miércoles, 6 de diciembre de 2023

Putipaseos 2 de 2

  




Casi eran las tres de la mañana cuando llegamos al Templo de Debod. Está clavado en el Parque del Oeste, justo en la zona de la Montaña. Está entre la calle Pintor Rosales y una carretera circular que rodea el propio Templo, esa que se llama Profesor Martín Almagro Bach, que básicamente sirve de parking en su mayoría. Por lo céntrico del sitio, la peña viene tanto en coche, a pie e incluso en bici. Cuando joven, yo venía a pie. Ahora tuve que dejar el coche en la Almagro Bach.  


El Templo, como zona de cruising es grande. Hay varios claros para lo suyo, que arrancan cuando cae el sol y terminan cuando sale la luz. El primer punto en la calle Almagro Bach, donde hay unas escaleras chiquititas que te llevan a la C/ Irún, que prácticamente roza Príncipe Pío. Ahí, más o menos a la medianoche, hay chavales, probablemente chaperos, pero de todo hay, liándola a gusto aprovechando los arbustos y árboles en ese pequeño montecito. Pasamos por allí y en efecto, Fede conversó con dos chavales que iban en plan chapero, que los podíamos follar y tal, pero me dieron mala vibra. Le dije al Fede que fuéramos a otro lugar.  


Un poco más adelante, empieza el Parque de la Montaña, con un chiringuito o templete de música. En la parte de atrás, donde estaba el Asador Restaurante termina la calle y se encuentre otra vez con Pintor Rosales, es donde la cosa se pone más movida. Allí sí que había peña. Nos liamos con otro chaval, al que le dijimos que no queríamos chapero y el tío dijo que él estaba allí por placer. Buscamos un sitio medio privado en la zona más llena de árboles frente a la Pintor Rosales.

 

El chaval fue putoesclavo. Nos comió la polla a Fede y a . Fede y yo nos dedicamos a besarnos, aunque yo estaba pendiente. No fuera que el chaval fuera un señuelo y luego se acercaran otros chavales y nos robaran. Nunca me han robado o golpeado en zonas de cruising, pero siempre puede existir una primera vez. El Fede se quiere follar al crío, éste accede y mientras el Fede le va trabajando el culo con goma y saliva (habíamos dejado el lubri en el coche), yo me dedique a darle de mamar al crío. Estuvimos en ese rollo un buen rato. El Fede se corrió dentro del crío y yo me corrí con una paja. El crío no dejó que le echara lefa en el rostro, pero después de correrme me obsequió una mamada angelical. Me terminó de exprimir los huevos y el capullo.  


Nos despedimos. El chaval nos da un papel con su número de teléfono. Que lo llamemos y quedemos los tres. Eso sí, la próxima vez nos cobrará 120 euros a cada uno por una sesión de esta. Fede y yo nos miramos, le agradecimos y nos fuimos. 

Al llegar cerca del coche, el Fede bota el papel.  

Le digo que lo llevo a su casa. “¿Está loco?”, me dice. “¡Aún no me has follao!”. 

 

Rumbo al hotel de costumbre. 
 
(Fin de esta crónica) 




2 comentarios:

  1. Me puesto a leer tu entrada con el google maps en 3D al lado, jeje... asi sabia por donde ibais. Hicisteis bien, nunca hay que bajar la guardia en zonas aisladas y/u oscuras. Las carteras vuelan...
    Que caro el chaval, no? Bueno, la verdad es que no tengo ni idea de lo que se cobra.

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    1. ¡Hola compi! ¡Qué tal! Me alegra que hayas seguido la entrada con el Google Maps en 3D, todo un maestro del espionaje urbano, ¿eh? Jaja. Sí, sí, hay que andarse con ojo por estos lares, que aquí las carteras tienen alas y vuelan más que las gaviotas en la playa.

      Respecto al precio del chaval, pues sí, la vida está cara por aquí. Pero ya sabes cómo va esto, la pela es la pela. Y sobre lo que se cobra, ¡ni idea tampoco! Un misterio más grande que el origen del cocido madrileño.

      Bueno, gracias por echar un ojo y compartir esas reflexiones tan auténticas. Que este 2024 te traiga todo lo bueno, compi. ¡Un abrazo bien castizo! 🎉

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