Haber perdido “la virginidad” de glory hole, me cambió la perspectiva. Y si bien lamenté no haber tenido esta experiencia desde joven, pues nunca es tarde cuando uno ama lo que mama. Luego de esta experiencia, con propiedad y fundamento puedo decir que todos deberíamos tener uno en casa. Independientemente de si se conoce o no a quien se mama, la experiencia de concentrar el placer en polla o boca usando una pared de por medio, despersonaliza al sujeto y se convierte en concentración absoluta de placer.
De hecho, había leído que en los glory solo disfrutaba el activo, dejando al pasivo en un papel secundario y nada más. Después de haber vivido semejante actividad, en donde hay que desplegar estrategias de mamadas, comprendí que las personas que digan semejante barbaridad no han tenido experiencias en glories. El goce del paladar tiene su punto de morbo y es una necesidad que hay que satisfacer. Se besa, lame, mama y chupa porque debe haber alguna hormona que activa este proceso, pero que también es necesario de satisfacer. Saborear un buen cipote, venoso, con glande grande y que la experiencia sea completamente anónima, es una de las mejores cosas que uno puede sentir y disfrutar en el ritual del glory.
Considero que es un momento de intimidad: la polla y tu boca, tu boca (y manos y culo) y la polla. Es un diálogo directo con esa criatura que necesita ser acicalada, llenada de mismos y que, en la mayoría de las veces, quiere y desea ser saciada. Que la leche salga todo. No he revisado muy bien la historia de los glory holes, pero yo creo que los griegos y los romanos, quienes disfrutaban del sexo a granel, sobre todo por el nivel de morbo, debieron tener espacios de glory holes. Aunque el sexo en esa época se vivía con más desparpajo. Por ejemplo, en la Grecia helenística o durante el Imperio Romano si hacías una fiesta, pues de seguro terminaba en orgía.
Durante la jornada que os narro, no volví a los holes, pero sí hubo varias actividades de homoputeo que terminaron muy bien, desde luego, yo siempre de pasivo, aunque también recibí algunas mamadas. En las próximas entregas os iré contando de esta jornada, porque hubo de todo: mamadas folladas con tíos guapos y no tan guapos, con vejetes y jóvenes. Ese día, había algo especial en el ambiente que permitía el putofluir o el fluido de putos. Los glory holes habían sido maravillosos. ¡!qué vivencia tan maravillosa! Si sois viciosillos y os gusta mamar, los glory holes tenéis que probar.
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