jueves, 3 de diciembre de 2020

Chorizo argentino



Sauna Homosapiens Buenos Aires, Argentina (4° visita) - Puteando en América

Se hizo largo mi estancia en Buenos Aires, uno de los clientes tuvo problemas de salud y lo obligaron a coger reposo absoluto por tres semanas, era una figura clave a nivel de negocios. Eso significaba reorganizar la agenda internacional y fueron 72 horas sin dormir entre llamadas a España y la agencia de viajes en Argentina (siete horas de diferencia en verano), quedé exhausto. Cuando todo se solucionó dormí dos días en el hotel. Al tercer día resucité, decidí pasear a la sauna Homosapiens. El éxito de por lo menos una mamada estaba asegurado, yo iba en plan relax y tal, pasar el rato, sin expectativas de ningún tipo.

Voy sábado de invierno, sobre las 13 hrs. Hay algo de movimiento. Decido ir a la zona de apartados en el segundo piso, algunos  estaban cerrados porque hay tíos tímidos. Hay uno abierto, precisamente en el que entra más luz. Entro y me acuesto boca arriba, en bolas, me pongo la toalla en la cara. En menos de unos quince minutos tres tíos han entrado, me magrean cuerpo y polla pero nada más. Se marchan como entraron. En algún momento me dormí. Al rato me despierto sobresaltado, un tío ha entrado y ha comenzado un masaje suave de cuerpo, dice con acento argentino que me tranquilice, que él viene a darme un masaje, nada más. Escucho que cierra la puerta, coloca la toalla a un lado, lo miro: es un osete de unos 55 – 60 años, calvo, mirada de vicio. Me dejo hacer. El tío me hace el masaje boca arriba, me relajo. Mamada, luego caricias, después lo follo. El tío tenía un culo prieto, pero con la polla adentro se dejaba hacer. Jadeaba como una perra y comenzó con las clásicas frases de “rico, papito, ¿te gusta papi? Yo soy tu perra. ¡Rompéme la rajita papi! ¡Rico!”. Esas expresiones siempre o me cortan el rollo o me dan risa, pasó esto ultimo, le dí caña y me corrí. Él dijo que se corrió mientras me lo follaba. La pasamos bien.

Me doy una ducha. Doy una putivuelta. Hoy era tarde de tíos mayorcetes. En una de las zonas de descanso cerca de los casilleros me pongo a conversar con un vejete de unos 55 años, nos vamos a por morreos allí, frente a todo el mundo, todo es lengua y lengua. El vejete besaba muy bien. Pide que lo folle, pero le digo que ya me corrí, que necesito más tiempo, al menos que él quiera comer mi polla. No come pollas, me dice. Prefiere besos y ser follado. Nos despedimos de manera amistosa.

Voy al bar. Como un sándwich, tomo cerveza. Leo el periódico y voy a por una siesta. La antesala con televisor que esta justo antes del cine está vacía. Decido acostarme en uno de los sofás y ver series como CSI o Law & Order con traducción a español latino. Mola. Me quedo dormido en el sofá. Todo bien. Nadie me molestó, nadie cambió el canal.

Al despertar doy una putivuelta por el cine. Como siempre mucha acción: mamadas y folladas. Me acuesto en uno de los sofás cerca de la pantalla, me quedo en bolas pero más en plan descanso que puteo (😋). No han pasado cinco minutos cuando se abalanzan sobre mí dos viejos bribones: uno me da su polla para que se la coma, el otro se arrodilla para comer la mía. La primera polla que me llevé a la boca era gruesa y apenas me cabía en la boca, el tío me dice con morbo que si me gustaba su polla que probara la de su compañero. Intercambian lugares, ahora en mi boca está la polla del que estaba arrodillado. Efectivamente, polla más grande aún, buen sabor y textura. Apenas cabía en mi boca pero la estaba degustando. Estuvimos en este plan de intercambiarse ellos y yo ahí, me dejaba hacer.

Se suma un cuarto tío, otro vejete pero este entre los 68 y 70 años. Muy morboso el vejete se dedica a lamer mi culo, llegó un momento en que controlaba todas mis partes nobles y a cada rato decía: “¡Qué rajita! ¡Me gusta tu rajita!”. Yo estaba muy entretenido con manos y boca porque los otros dos vejetes había decidido darme sus pollas mientras ellos se magreaban y besaban allá arriba. De pronto los dos vejetes decidieron buscar más putiaventuras y el que estaba comiendo mi “rajita” se fue detrás de ellos y yo me quedé con las ganas de mamar, con mi polla erecta y el culo relubricado. En el sofá de al lado un tío de unos 40 años estaba viendo el espectáculo, se estaba masturbando y me invita a que le coma la polla. Me lanzo de cabeza sin medir consecuencias. La polla es mucho más modesta que la de los otros tíos pero perfecta para mi culete. Le pregunto, con todo el respeto del mundo, si me quiere follar. El tío accede. Le pongo goma y lubri y me siento sobre él ¡qué dicha! ¡En verdad os digo, nada como una follada de culo después de una buena lamida de culo! Soy yo el encargado de dar placer y doy saltitos de gusto. Mi polla está erecta y un oso de unos 22 años se arrodilla frente a mi y me da una buena mamada.

No aguanto, el osete pide que mi lefa en su boca. Lo hago. Mi culo se comprime y siento que el tío que me folla también se corre. En un momento se sincroniza mis contracciones anales con su eyaculación. El placer carnal se transforma en amor puro. Por segundos, siento que puedo vivir así con esa polla en mi culo el resto de mis días. Luego de la meseta orgásmica nos intercambiamos besos los tres: el osete, el tío que me folló y yo. La pasamos bien. A nuestro alrededor varios vejetes miraban. Mucho vicio a nuestro alrededor.

Subo a por una ducha. Me cambio. Salgo a la calle a buscar qué cenar.

El chorizo argentino me ha venido muy bien.

(Buenos Aires, agosto de 2018)


4 comentarios:

  1. Eso es disfrutar,está claro!
    Hotdardo ��

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    1. ¡Ni te lo cuento! ¡El par de vejetes bribones los tengo en la categoría de "pollas memorables".

      Gracias por escribir

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  2. Nada como resucitar en el putiparaíso de la Sauna Homosapiens.
    Ibas sin expectivas, que es la mejor manera de ir a los sitios, pero sabias que, de alguna manera, saldrías satisfecho. ¿A que no me equivoco? ;-)

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    1. jejejejej

      sí, en la Homosapiens se montan unas orgías de padre y señor mío. Aunque debo reconocer que no siempre termino ahí metido. Lo que queda claro es que siempre uno se encuentra con alguna boca caritativa o algún culete tímido que necesita atención personalizada en la oscuridad.

      ¡Gracias por escribir!

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