miércoles, 28 de junio de 2023

¡Ven, que te la chupo! (Octopus parte 5)




La velada en la Octopus estaba resultando mejor de lo esperado. Considerando que las primeras escaramuzas fueron fortuitas y de aquel oso de 40 que no paraba de hablar, la sesión con los osos de la piscina prometía, cosa que os cuento a continuación. 

Encerrados en la cabina el oso mayor me dice: “¡Chúpasela! Yo me hago una paja mientras os veo”.  Yo, superputa, servil y obediente. ¡Vamos, que uno tiene educación! Entonces me dediqué a saborear, comer y ofrecer mimos a la polla del tío de 45. No solo eso, sino que el tío de 45 me ofreció su culo. Primero, sin olvidar que había una polla que atender, le metí el dedo en el culo. Al percatarme que todo olía bien, tocó lamer un rato el culo. Mi boca estuvo entre lamida de culo y comida de polla. Estuvimos en eso hasta que el tío de 45 se levanta y va directo a donde estaba el oso vejete, quien estaba plácidamente echado en el piso, matándose con una paja a lo que el oso de 45 no aguantó, se fue a estamparle un beso mientras se sentaba sobre el oso vejete. El oso de 45 manipuló la verga del oso vejete y estuvo fantástico. ¡Era todo un golden button! [Expresión que leí por ahí que hace referencia a toda aquella persona que hace maravillas con su culo para deleite de los demás]. 


¡El culo se movía hacia todos lados y daba placer al tío vejete! 

 

Yo me hacía una paja, pero trataba de controlarme, no me quería correr, pero tampoco me quería enfriar. Allí comprendí que los osos en cuestión tenían que ser pareja y que quizás les gustaba armar un trío de cuando en vez. Se daban placer entre ellos. Hasta que el tío que estaba siendo follado ve que yo estoy solo en medio de una paja y dice: “¡Ven, que te la chupo!” ¡Otro título para un post, pensé! 


No sé cómo se dio, pero entre pajas y mamadas terminamos en posición trencito: el oso vejete completamente pasivo, el oso joven dando caña al vejete y yo follando al joven. Lo interesante es que toda la acción la dirigía el osete joven. Nos decía: ¿Estáis bien? Me decía a mí: ¡Más atrás macho! En realidad, no estaba fácil. El osete del medio quería controlar los movimientos de todos, pero no hallábamos la sincronía y armonía que se requieren en estos casos. El que estaba feliz era el oso vejete, que recibía indistintamente las envestidas del oso joven e indirectamente las mías. En algunos momentos hubo más armonía y la follada fluyó hasta que el oso joven grita que se va a correr. Nos separamos y nos corrimos sobre la cara del oso vejete. El oso joven y yo nos corrimos con abundante leche. El osete mayor se corrió sobre sí mismo con una cantidad que yo diría sustanciosa 


Estuvimos magreándonos un rato y recuperando fuerzas. Les pregunté si eran pareja y me dijeron que no, que se habían visto-mamado-follado allí mismo. ¡Cuánta espontaneidad en el puteo!

  

Dios premia la constancia, pensé. 


(Continuará) 




2 comentarios:

  1. Continuará? Que bien !!! Si, la constancia y cierta actitud propia pro-morbo acaba teniendo su recompensa. Doy fe .

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    1. En efecto, Dios premia a la constancia. Es cuestión de dejarse llevar y de no esperar nada, que si llega ¡mucho mejor!

      Gracias por escribir.

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