Ir a la
Argentina y no encontrarme con Federico era impensable. Si leéis mis
escritos os daréis cuenta que Fede es un argentino, follamigo o putinovio en la distancia que conocí a finales de los años noventa. Os resumo: es
un tío casado (hétero) con dos hijos, lleva una intensa vida gay y cuando viene a Madrid nos encontrábamos para follar, visitar museos, follar, irnos de bares
y follar. Con Federico visité por primera vez saunas y bares de cerdeo. Con él
aprendí que el sexo compartido es el mejor. Él es veinte años mayor
que yo, por lo tanto, yo tendría unos 22 años cuando lo conocí y él era un
señor muy guapo de 42. Hoy en día yo tengo 45 y el Fede 65.
Le aviso al Fede que voy a Buenos Aires. Se alegra e insiste en que me
quede en un piso que él usa como estudio, la llave la tienen solo su esposa y él,
pero su mujer nunca ha ido en quince años. Quedo alagado pero el hotel lo paga
la empresa y debo por lo menos hacer check in de lo contrario, se arma la de Dios.
Quedamos en vernos en
su estudio: un piso en la Avenida Libertador frente a los Bosques de Palermo.
Sé que voy a follar a lo bestia. Al abrir la puerta me
encuentro a un Federico envejecido pero guapo, algo de panza, nada
grave. Morreo y morreo. Nos tocamos los paquetes. El Fede me desnuda y en la
sala me pone en cuatro patitas, lame mi culo, unta mi ano con lubri, goma
y pa'dentro. ¡Cómo en los viejos tiempos! El tío pide que ponga patitas hacia arriba. Me folla, me pajeo y mantenemos contacto visual. Siempre
le ha ido bien el vicio y el morbo. Se corre dentro de mí. Le digo que si
quiere que me corra y me dice que no, que quiere que lo folle, pero antes
hidratación: agua, cerveza, ducha de agua caliente. Todo en bolas. Nos
comemos las bocas como dos recién casados que no se habían visto en años. En
realidad tenía dos años sin verlo, pero igual una compañía sexual como la de
Federico se echa de menos. Lo interesante de la relación es que después de
follar siempre conversamos. Hablamos de la familia, de sus hijos, de su mujer, del
trabajo, de las cosas que hay que ver y comer, de los últimos amantes. Allí me
habló de un tal Camilo, un chico uruguayo que es mi equivalente en Buenos Aires
y que lo visita unas seis veces por año para follar, un chico de 20 años.
Me doy cuenta de las edades y le propongo a Federico que lo invite, que hagamos
un ménage a tróis. Me dice que lo intentará, que el crío es
tímido. Le recuerdo que yo era así hasta que él me puteó en las saunas, me
prostituyó ¡y sin cobrar un centavo! Nos reímos. Me besa y viene el clásico “¡Fóllame!”.
Nos
vamos a una habitación que tiene una cama para una persona pero es alta, se puede follar
cómodamente de pie, no hay duda, Fede pensó en eso cuando instaló la
cama. Se pone boca arriba, piernas bien abiertas, culo en ofrenda
lubricado por él y después más por mí. Lo penetro con lentitud. Me pide que no
meta la polla completa, apenas un poquito más de la mitad. Me produce placer y veo que a él
también, en medio de la follada comenzamos charlar. Hablamos de todo, yo lo follo con lentitud. Hablamos de su salud, de la mía, ahora estamos
acostados pero yo lo sigo follando por detrás. Hacemos silencio mientras yo
estoy en plan mete-saca y el se pajea y de vez en cuando habla de mi “rica
pija, ¡qué linda pija!”. Es gracioso lo que hace la confianza: estamos en plan
folla que folla pero conversamos de otras cosas y la excitación se mantiene, no
baja, es agradable. Le digo que me voy a correr y me pide leche para su boca. Cambio de posiciones ahora él boca arriba, se pajea mientras le doy mi lefa en su boca.
Otra ducha, más
conversación. La vista de los Bosques de Palermo es hermosa. Me pide que pase
la noche en su piso que él vendrá mañana temprano. Yo no tengo problemas, le digo
que me apetece caminar pese al frío. Me lo prohíbe, dice que esto no es Madrid
y que los Bosques de noche están llenos de ladrones y asaltantes. Hay travestis
y putas pero también sus chulos. En fin, igual hay que descansar.
Él dormirá en
casa con su mujer pero al día siguiente regresaba.
Yo dormí tranquilo.
Al día siguiente llegó Federico, me encontró tomando café. Exigió cama. Me
dijo que le apetecía que le diera a por culo, graciosa manera de comenzar el día.
Pasamos la mañana entre
folladas, mamadas y conversa.
Fede llamó a Camilo, pero el crío decía no tener tiempo; sin embargo, escuché la conversación y el tono del
crío era que no le apetecía follar con extraños, tú te lo pierdes, pensé. A
Federico le hacía ilusión que yo lo follase mientras él se la chupaba al
Camilo. En algún momento hablamos de la movida gay y de crusing en Buenos Aires
y Federico desde que descubrió las Apps ha decidido que esa es la mejor manera,
además cuenta con la privacidad de su estudio en el que mete a cualquiera. ¡Qué
zorra!, le dije. Sin embargo, Fede quedó en que fuéramos a la sauna
Homosapiens.
Cosa que hicimos y que ya os conté.
(Buenos Aires, agosto de 2018)
Que genial viaje!, y que gozada de tio
ResponderEliminar¡sí! ¡Flipeé en colores!
EliminarNi que lo digas. Además, el Fede es de lo más abierto, folla con quien sea. El único requisito es limpieza y educación, dentro de esos límites, todo lo guarro que se pueda ser con consentimiento mutuo.
ResponderEliminar¡Gracias por escribir!
Me encanta tanta naturalidad ! :-)
ResponderEliminarEl Fede es así. Además es lector de este blog, le he dicho que escriba algo conocer un poco de la otra parte pero no se anima. Eso sí, no le des oportunidad de puteo porque no la pierde (jejejeje).
EliminarGracias por escribir