martes, 4 de junio de 2019

Otra del Canelita

Detalle del comic Sunshower de Gengoroh Tagame.



Ya les había hablado de El Canelita, el tío peruano, osete de musculatura definida y que me lo encontré en la Sauna Octupus con Julio, un chaval ecuatoriano de unos 20 o 22 añitos. La historia la publicó la gente de Cruising Madrid.

Aquí podéis ver la historia:

http://cruisingmad.com/relatos-gay/relato-gay-el-canelita

Pues bien, que me he vuelto a encontrar a los dos maricones en el mismo putisitio y en la misma posición y sin perder tiempo, conociendo cómo nos gusta a cada uno putear, no perdimos tiempo y nos encerramos en un apartado.

Fuimos cada quien a saco. Julio haciendo de puta se colocó en cuatro patitas ofreciendo ojete a su macho, que es El Canelita. Yo me puse de frente para darle de mamar. El Canelita se lo tomó con calma, comenzó a lubricar el ojete de Julio con saliva. Yo estaba feliz, porque además que Julio era un mamador dedicado, no había perdido tiempo en putivueltas y eso, a veces se agradece.

Una vez que El Canelita lo tenia penetrado, procedió a darle caña. Yo tenía acumulado el cansancio de la semana y me limité a dar de mamar al buen chico de rasgos indios. ¡Qué gustito me daba! ¡Y qué puta era, no me quitaba los ojos de encima mientras se comía mi polla y El Canelita le daba a por culo.

Canelita y Julio eran como una pareja no declarada, algo así como "amantes habituales" pero más por costumbre y necesidad que por amor. Eran vecinos, y como conté la vez pasada, El Canelita comenzó a follar al Julio desde que éste cumplió la mayoría de edad. Para Julio, tener a El Canelita cerca era garantía de un tío mayor que le podía pagar y acompañar a las saunas, aunque desde luego, en las primeras ocasiones Julio no compartía su culete con más nadie. Pero Julio descubrió lo inevitable: el maravilloso mundo del sexo compartido: a dos, tres, cuatro y más tíos jugando con ellos, revolcándose con ellos, chupando las vergas de todos ellos mientras todos buscaban su boca o culete, debo recordaros que Julio es pasivo, y solo le gusta que le toquen la polla cuando ha decidido correrse.

Por su parte, Canelita no podía darse el lujo de visitar saunas o clubes de sexo con frecuencia, primero porque estaba casado y sobre todo, porque vivía cerca de su trabajo y cualquier cambio de rutina la esposa podría sospechar. No es como en mi caso, que Montse sabe que tengo un horario que cambia durante la semana y a veces debo hacer reuniones a altas horas de la noche porque es la hora que pueden los empresarios de otras partes del mundo. Esas reuniones las hago una o dos veces al año, pero cuando necesito escaparme de puteo y Montse ha decidido pasar la noche en casa, pues esa excusa me ha servido.

El Canelita tiene la fortuna que dos o tres veces por año su esposa se va para Estados Unidos o Las Canarias y es justo allí cuando aprovecha para follar al Julio todas las veces que puede. Y aquí estábamos los tres, encerrados en en apartado disfrutando del sexo.

Estaba en estas cavilaciones cuando Canelita avisó que se iba a correr y sacó su pequeña polla y se corrió sobre la espalda de Julio quien al sentir la leche caliente gemía de placer unas 'Mmmmm' largas sin sacar mi polla de su boca. El Canelita me preguntó si no quería follar a Julio, pero le dije que no, que estaba por correrme y que me apetecía llenar el rostro de Julio con mi lefa, ¡claro, si Julio no se molestaba! Y comenzó Julio ha realizar unos sonidos como diciendo '¡Claro! ¡Por favor, no faltaba más! Y como en estas cosas de sexo el idioma y los códigos son casi siempre muy claros, le saqué la polla y me hice una paja a media caña rociando su cándido rostro de leche caliente.

Nos acostamos entonces, como una pareja-trío, Julio en el centro se dejaba acariciar por El Canelita y por mí. Estuvimos así un largo rato, acariciando nuestros vientres, cojones y pezones y conversando de cualquier cosa. De pronto, Julio se levantó y dijo que iba a ducharse. Allí descubrí que entre El Canelita y yo no había química, toda la combustión la colocaba el Julio como buen pasivo receptor.

Nos fuimos a duchar también, yo me fui al bar y no volví a ver a los chico el resto de la tarde.

Me tocaría hacer unas rondas de putivueltas.

2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Pim, pam... pues buen un polvo.
    Seguro que en alguna de esas putivueltas pusiste la guinda a la tarde.
    Suele pasar en estos encuentros a más de uno, que existe un catalizador que conecta a todos. Desaparece este, y todo se esfuma.

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