de acariciar el tallo y las bolas. Yo iba completamente rasurado, esto de rasurarme las partes nobles lo hago con la finalidad de que los tíos pues disfruten con bastante gusto de mi sexo, sea que se dediquen a comerme la polla o a explorar mis cavidades anales. Mi polla se puso dura y tiesa, lo cual incentivó que el tío no se lo pensara dos veces y se dedicara hacerme una fellatio. ¡Este tío sí que sabía mamar! Sintiendo sus increibles dotes para con el sexo oral coloqué mi pierna izquierda sobre su pierna derecha dándole la indicación corporal de que me entragaba a él en los próximos minutos.  El tío no me dejó seguir así mucho tiempo pues se levantó para ponerse de rodillas frente a mí. El tío se dedicó a mi polla dandome mucho gusto, el tío delgado que estaba a mi derecha se levantó y me puso su polla muy cerca de mi cara, al sentir el placer y el gusto que me estaba dando el tío que estaba a mi izquierda no pude menos que devolver ese placer a otro ser humano, así que me decidí y comencé a pajear a la polla del tío de mi derecha. ¡Qué polla! Calculo que tenía los clásicos 18 cms pero era de un grosor tal y de una textura tan distinta que no me aguanté y me la llevé a mi boca. Efectivamente, la polla del tío de la derecha era una de esas pollas que son difíciles de que entren por culo por lo gruesa pero que una vez están dentro permite hacer y disfrutar de maravillas en los más profundos rincones del intestino. Yo me la estaba pasando muy bien: tenía a un tío que estaba de rodillas mama-que-mama, además lo hacía muy pero muy bien y tenía frente a mi una buena polla, grande, gruesa, de glande amplio y pesado, de buen sabor la polla. El tío delgado que estaba sentado a mi derecha estaba muy cachando y se dedicó a trabajarme los pezones con una dulzura y una delicadeza que apenas lo recuerdo me excita sobremanera. El tío me se dedico a chuparme y mordisquear mis tetillas mientras que con sus manos me acariciara el rostro, en medio del placer y del vapor el tío delgado me metió el dedo pulgar de su mano derecha el cual comencé yo a chupar, debo reconocer que me pasé de antihigienico pero justo en ese momento ya me encontraba aturdido y perdido de placer y cualquier cosa podía pasar como dejar que me follaran sin condón, cosa que no pasó pero estuve a punto. Entre la mamada del tío de mi izquierda que ahora permanecía de rodillas ante mi chupa-que-chupa y las caricias dle tío de mi derecha me encontraba completamente aturdido y me estaba dejando llevar, estaba literalmente ciego de placer y embelesado con el afán y las caricias que me estaban otorgando. El tío que estaba de rodillas de vez en cuando me levantaba las patitas y se dedicaba a lamerme el culo, en ese instante me apretaba los cojones y la base de la polla mientras el tío que estaba a mi derecha se dedicaba a chuparme la punta del glande con dedicación y cariño saboreando mi glande como si fuese un bombón apetecible, de vez en cuando el tío que estaba de rodilla volvía a mi polla y justo allí, el tío que estaba a mi derecha aprovechaba para mordisquear mis pezones y meterme el dedo en el culo. Estaba disfrutando al máximo y me encontraba en una posición que me gustaba: patitas al aire mientras juegan con mi polla y con mi culete a la vez. Podría decir que sentí que el tiempo se paralizó y que pasaron miles de horas, lo cierto es que al cabo de un rato y justo en una de las veces que tenía en mi boca la polla del tío delgado, veo a mi izquierda un tío que estaba muy cerca de nosotros contemplando la escena, ¿y a qué no adivináis qué hacía? Pues sí, el tío sin verguenza alguna estaba dándole a la zambomba, razón por la cual -y sin quitarme la polla del tío delgado de mi boca, y sin dándole de mamar al tío que tenía a mis pies- le pedí que se acercará y cuando se acercó comencé hacerle una paja suave.

Allí estaba yo: dándo de mamar a un buen hombre, mamándosela a otro hombre y haciendo con mi mano izquierda una paja a otro hombre.

4 comentarios:

  1. Madre-mía!!
    Vaya triunfada!!
    No veas como te cundió la visita a la sauna, así, como el que no quiere la cosa, entraste a ver si pillabas algo y te llevaste el premio gordo.
    Me alegro por ti, Andrés, alegrías como esta no se dan todos los días, y tu supiste aprovecharla.
    Por España y por Chueca!! (me han parecido graciosas estas expresiones, hehehe)
    Un abrazo,
    Hotdardo 🎯

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    Respuestas
    1. Pues sí... Toda una tarde afortunada!

      ¡Gracias por escribir!

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  2. Jeje... que tarde más completa.
    Y es cierto que cuando uno va sin objetivo alguno, por el placer de ir sin esperar especialmente nada, se acaba saliendo muy satisfecho.
    Lo de la desorientación horaria es bien cierto.
    Largo relato con muchos momentos sensuales y sexuales.

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  3. ¡Gracias por escribir Perro!

    Es impresionante como me desoriento a nivel temporal. Eso, a veces me ayuda a relajarme. En otros momentos, es terrorífico sobre todo cuando pasa el tiempo y no pasa nada de nada.

    Abrazos

    L

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