Como os había
contado, don Miguel sacó la polla del moreno Rafa y jugaba con ella, la
chupaba con o sin dientes, pajeaba, lamía cojones, pasaba lengua y dedos por glande y uretra. Rafa tan solo estaba ahí, se dejaba hacer, estaba ido, era un cuerpo con una jugosa polla.
Por mi lado, don
Rubén me había quitado los pantalones y estaba, al igual que su follamigo mama que
mama, con la diferencia que don Rubén distribuyó mamadas de polla con
lamidas de culo y... ¡sin pedir permiso se untó el dedo de
lubricante y lo metió en mi culo! ¡Vejetes pervertidos que se les ocurre la idea de organizar juegos sexuales con tíos más jóvenes! ¡Ojalá cuando yo sea viejo haga estas cosas! Tuve curiosidad de sentir, luego, pase a la preocupación. La escena era de peliporno, estaba excitado y mis miedos radicaban ahora en que me corriese pronto;
ya en aquel entonces conocía mi polla: si me corría tardaría unos treinta
minutos en recuperar fuerzas y la noche prometía.
No recuerdo cómo, el paso del tiempo es inexorable con la memoria, solo sé que de
pronto éramos cuatro tíos de pie, en medio de la sala, magreándonos mutuamente. Pude
catar las tres pollas: mi favorita en textura, fuerza y virilidad era la de
Rafa, buen sabor, buen color, polla digna de ser modelo de dildos. La polla de
don Miguel era de tamaño normal, pero firme, un tanto lechosa y a su manera
apetitosa, dura para un señor de su edad. La polla de don Rubén ¡era la primera
vez que la probaba y contemplaba! Era gruesa, siempre morcilla, nunca estuvo erecta,
a pesar que pajeé y mamé con templanza.
Hubo muchas
puticaricias, pero después de todo fui el centro de la follada. ¡Bendito sea el Señor por semejante placer y deleite! Me colocaron patitas al aire, culo lubricado. El primero en follarme fue Rafa. Como os
comentaba, yo estaba con el corazón en la garganta de los nervios, emocionado y excitado. Había tenido la oportunidad de estar en otras orgías en la
sala X, pero esta era la primera vez que follaba con buena luz, a la vista de todos ¡Y cómo mola! La polla de Rafa costó que entrara, una vez dentro fue placer puro, el tío, quien nunca hizo contacto visual
con nadie follaba con suavidad, medía cada centrímetro dentro de mí, lo exploraba
con su polla para que yo tuviese confianza para cuando entrase con fuerza.
Don Rubén se puso en cuatro patitas a mi lado y me comía la boca. Rafa salió de
mi ojete, se cambió la goma —chico higiénico— y se puso una nueva para follar a
don Rubén. Yo seguía con patitas al aire y don Miguel vino a por mi ojete. Su
polla entró sin problemas. Al rato Rafa vuelve a follarme y en ese interín don
Miguel se folla al Rafa, mientras tanto, don Rubén me daba su polla en mi boca
que si bien estaba siempre morcillona en medio de tanto sudor y lubri era
placentero poder mamar. ¡Una divertida orgía!
En los tríos hay una serie de características: yo, como pasivo absoluto tenía que disfrutar y facilitar que el tío del medio, Rafa como activo-pasivo tuviese su
espacio para follar con calma. Difícil, a mi parecer, lo tiene el activo absoluto, quien
debe colocarse a una distancia en la que pueda follar al tío del medio y que a
la vez le otorgue movilidad para que tenga ritmo.
¡Me corrí sin tocarme! ¡Era la segunda o
tercera vez en mi vida que sucedía y lo disfruté! Los otros siguieron con su dale
que te pego. No recuerdo mucho más. Me di una ducha y decidí regresar a casa. Cuando salí
del baño Rafa y don Miguel estaban descansando, abrazados. Don Miguel lo besaba
y lo acariciaba por todas partes, el moreno permanecía indiferente, dejándose
hacer. Don Rubén estaba en bolas haciendo café negro, se indignó cuando le dije
que me iba. Me dijo que el búho tardaría casi dos horas en pasar y que moriría de frío, era invierno, 2:33 AM, temperatura de -10° C, vientos de 72 Kms/h., que
me quedara, ¡joder! Charlamos un rato, luego me acosté en la habitación con don
Rubén quien me desvistió, me pidió mamar, luego lo follé sobre la cama a
cuatro patas.
Dormí profundo.
En la mañana me
despertó otra mamada del vejete, lo volví a follar.
Desayunamos solos
los dos viejos y yo. Allí descubrí que el Rafa era un chapero que don Miguel frecuentaba
y que lo llevaba al Cooper con frecuencia.
¿Dónde estarán don
Miguel y don Rubén? Según mis cálculos deberían estar por los noventa años.
¿Habrán muerto en esta ola pandémica? ¿El Rafa seguirá de chapero?
Cosas que uno
recuerda en medio de la pandemia.
Recuerdos de cuando me reventaban el culo.
Esta claro que te lo pasaste genial, bribón.
ResponderEliminarE hiciste que los demás disfrutaran tmb, eso es lo mejor disfrutar y hacer disfrutar.
Un abrazo, Andrew.
Hotdardo ��
Gracias Hot. Soy Andrew. No puedo escribir con mi usuario.
EliminarAbrazos
Aca estamos esperando que se acabe esta puta cuarentena para poder pasarla bien también. Saludos
ResponderEliminarGracias por 3escribir. Sí, ojalá salgamos de la pandemia.
EliminarAndrew
Una noche más que bien aprovechada.
ResponderEliminarMe encantan las orgías, las que pasan del trío. No sé porque será.
En el confinamiento se ha tenido mucho tiempo para recordar cosas de mucho tiempo atrás y de la gente que pasó por tu vida, dejando huella o no, y de la que nunca más se supo.
Gracias por escribir.
EliminarEn efecto, el encierro ha permitido meditar, escribir y follar, aunque sea con la Montse.
Saludos